Capítulo 9: ''Los perros jadean, pero no sudan''

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Sentimiento. Cuán grande es esa palabra. Engloba muchísimas otras palabras y derivados. Amor, odio, sufrimiento, dolor, alegría, euforia... Pero lo que yo sentía ahora era decepción, decepción hacia mí misma. ¿Acaso hay peor sentimiento que el de decepcionarse a una misma? Mi sensación era algo así como cuando estudias muchísimo para un examen y te quedas en el 6, o sea ni 5 ni 7, tiene que ser 6. Es como que sé que lo he hecho bien porque he estudiado, pero la decepción al ver el 6 me quita toda la autoestima... entenderme en mis reflexiones es difícil, a ser que hayas vivido lo que cuento, o algo parecido.

''Granada'' ponía en un cartel de la autovía. Por fin sabía donde estábamos, por fin me estabilizaba un poco. Todo era un verdadero caos, esta ciudad si parecía haber sufrido un apocalipsis zombi.

- No podemos avanzar, los coches nos taponan y no tenemos gasolina para dar la vuelta -dijo Eli.

- A pie no podemos ir, yo apenas siento la pierna y no puedo dejar de taponarle la herida a Alex -contesté.

- Iré andando a buscar algo de gasolina.

Alex estaba cada vez más frío y el sudor caía por su frente. Mi cabeza empezó a elaborar ideas absurdas sobre que el sudor era la explicación para todo este problema. ''Los perros jadean, pero no sudan... Es la única diferencia que nos separa de ellos.''
Un apretón en la mano me cortó el pensamiento. Alex estaba apretándome la mano mientras su respiración se convertía en gemidos.

- Alex, Alex, ¿estás bien? -dije mientras le tocaba la cara.

Sus ojos se empezaron a abrir poco a poco. Estaban completamente rojos, excepto su córnea, que era de un color grisáceo tirando para blanco. De repente, empezó a vomitar sangre.

- ¡Alex, maldita sea, reacciona! -grité. Joder, joder, ahora no, no te vayas por favor.

Tardó poco en incorporarse y abalanzarse sobre mí. Empecé a gritar para que Eli me ayudara pero mis esfuerzos fueron en vano. Intenté coger mi revólver pero Alex pesaba demasiado, hasta que vi que él guardaba su pistola entre sus pantalones. Cogí el trapo con el que le taponaba la sangre y se lo metí en la boca para ganar tiempo y coger su pistola. Dio un fuerte mordisco al trapo y con la mano derecha cogí la pistola. Le quité el seguro y le dije ''Lo siento''. Disparé sin ningún miedo, ni siquiera me tembló el pulso, simplemente me salió solo.
Salí del coche y vi como Eli estaba en frente anonadada y boquiabierta.

- No era él, te lo juro, se había convertido en zombi e intentó morderm...

- Cállate -me dijo cortándome el habla. - Toma, ahí tienes gasas, alcohol, hilo y aguja, espero que con eso puedas mejorar tu pierna.

- ¿A dónde vas? ¿Qué estás haciendo? -le dije mientras ella abría la mochila de las armas.

- Mitad para ti y mitad para mí. El coche negro es automático y te va a ser fácil de conducir.

- Eli, no te entiendo, ¿pretendes abandonarme?

- Tú por tu camino y yo por el mío. Te voy a desinfectar la pierna y te daré puntos, túmbate en el coche y muerde este trapo -me dijo.

- Eli, yo no he hecho nada. La culpa ha sido tuya, mientras yo estaba apunto de morir tú estabas sin inmutarte viendo el 'espectáculo'.

- No tengo tiempo para aguantarte, tienes 5 minutos para subirte al coche y ponerte bocabajo.

Sin más remedio, subí al coche y Eli comenzó a desinfectarme la pierna y a darme puntos. El dolor psicológico 'aliviaba' al dolor físico. A partir de ahora iba a cambiar. La personalidad que estaba teniendo hasta el momento era de una inmadura y no podía seguir así.

Apocalipsis finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora