Capítulo 5: ¿Morir o vivir?

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Vida solo hay una, cuando se acaba no la vuelves a recuperar. Pero, ¿qué pasa cuando se acaba? Hay religiones que dicen que después de la vida hay una segunda oportunidad en el ''cielo''. Otras personas opinan que nos reencarnaremos en animales. Incluso he oído decir que el alma se queda en la tierra. Yo opino que todo eso son bobadas, si algo se acaba, se acaba. Vida solo hay una, y hay que saber aprovecharla.

El sonido de unas gotas de lluvia me despertaron. Me encanta que llueva, ese olor a lluvia es genial... Pero no pensé en el olor exactamente, pensé en que mi hermana me dijo que los zombis huían del agua y, por tanto, era el momento de escapar del Sur de España.

- ¡ARRIBAAAA! ¡BUENOS DÍAS CON ENERGÍA POSITIVAAA! -grité en medio del pasillo para que Eli y Alex se despertasen.

- ¿Siempre te levantas con tanta energía? Porque entonces será mejor que tú y yo no durmamos en la misma casa -me dijo Eli mientras abría la puerta.

 - Por supuesto... Estamos vivos, llueve y ayer volví a saborear el sabor del chocolate, ¡estoy feliz!  Bueno, despierta a Alex que iré a abajo a ver si hay algo de desayunar.

 Eli no tardó en bajar, ya estaba vestida. Qué envidia le tenía, siempre había querido tener el aspecto de chica mala que ella aparentaba.

- ¿Y Alex? -dije.

- Está vistiéndose -me contestó.

- Chico listo. Es el momento de irnos de aquí, tenemos que escapar.

- ¿Cómo vamos a escapar? Mejor dicho, ¿a dónde vamos a escapar?

- No sé... Dejémoslo al destino, lo que está claro es que tenemos que movermos y rápido, ayer los zombis rodeaban la casa y saben que estamos aquí.

- ¿Tú estás loca? ¿Acaso sabes lo peligroso que es salir? -me dijo mientras ponía cara de superioridad.

- Hoy no hay problema para salir, ¡está lloviendo a cántaros! Supongo que tiene que haber algún tipo de campamento de protección cerca de aquí como en todas las películas sale...

- Esto no es una película, es la vida real. Además, ni en la radio ni en la tele han hablado de ese ''campamento''.

- Mira yo me voy de aquí, si quieres quedarte adelante. Cogeré un coche y me...

- JAJAJAJA, ¿un coche? ¿Tú? ¿Sabes conducir? JAJAJAJAJA -dijo mientras me cortaba el habla. 

- ¿De qué te ríes? Seguro que no es tan difícil...

- Tienes suerte de que yo me estaba sacando el teórico del carnet de conducir cuando todo esto pasó...

- No voy a depender de ti.

- Oh, ya creo que dependerás de mí.

- Que te calles.

- Imbécil.

- ¡Eh, chicas, chicas, paraos! De buena mañana peleando... -dijo Alex entrando a la cocina.

- ¡Es ella! -gritamos a la vez.

- Dejaros de tonterías. Me parece bien lo que dijo Patri.

- Haremos esto: Lo primero de todo vamos a coger toda la ropa posible y armas que podamos llevar de mi casa. Lo segundo, vamos a salir a buscar un coche, cada uno por una ruta. Y lo tercero, quedaremos en frente de mi casa a las 16:00 para ver quien ha cogido el mejor coche.

- ¡Eh, para para! ¿Separados? ¿No aprendes la lección nunca? ¡Tenemos que ir juntos! -dijo Eli.

- Eli tiene razón...-añadió Alex.

- Já. Haced lo que queráis, yo voy sola.

- Atente a las consecuencias -dijo Eli.

Cada uno cogimos una mochila, metimos varias camisetas y pantalones que nos quedaban bien. Alex y yo cogimos del trastero una hacha y un bate de beisbol.
Eli y Alex salieron los primeros, yo quería despedirme de mi casa, sabía que no la iba  a volver a ver... 

Después de casi media hora tirada en la cama de mis padres decidí salir. Las calles estaban totalmente desiertas, seguía lloviendo y la suerte estaba de mi favor, o eso creía...

El andar por la calle me estaba resultando muy divertido, tanto que me había olvidado de que iba buscando un coche. Iba bailando e incluso cantando bajo la lluvia, el mundo era mío en ese momento. De vez en cuando se apreciaba un rastro de sangre. Los edificios y comercios estaban desgastados. No había indicios de algún ser humano por ahí, excepto yo. 

Ya eran casi las 16:00, el tiempo se me había ido volando. Me recorrí casi media ciudad en busca de algo, que aunque me lo negase, eran mis padres. Quería verlos, lo necesitaba.

Mis piernas se dirigían solas hacia el hospital y yo no les podía decir que no. No tardé mucho en llegar, cuando me quise dar cuenta estaba en la puerta principal del hospital. Había muchas bolsas portacadáveres con personas dentro en el jardín. Hubiera abierto una a una cada bolsa para ver si dentro estaban mis padres pero unos golpes que procedían del interior del hospital me incitaron a entrar. 

Entrar fue muy fácil, lo díficil era respirar ahí dentro. El olor que se te metía al cuerpo daba náuseas. Me dirigí a la sala central, ya que la otra vez que vine allí estaban la mayoría de los pacientes. No pude abrir la puerta así que solté un grito de la impotencia. Empecé a escuchar algo, parecía alguien pidiendo auxilio. Me dejé llevar por el sonido hasta que llegué a la puerta que daba a las consultas médicas. Abrí y todo estaba oscuro, entré poco a poco hasta que noté que algo me había puesto la mano por detrás. Al girarme pude ver como una cara putrefacta estaba mirándome fijamente mientras soltaba sangre por la boca. 

Me paralicé, no supe reaccionar. Solo me quedé quieta y pensé ''Este es mi fin.''. El zombi seguía mirándome y fijándose en el hacha que llevaba en mi mano. Sus gruñidos eran insoportables, te ponían la piel de gallina, eran los típicos gruñidos de una película de suspense, algo así como: ''ajjjr''. Hasta que algo en mi interior saltó, no sé cómo lo hice pero salí corriendo de esa habitación.

Yo seguía corriendo, opté por abrir la puerta que daba a urgencias. Entré y fui directa a la puerta que comunicaba urgencias con la calle. Giré mi cabeza y vi como 6 zombis se levantaban del suelo. Ellos sí empezaron a correr detrás de mí. Por suerte me dio tiempo a salir a la calle, fui directa a los aparcamientos, había 4 coches. Uno tenía los cristales rotos y pude abrir la puerta desde adentro del coche. Los zombis seguían persiguiéndome y por lo que pude vez cada vez había más. Las llaves no estaban en el coche, me era imposible arrancarlo. 

Unos 9 zombis estaban llegando al coche donde me había metido, los cristales estaban rotos y yo ya no podía salir de ahí... Y ahora sí, ya no me quedaba esperanza, simplemente suspiré, cerré los ojos y me dije a mí misma llena de valor: ''Vas a morir por la puerta grande, campeona.''

Apocalipsis finalDove le storie prendono vita. Scoprilo ora