6. Cinta aislante

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Se despertó abruptamente y suspiró frustrado antes de coger la almohada y colocarla sobre su cabeza.

Putas pesadillas.

Estiró la mano y tomó el móvil, luego sacó la cabeza y miró la hora.

Cinco de la mañana.

¿Algún día dejaría de despertarse antes del amanecer?

Realmente esperaba que si, las pesadillas tenían que desaparecer tarde o temprano.

Bostezó largamente y se puso en pie. Saldría a correr para distraerse y así se ejercitaba un poco. Encendió la luz y vio como Dan dormía profundamente al otro lado de su habitación en un saco de dormir extra grande, su amigo molesto por la luz murmuró algo incomprensible antes de esconder su cabeza bajo una almohada que había traído de su casa.

Lo ignoró y sacó unos pantalones negros de deporte y una camiseta negra de Guns N' Roses de su armario. Se cambió de ropa rápidamente y se dirigió a la puerta pero antes tuvo una idea malvada, lentamente se acercó a Dan y le dio un golpecito en el costado para asegurarse de que seguía durmiendo, al ver que Dan no se despertaba se puso en cuclillas.

—¿Esa es Sonia besando a Will? ―murmuró divertido.

—No, otra vez no... ―protestó Dan mientras daba puñetazos al aire.

Se rio y salió de la habitación después de apagar la luz, escuchó a Dan murmurar unas cuantas amenazas más hacia Will pero continuó caminando hacia la habitación de Ann.

No creía que Kyle estuviese de nuevo o que ella se hubiera fugado pero era mejor comprobarlo. Abrió la puerta lentamente y encontró la cama vacía, frunció el ceño y examinó la habitación, por suerte encontró a su hermana durmiendo en el diván mientras Dafne dormía en el suelo rodeada de folios.

Sonrió con ternura y negó con la cabeza.

Le causaba mucha gracia el empeño que estaban poniendo en buscarle una novia que estaba claro que no necesitaba. Pero todo fuera por mantener a su hermana lejos de las garras de Kyle.

Con cuidado de no ser descubierto entró en el dormitorio y tapó a Dafne con una manta que sacó del armario; y a Ann con su edredón. Casi le daba pena que trabajaran tan duro para nada. Casi.

Abandonó su casa y se dio cuenta de que el sol apenas estaba saliendo. Comenzó a estirar dispuesto a correr un par de kilómetros por el Parque Lorca cuando unos gritos y ruidos llamaron su atención.

Caminó hacia el ruido y encontró a Triz con el capó de su coche abierto golpeando con una llave inglesa algo del interior.

—¿Se puede saber qué haces? ―preguntó acercándose a ella; Triz al no esperarlo se asustó y lanzó la llave inglesa contra él, por suerte la esquivo y la llave golpeó un árbol con fuerza.

—¡Joder, Matt! Que susto me has dado ―se quejó Triz volteando de nuevo hacia el coche.

—Son las cinco de la mañana, ¿qué haces? ―curioseó acercándose al coche para examinar el motor, bueno, lo que podía ver del motor, al parecer Triz creía que todos los problemas relacionados con su coche podían arreglarse con cinta aislante―. A parte de envolver tu coche con cinta aislante.

—Ja, ja ―dijo Triz con sarcasmo―. ¿Por qué no haces algo útil y pruebas a ver si ya arranca?

Enarcó una ceja pero obedeció.

¿El mejor sabor de helado? Tú (TQST Libro #3)©  [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora