Capítulo 44: Los sueños se cumplen

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Odio ese malestar cuando sientes que algo malo va a pasar... Es como un nudo en tu garganta, que a la vez se apodera de tu barriga y agrieta tu boca. Y lo peor de todo, es que cuando yo siento que algo malo va a pasar, acaba pasando... 


Recuerdo que caí inconsciente. Muy aturdida después de todo lo que estaba pasando...

Desperté en la parte trasera de un todoterreno. Julia, Ángel y Tatiana estaban mirándome.

- ¡Patri! -dijo Ángel al verme abrir los ojos.

- ¿Qu-é... qué hacéis? ¿Y mi revólver? ¿¡ADÓNDE ME LLEVÁIS!? -dije apurada.

- ¿Dónde piensas que te llevamos? A donde te mereces -contestó Julia.

- ¡Qué es todo esto! -grité.

- Cállate, gritar no te va a salvar de nada -exigió Ángel.

- Tatiana, pásame la camisa negra que guardé en tu mochila.

Julia, después de recibir la camisa de Tatiana, la rajó en dos partes. Me vendó los ojos con una de ellas, y con la otra, me hizo una bola que metió en mi boca para no poder hablar. Ángel me ató las manos con una cuerda rafia.

No sé qué estaba pasando... no sé dónde estábamos, ni adónde íbamos. Tenía ganas de llorar, y a la vez de morir. ¿Querían matarme? ¿IBAN A MATARME...?

- Vamos, baja -dijo Ángel golpeando mi espalda.

- Ummmm -intentaba hablar sin obtener respuesta.

Julia me ayudó a bajar y agarró muy fuerte mi brazo, tanto que me hacía daño. 

Albert, Jhon y Ángel mandaron a Julia y a Tati que esperasen conmigo en el lugar que estábamos. Ni siquiera podía hacerme una idea de cómo era...

- Por fin, Patri, por fin vas a tener lo que te mereces... -dijo Julia riéndose.

- Deja de torturarla. Bastante mal tiene que estar pasándolo... -susurró Tatiana.

¿Pero, por qué? ¿por qué todo esto? ¿por qué iban a asesinarme? ¿qué estaba pasando? Mi mente era un mar de dudas que desconvocaba en un océano de lágrimas... La persona que más quería en el mundo -Julia-, iba a matarme... Y yo... ¿yo por qué no hacía nada para librarme de la situación? Era como si algo me dijese que no forzase nada, que era mejor dejarlo estar...

- ¡Vamos, todo listo! -gritó Jhon llamando a Tati y a Julia.

Julia agarró más fuerte mi brazo y me obligó a caminar. Estaba claro que había casas, o algo por el estilo. Porque el suelo era de acera y escuché a Tati y a Julia hablar sobre fachadas de algunas...

Empecé a pisar césped, mucho césped. Obviamente, supuse que era artificial, porque sino ya debía estar hecho escombro. Subí un escalón, en el cual me tropecé ya que seguía sin ver nada. Julia se paró, y yo a su par.

- ¿Todo listo? -preguntó Julia.

- Listo -contestó Albert.

- Pásame la pistola... -dijo Julia.

Julia jaló mi pelo, me lo echó para atrás provocando así que mi cabeza quedase mirando al cielo. Empecé a temblar. Lágrimas volvían a caer de mis ojos. Mi piel se erizó.

Tatiana me quitó la venda de la boca.

- 3, 2... -dijo Ángel.

- ¡NOOOOOOOOOO! -grité.

- ¡SORPRESAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! -gritaron todos juntos segundos después de que Julia rompiese la venda de mis ojos.

Una mesa enorme llena de tabletas y tabletas de chocolate, cheetos, kit kats, e incluso, botes de nocilla. Dos véngalas grandísimas que sostenía Jhon.

- ¡CUMPLEAÑOS FELIIIIIIIZ! ¡CUMPLEAÑOS FELIIIIIIIIIIIIIIIIIZ! ¡TE DESEAMOS TODOOOOOOOS... CUMPLEAÑOS FELIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ! -aplaudieron a la vez.

Sin poder evitarlo, empecé a llorar. Era mi cumpleaños y yo ni siquiera lo sabía. Habían organizado todo esto por y para mí... incluso en un puto apocalipsis, puedes recibir pequeños detalles que te recuerdan que eres importante.


- Felicidades, idiota -dijo Julia dándome una pistola y besando mi mejilla.

La pistola era preciosa... Era una cordova. Era grande, recia y dura. Olía a nueva, e incluso puedo decir que nadie la había disparado.


Albert, Jhon, Ángel y Tati también me felicitaron y me dieron un beso. Yo seguía sin poder hablar, estaba en shock. 

Me habían llevado a una casa enoooooorme con un jardín precioso. 

- Queda la mejor parte... -dijo Julia.

Cogió mi mano y me llevó dentro de la casa. Qué bonita era, sus paredes blancas, desprendía un olor a madera de bosque que me hacía sentir en uno mismo. 

Pasamos a un cuarto enorme, estaba iluminado por una ventanera que tenía en su pared derecha. Tenía una tele increíble, sillones negros, cómics por todos lados, un equipo de música flipante...

- ¡Dale Jhon! -ordenó Julia.

De pronto, la tele se encendió. ¡LA TELE SE ENCENDIÓ! Había luz. Al parecer, habían buscado un generador y lo habían conectado.

- ¿'Call Of Duty', 'Resident Evil', 'MW3'...? -preguntó Julia mirando juegos.

- ¿Qué?

- ¡Que a cuál quieres jugar!

Play... ¡PLAY! ¡HABÍA PLAY! Esto era increíble. Todo esto era increíble.

Pasamos un día maravilloso, es cierto que estuvieron un poco atareados ya que tenían que revisar el generador cada cierto tiempo, pero habían cumplido mi sueño...


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Apocalipsis finalWhere stories live. Discover now