Capítulo 7: La granja

26.3K 741 237
                                    

¿Sabéis la diferencia entre soñar y vivir soñando? La diferencia es que soñar lo puede hacer cualquier persona. Pero vivir soñando no. Vivir soñando implica cumplir tus sueños, implica tener fe, ser valiente, tener mucha autoestima para llegar a la meta que te propongas. Y de ahí viene 'vivir soñando', porque cuando cumples un sueño parece que estás volando. Pero soñar o vivir soñando ahora para mí es imposible. Si me pongo a pensar he sido una chica muy afortunada hasta el momento y siempre he salido de mis apuros, pero porque yo misma los he resuelto. Está claro que algún día tendrá que pasarme algo para abrir los ojos y dejarme de tonterías de niña chica como he estado haciendo hasta el momento.

- No sé qué vamos a hacer, ni a donde vamos a ir... -Dijo Eli.

- Deberíamos ir a la autovía, ahí seguro que hay algún que otro coche que podamos coger -sugerió Alex.

- ¿Estáis locos? ¿Autovía? ¡No! Lo que tenemos que hacer es salir lo antes posible de este pueblo y encontrar un refugio seguro para pasar la noche, porque con lo que pesan las mochilas no podemos arriesgarnos a buscar un vehículo... -dije mientras comencé a andar.

- Cierto, pero no sabemos como salir de aquí, aunque el pueblo sea chico podemos pasarnos el día andando en círculos sin darnos cuenta... -dijo Eli.

- Es muy fácil, el truco está en seguir al sol, así es imposible perderte -dije riendo.

Me sorprendía que todos los trucos que mi padre me había enseñado me estaban sirviendo para algo. Lo que más me preocupaba ahora era saber en el día que estábamos y comprobar si había gente viva por el sur de España.

Seguimos la dirección del sol, y al cabo de media hora ya estábamos caminando sin rumbo. Eli me dijo que si matábamos a un zombi y nos poníamos su sangre y sus órganos por encima pasaríamos desapercibidos de los grupos de zombis. Eso es ridículo, pensarlo bien... Muchas películas de zombis usan ese argumento para añadir emoción a la historia, pero si lo pensáis no es así. Por lo que sabía hasta el momento la enfermedad se transmitía por medio de una mordida, y al morderte una de esas cosas te transpasaba su saliva y quieras que no, parte de su sangre. Entonces, ¿cómo me voy a arriesgar poniéndome la sangre de esas cosas en mi cuerpo durante horas? La verdad es que siempre fui de buscarme a mí misma respuestas, aunque fueran absurdas.

Para controlar el tiempo que llevábamos andando Eli, Alex y yo nos turnábamos y cada 120 segundos contábamos 60. Después de aproximadamente dos horas caminando yo empezaba a cansarme y a quejarme como era habitual, y la suerte de nuevo me sonrió... A 1km escaso de donde estábamos se veía un tipo de granja que parecía bastante tranquila. Al llegar la puerta estaba cerrada, así que para no hacer ruido forcé la cerradura. Eli  entró la primera, yo la segunda y Alex detrás. 

- Vamos a inspeccionar cada uno una habitación -susurré.

- Shh, cállate maldita estúpida. 

Un gruñido aterrador provino de la parte de arriba. Despisté a Alex y Eli y decidí subir. El pasillo de las escaleras era estrecho y estaba muy limpio. Al llegar al último escalón cogí mi revolver y le quité el seguro. Una de las puertas de las habitaciones estaba cerrada y silenciosa me dirigí a ella. De repente, el gruñido volvió a sonar, mi corazón se aceleró y el pulso me empezó a temblar. Abrí la puerta y vi como un zombi despedazaba a una persona que aún parecía estar viva. Empecé a disparar pero mi pulso me estaba jugando una mala pasada. El zombi se levantó y empecé a correr hacia abajo.

- ¡Patriiii! -gritó Eli.

- ¡Qué me mata, qué me mata!

- Me cago en la puta -dijo Eli mientras se ponía delante del zombi.

Apocalipsis finalOnde histórias criam vida. Descubra agora