Capítulo 33: La fuerza es mayor que la rapidez

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Los 'valientes' a veces miramos las cosas desde un punto de vista que no es el correcto. Pensamos que tenemos la solución a todo y que podemos llevar todo hacia delante. Eso es lo que nos convierte en cobardes. Sí, porque los valientes también somos cobardes, y los cobardes sois cobardes por ser demasiado valientes.

Julia empezó a conducir. Mi cuerpo temblaba y a la vez estaba totalmente convencido de lo que iba a pasar. Yo sabía que esto iba a ser el final de todo lo que había tenido de estabilidad hasta el momento. Yo sabía que iban a volver a empezar esos días en los que dormía en una casa de un desconocido con miedo a que de la nada saliese un zombi. Sabía que todo iba a distorsionarse...

Los gritos cada vez estaban más próximos. Ángel comenzó a meter fuego sin apenas yo ver ningún solo cuerpo.

De repente, un zombi saltó al capó del 4x4 y Julia dio un frenazo. Yo caí hacia delante y me golpeé la cabeza. Empezó a sangrarme el lado izquierdo y sentía un gran malestar. Me quedé aturdida durante cierto tiempo hasta que una voz me devolvió en sí.

- ¡PATRIIIIIIIIIIIIIII! ¡A TU DERECHA!

Giré la cabeza enseguida y reaccioné cogiendo mi cuchillo y clavándoselo a lo que parecía un zombi. Miré a sus ojos... Empezaron a caer lágrimas convertidas en sangre y me di cuenta de que era Matías. También me di cuenta de que tenía una pequeña fisura en el brazo derecho, pero no tenía tiempo para mirar si era o no una mordedura, él ya estaba muerto...

Julia volvió a acelerar el coche. Todo era un caos, un verdadero caos... Unos 200 cuerpos había allí. Unos corrían, otros gritaban, otros solo estaban quietos.
Empecé a disparar, hasta que de repente vi a Salva.

- ¡JULIA, NO PARES! -dije saltando del coche.

- ¡PATRI NOOOOOO! -gritó Julia.

Bajé del coche. Me era muy complicado correr ya que tenía mucho peso encima, pero solo quería ver a alguien con vida. Me hacía hueco entre los zombis, disparaba y metía cuchillazos de vez en cuando. Me recordaba muchísimo a ese día en el campamento de los micras... 
Por fin llegué a Salva, estaba totalmente aturdido y tenía una metralleta entre sus manos. Sus ojos estaban perdidos, y no hacía caso. Le sacudía y le sacudía pero no conseguía nada.

- ¡SALVA! -dije pegándole un guantazo en la cara.

De repente, alzó su metralleta y empezó a disparar rozándome la oreja. Miré hacia atrás y 3 zombis cayeron al suelo.

- Ha sido Kim, Patri, ha sido ella, ha sido Kim... 

- ¿Kim? ¿Cómo Kim? ¡¿QUÉ HA PASADO?!

- Ha sido Kim...

Estaba tan jodidamente perdido que no sabía decir otra cosa. 

- Escúchame, tienes que correr carretera arriba, tienes que hacerlo. No mires atrás, solo corre -le dije mientras le agarraba de la mano fuertemente.

Ahora solo pensaba en encontrar a Kim. 
Ángel seguía disparando y Julia conduciendo. Yo mataba a todo zombi que veía. Era una pesadilla. Tenía que idear algo, me iba a quedar sin munición y cada vez había más y más de esas cosas. Algo en mi cabeza volvió a encenderse, y encontré la 'solución'.

Fui corriendo hacia el coche y disparé una rueda ya que Julia no me veía y necesitaba el 4x4. 

- Escuchadme, salvad a todos los que podáis y corred carretera hacia arriba. Recordad que la fuerza es mayor que la rapidez. 

- Patri, ¿qué vas a hacer?

- ¡CUIDADO! -gritó Jhon disparando.

Un zombi cogió mi brazo e intentó morderlo, pero solo me arrancó la piel con sus uñas. 

- Arrrg, qué dolor -dije. - ¡JHOOON! -grité emocionada. 

- Tenemos que irnos, ¡TENEMOS QUE IRNOS YA! -dijo él.

- Julia, llévate a Jhon y a Ángel, coged todo lo que podáis del remolque e iros YA -dije montándome en el coche.

- Confío en ti -susurró Julia.

Cogieron casi todo lo que había en el remolque y empezaron a correr. Jhon dijo algo de que algunos refugiados habían podido escapar, pero la mayoría estaban muertos.
Sabía, sabía que tenía que haber dado clases de disparo. La mayoría no sabían ni coger una puta pistola. Todo fue por culpa de Kim...
Me bloqueé durante unos segundos pensando en lo que Salva me había dicho, hasta que me di cuenta de que los zombis estaban corriendo tras Julia y los demás.

Hice algo que siempre había querido hacer: Puse la música a toda voz en el coche y empecé a tocar el claxón cual loca. 

- Pe... pe... pero... pero... ¿qué mierda es esta? -dije riéndome a carcajadas.

Y sí, me reí a carcajadas porque había un disco de Justin Bieber en el 4x4. Como sabía que eso había sido obra de Julia.
Si os imaginaráis lo que es atraer a unos 250 zombis hacia un coche al compás de la canción de 'Baby' de Justin Bieber seguro que os haría mucha gracia.

Ahora lo dificíl era que el coche tenía la rueda pinchada, y que no podía conducir si no quería estrellarme.
Con la metralleta, rompí el cristal del asiento del piloto y despejé la puerta de zombis para poder salir. Una vez fuera, empecé a disparar y a gritar a toda voz para atraer a todos los zombis. Los zombis empezaron a rodearme. De la fábrica también estaban saliendo. Cogí mi revólver y me abrí un pequeño camino hacia la fábrica. Entré a ella, guardé mi revólver detrás de mi pantalón y empecé a disparar con el rifle para ocasionar todo el ruido que podía.

¿Sabéis? En ese momento sentí que lo había hecho bien. Creo que fue el único momento en todo este puto apocalipsis en el que sentí que había salvado a alguien haciéndolo bien. 
Cerré los ojos, y la piel se me erizó. Bajé mi mano a la canana pistolera, agarré la granada y, quitando el enganche, la tiré entre toda la multitud.

De esta manera si me sentía bien, de esta manera merecía la pena morir.

Apocalipsis finalWhere stories live. Discover now