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Aquel sobre que Jungkook le había dado a Jinyoung, era obviamente una carta.

Jini la había leído más de diez veces y las diez veces había llorado como margarita. Pero también había sonreído y soltado carcajadas con lo que le había escrito Jungkook. Eran sus recuerdos, lo cuán significó su relación para Jungkook, idioteces que solían hacer y más cosas extras.

Pero lo más importante fueron los cinco favores que les pidió Kook al final.

• Se la mejor de tu clase. Eres la jodida dueña del lugar y todos lo saben.

• Fortalece tu amistad con Jiwoo. Ella realmente es un muy buena amiga para ti.

• Diviértete. Sal a fiestas, ve al cine, a cenar... Consíguete un chico. ¡Lo que quiero es que seas la misma chica risueña y feliz, también irónica y sarcástica de la que me enamoré!

• Se feliz. No quiero que te amargues porque me fui. Eres una persona muy fuerte y, sola o acompañada puedes salir adelante así que, no te derrumbes, pisa fuerte y vive la vida feliz.

• Ten en mente, que volveré por ti. Y si un cabrón ya capturó tu corazón, lucharé por él. De nuevo.

Esas palabras, sin duda las tendría en mente. Siempre. Y sobretodo, trataría de cumplir con los cinco favores.

Pero hoy no.

Habían pasado cinco días y por suerte eran vacaciones. Porque sino, tendría que levantarse temprano y asistir a la facultad, y con su humor actual, no era muy bueno ni para ella, ni para los que la rodeaban. Los días que habían pasado habían sido... Cómodos. Estuvo encerrada en su cuarto las 120 horas, antes de encerrarse, había metido comida suficiente, pero igual, no tenía tanto apetito. Y sobre las duchas... Esa era otra historia. Planeaba quedarse así 48 horas más antes de que volviera a la realidad.

Dio un largo bostezo, tanto que su vista se volvió borrosa y le lloraron los ojos. Apretó el agarre de la manta rosada que la cubría y se hizo bolita. Dormiría unas horas más.

Jimin salió del baño mientras secaba su cabello con la toalla. Se quedó viendo más allá del pasillo, se podía ver la alumbrada sala de estar y la puerta principal, adornada con los alegres decorativos que Jini había puesto una vez en forma de broma y ahí se quedaron, también se veía un extremo de la cocina. La luz del sol entraba por la ventanas, incluso aunque las luces no estuvieran encendidas, el lugar estaba iluminado, mas no el aura. Todo se sentía sombrío y silencioso. El castaño soltó un suspiro lleno de tristeza. Cuando tomó el pomo de su puerta, dejó caer su mano al segundo, apretó los labios en un intento de conseguir valor, así como siempre lo hacía al momento de entrar a la habitación de su roomie.

Esta vez no lo dudó mucho.

Se quedó parado en la puerta, observándola. Estaba dormida, echa bolita y acurrucada con una manta rosada que su hermano le había regalado. Dio el primer paso dentro. Por suerte para él y su reciente idea, Jini estaba acostada de un lado, el lado izquierdo estaba totalmente libre. Llegó a la cama con pasos lentos y cuidadosamente, como un gato, se acostó a su lado, dándole la espalda a la pared y viéndola a ella, su rostro. Sonrió al verle las mejillas hinchadas y coloradas, su boca ligeramente levantada y sus cabellos hechos nudos.

Después de un tiempo, increíblemente se sintió cansado y cayó en un profundo sueño.

No sabía cuántas horas o minutos habían pasado. Jimin abrió sus ojos con lentitud, consiguiendo una vista borrosa. Cuando recuperó la claridad, se sobresaltó al encontrarse con Jini, observándolo. Ella no se veía mal, parecía tranquila.

That's Enough ➳ Jimin {Save ME Book #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora