Capítulo 38: Recuerdos

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¿Recordáis la vacuna 'Arsemanita'? Esa vacuna que supuestamente me inyectó mi hermana, pero que la sustituyó por paracetamol líquido... 
Siempre la tuve pendiente en mi cabeza, junto a la vacuna 'Salve'. Me gustaría saber dónde metí el pequeño aparato que portaba el medicamento, lo último que recuerdo fue que se lo di a Julia en esa casa donde quemó todas mis cosas.

Hablando de Julia... Recuerdo como la conocí. Ese día que me salvó el culo con un puto conejo muerto que hizo que los zombis se dispersasen de la cabaña. Y ya que he mencionado lo del conejo muerto, ¿os acordáis lo que dijo Julia sobre eso? Que los zombis no se comen entre sí por su olor y putrefacción. ¡Pero eso es una locura!
Más locura es aún las palabras de Alex... ¿Recordáis lo que dijo? Cuando estaba en el hospital y me salvó junto a Eli de lo que iba a ser mi muerte. Él decía que los zombis no me comieron porque el ruido que provocaba la música tan fuerte en sus oídos, les hacía retorcerse entre ellos mismos.

Aunque si nos paramos a pensar bien... no es ninguna locura. Mirad lo que hice con la música en la fábrica, los zombis apenas intentaban subirse en el 4x4, estaban como molestos y a la vez agresivos, pero no me hacían nada. Y lo del olor... cuando Julia y yo nos echamos los sesos y la sangre de dos zombis por encima, éstos no nos atacaron hasta que empezó a llover y el olor fue dosificándose.

Es gracioso, después de casi un puto año (ya que intuyo que estaremos por junio), todavía no he averiguado el tiempo exacto en el que cuando un zombi muerde a alguien, esa persona se convierte en uno de ellos... Más gracioso es aún que, por ejemplo, la chica de la granja tardó como unas 5 horas en convertirse, y Alex no tardó más de 1 hora...
Pero también hay que remarcar que a Alex no le mordió ningún zombi, murió desangrado y por mi culpa. Quizás ahí esté la respuesta para la cura... El tiempo.

Porque lo del tema del sudor, es inútil. Los perros no sudan, jadean. Pero los caballos y demás animales, sí que sudan por su cuerpo. ¡PERO SIGO SIN ENTENDER POR QUÉ ELLOS NO SE CONVIERTEN EN BICHOS CON RABIA! ¿Y si es por su sistema nervioso? Porque, si lo recordáis, los zombis actúan como actúan por su sistema nervioso; el sistema nervioso central de las personas se encuentra dentro de la cavidad craneana, la médula espinal... por eso hay que dispararles al cráneo.

Creo que debería pararme a mirar a un zombi más de cerca, a conocer cada uno de sus puntos débiles... aunque ya conozco muchos: como ya sabéis, son tontos, son muy tontos, se ahogan ellos mismos en el mar; muestran cierto interés por los aparatos electrónicos; respecto a la luz, es como que cuando, de repente, está todo oscuro y se enciende una luz, le mete un fogonazo a su vista y se quedan paralizados un tiempo.
Pero también tienen puntos los cuales pueden con nosotros; nos huelen a 200 metros de distancia, tienen visión nocturna, en manada y hambrientos son una muerte segura... 
Todo son pros y contras.

¿Y eso de que los zombis huelen el miedo, qué? ¿Acaso esa es la respuesta a todo este caos? No creo que por tener o no miedo a una cosa, deje de afectarte o de atacarte... Hay demasiados cabos sueltos en este caos. 
Hay demasiados recuerdos que tengo que borrar...

- ¡Albert, está despertando! -dijo Tatiana viendo mi reacción.

- ¿Cómo tiene la herida? -preguntó Albert acercándose a mí.

- Deberíamos quitarle el vendaje para comprobarlo... Pero con toda la sangre que ha perdido mientras le quitábamos la bala, va a ser muy arriesgado.

-tosí. - Agua, por favor -dije agonizando.

Albert me mojó los labios con un trapo empapado en agua.

- No es bueno que ahora bebas agua del tirón, tienes el cuerpo muy deshidratado y tienes que beber poco a poco, ya que podrías vomitar. 

- Tengo... -dije levantándome- que... encontrar... a... Ju... -caí al colchón exhausta.

- ¡Eh, Patri! ¡Ni se te ocurra moverte! Estás fatal, tu piel se cae a trozos... Hemos tenido que darte puntos en la pierna, y tu muñeca izquierda se ha salvado de milagro -dijo Tatiana.

- No imaginas toda la sangre que has perdido. Ni siquiera sé cómo puedes seguir viva...

- ¡Albert! -gritó Tatiana.

- ¿Y... Julia? -decía sin apenas poder hablar.

Albert y Tatiana se miraron.

- No sabemos nada de ella -contestó Albert.

- ¿Jhon...? ¿Salva? ¡¿Ángel?! 

- Patri, no hagas esfuerzos intentando hablar. No sabemos nada de nadie... Por suerte te hemos encontrado a ti. Por suerte pudimos sobrevivir de todo lo que pasó... -dijo Albert.

- Ve a la fábrica, tienes que ir a la fábrica... -dije a Albert.

- Allí ya no queda nada, Patri -contestó Tatiana.

- Albert, por favor...

Yo sabía que Albert o Tatiana tenían que ir a la fábrica, sentía que algo había allí. Ya que ellos no me dejaban ir, Albert partió nada más decírselo hacia ella.
Estábamos en un centrocomercial, el cual era enorme por lo que me había describido Tatiana. Demasiado arriesgado meterse aquí...
Tatiana y yo nos quedamos en la tienda de ropadonde me habían desinfectado, limpiado y curado las heridas. Al menos ya no estaba negra, ni tenía sangre, pero mi cuerpo y mi piel se caían a la par.

Apocalipsis finalWhere stories live. Discover now