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Después de lo de la recepción, cuando llegaron al dormitorio, Jinyoung entró al baño de nuevo sin decir ninguna palabra y Jimin aprovechó para bajar e ir al estacionamiento de la residencia para tomar sus cosas.

Una vez que se volvieron a ver las caras, la situación fue incomoda, sin embargo, Jimin tuvo la idea de llevarla a almorzar y así conocerla mejor. Y que ella lo conociera a él. Jinyoung aceptó por el hecho de que serían roomies seguramente toda la universidad y no quería llevarse mal con él y tampoco dar una mala impresión. Tanto él como ella querían llevar la fiesta en paz.

Tal vez fue porque eran dos personas totalmente distintas o que simplemente hubo una conexión, pero ambos lograron llevarse muy bien, a pesar de la incomoda situación de esa mañana. Jimin se dio cuenta que bajo aquella mascarilla, estaba un rostro lindo. Jinyoung no era guapa, tampoco sexy, era bonita. También sencilla y con buen sentido del humor. No omitiendo su temperamento poco tolerante. Hablaba de temas interesantes y sabía que decir en todo momento. Había aplicado en la misma carrera que él y eso les había dado un tema del cual hablar por horas; Jinyoung se sintió como una madre desde la primera charla que empezaron. A pesar de aquel rostro masculino y atractivo, cuerpo bien ejercitado y buenas tácticas para llevar a una chica a la cama, Jimin era un completo chiquillo. Reía por todo, sonreía por todo. Sacaba temas muy random y sus mismas expresiones eran las de un bebito. Pero también, era un chico profundo y con las cosas claras. Y sobretodo, apasionado.

Luego de aquella agradable merienda, volvieron a su nueva casa, escogieron la habitación de cada uno y empezaron a desempacar y decorar el resto del departamento.

— En toda casa hay reglas— Jinyoung miró a Jimin.—. Hora de poner las nuestras.

— La verdad yo no tengo ningún inconveniente con nada.— Se encogió de hombros.— Tú eres la indicada para hacer eso.

— De acuerdo.— Se tiró sobre el sofá de la sala.— Regla uno: cada quien es responsable de su habitación y sus cosas. Regla dos: si traes amigos, eres el encargado. Regla tres: nada de sexo en la sala u otro lugar que no sea tu pieza. Fuera de eso, todo está bien por mí.

— ¿Nada de sexo en la sala? ¿Qué?— Jimin rió antes de tomar de su botella de agua.

— Jimin, la gente no necesita conocerte para saber que follas por lo menos una vez a la semana.

El chico sintió la mirada acusadora-burlona de su compañera desde el sofá. Lo tenía. Cerró la botella y la dejó sobre la mesada, asintiendo y mirándola con una sonrisa orgullosa.

— ¿Y qué tiene de malo hacerlo en la sala? Eso es... Algo uhm...

— No me voy a sentar en el mismo lugar donde se la metiste a alguien, eso es todo.

— Oh por Dios.— Se cubrió la cara, ocultando su divertida sonrisa.— De todas maneras no tienes por qué preocuparte.— Se acercó a ella, esta vez viéndola.— Jamás traeré a una chica para hacerlo aquí. No voy a faltarle el respeto a nuestro hogar.

Jinyoung sonrió y rió por lo bajo.

— Eso sonó cursi.

— Bueno, prefiero que escuches bobadas cursis a una chica gritando.— Le guiñó el ojo.

— Supongo que gracias.

Jinyoung se puso de pie y recogió su cabello en un moño. Jimin le caía mejor ahora y tenía el presentimiento que serían buenos amigos. Con una típica relación de madre-hijo; la madura y el inmaduro.

Después de aquello, Jimin fue a tomar una ducha y se cambió para una ocasión especial. Saldría con sus amigos.

— Jinyoung— Asomó su cabeza por la puerta.—. Saldré con mis amigos a un bar. No me esperes despierta.

Jinyoung dejó de leer el libro y levantó su vista, viéndolo con la mitad de su cuerpo adentro. Sonrió.

— No iba estar en mis planes hacerlo, pero bueno. Me traes una hamburguesa.

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Yo ya quiero que salga Hyemin tbh ñaksldjsks ahr

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That's Enough ➳ Jimin {Save ME Book #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora