That's Enough ➳ Jimin {Save ME Book #1}

032.

Lo siento, Jini...

Lo siento, Jini...

Lo siento, Jini...

Aquellas tres palabras no salían de la cabeza de Jimin. No podían, retumbaban cada vez más y más fuertes y tormentosas. Jimin se sentía pésimo. Realmente lo lamentaba, sentía que le había fallado inmensamente a Jinyoung. Horas antes de aquello, le había prometido a Jini que no haría nada estúpido y bueno... Él rompió su promesa.

No había cumplido con su palabra.

Aún recordaba cuando le dijo "soy hombre de palabra" y ahora, no era más que un mentiroso. El sentimiento de traición estaba en él.

Para esto ya habían pasado dos días. Dos días en los que no había visto ni hablado con Jini. De hecho con nadie. Tenía dos días de no volver a casa. Luego de haber acabado la fiesta de Hyemin, él se fue sin avisarle a alguien y no volvió. Su mente, aspecto y sentimientos estaban totalmente embrollados. Estaba hecho mierda, en pocas palabras. Alcohol, lágrimas, gritos; todo combinado. Su celular sonaba y sonaba desde el solitario asiento de copiloto, sus ojos rojos miraban a lo lejos mientras el molesto timbre llenaba el auto.

— Jini ya debió haber gastado su plan...— Murmuró en aquel ambiente vacío igual que su voz.

Era seguro que Jinyoung había marcado por lo menos treinta veces en las cuarenta y ocho horas transcurridas. Ninguna había contestado y no marcaría de vuelta, sin embargo, ya que estaba estacionado en el estacionamiento de la residencia, se atrevió a escuchar los buzones de voz.

"Debido a que me dejaste abandonada en sassyland, Hoseok me llevará a casa."

"Estoy aquí desde hace una hora, y ya es tarde, ¿vendrás?"

"Park Jimin, casi amanece y estoy preocupada. No me ignores."

"¡Da una señal de vida, imbécil!

"Sólo pude dormir tres horas, recién me levanto y no estás aquí."

"Es más de medio día y sigues sin aparecer."

"Fantástico, me he acabo los minutos."

"¡Jimin-ah!"

"Si en realidad te fuiste de putas y yo estoy así de preocupada, vas a estar muerto."

"Buenas noches."

"¡Jimin, mierda! ¡Sé que escuchas el teléfono sonar, idiota!"

"Ya es otro día..."

"No me contestas a mí y a nadie, ¡¿qué pasó?!

"He ido con la perra mala y ella tampoco sabe dónde estás. ¿Debería llamar a la policía ya?"

"Realmente espero que estés de putas."

"¿Estás consciente que cuando te vea te voy a golpear, no?"

"Te quiero, Jimin. Y te extraño."

El corazón de Jimin se encogió al escuchar el último. Ella estaba llorando. Había llorado por él. Sus manos tallaron su cara y despeinaron su cabeza repetidamente. El alcohol lo tenía dominado, no tenía sus pensamientos claros. Es hora... Salió del auto y cerró la puerta bruscamente, entró al edificio y pudo sentir la mirada desconcertada del recepcionista, no le importó. Subió corriendo las escaleras y puso la clave de la puerta. La soledad le llegó. Todas luces estaban apagadas, ligeras corrientes de viento entraban por las ventanas jugando con las cortinas, no se escuchaba ni un sólo ruido. Entonces, las pisadas del pequeño Bangji se escucharon a lo lejos del pasillo hasta aparecer por el pasillo. El perrito reaccionó y corrió emocionado a él, se paró en sus dos patas traseras, con las otras dos recargadas en sus piernas y empezó a ladrar.