Capítulo 5 - Nunca mentí al decirte que te necesitaba.

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Claro.

Debí haberlo sabido antes.

Fui tonta en pensar que enfrentandome a él y decirle que se marchara de mi vida era más que suficiente para incentivarlo a alejarse de mí. Fui tonta en pensar que destruyendo toda conexión él me dejaría en paz. Maldita sea. ¡Maldita seas Jace White! Pisoteé la tarjeta y grité entre el enojo o melancolía que nublaba mis sentidos.

Debiste irte y yo no debí encontrarte.

Esa tarde no asistí a almorzar con la chicas como acostumbraba todos los días, les informé que me había sentido mal de pronto y me iría a casa a descansar. Ellas lo entendieron, no pidieron explicaciones, simplemente pidieron que les informara por si sucede algo. Cerré la biblioteca y me subí al vehículo. ¿Qué pasó con las rosas? Pues, hice lo mismo que le hice a la tarjeta, las tiré al basura. 

Al llegar a mi casa me obligué a no pensar en Jace y mejor enfocarme en buscar algo para la cena con Andrew. Él vendría a buscarme a las ocho y era mejor estar lista. Voy a mi habitación y me despojo de todo para meterme a la ducha. Giré el grifo y ejé el agua fría correr por mi cuerpo. Tiritado como pollito recién nacido, normalicé la ducha hasta que el frío pasara a algo más tibio. Gemí. Así estaba mejor. Aunque tenía el tiempo preciso igual alcance a lavarme bien el pelo y el cuerpo entero. 

Al terminar, salí de la ducha envolviendo mi cuerpo con una toalla y cogí el secador de pelo y rápidamente hice volar mi pelo hasta dejarlo seco. Si por mi fuera me quedaría aquí, disfrutando el calorcito que brindaba el secador. Dejé mi pelo suelto sobre mis hombros y regresé al dormitorio en busca de mi vestido de esta noche. Ya lista, me detengo en frente del espejo que hay en el cuarto. Era un vestido blanco con diseños, sus volantes caían perfectamente hasta la rodilla yl escote tenía forma de corazón, no revelaba mucho pero tampoco cubría del todo mis pechos.  

A las ocho en punto, el timbre sonó. Repasando a que no faltara nada, voy a abrir la puerta. Solté un silbido de aprobación cuando mis ojos se toparon con un renovado Andrew. Tan guapo en un traje oscuro que hacia iluminar cada aspecto de su persona. 

Andrew sonrió y su hoyuelo de la mejilla apareció. 

—Andrew me impresionas. —Veía muy atractivo.

—Tú también me impresionas, Laila. ¿Esos son pechos lo que veo? Creí que eras plana.

Miré mi escote y luego a él. Andrew sonríe burlón. Desgraciado.

—Tonto. —le golpeé en el hombro y el rió a rienda suelta.

—Lo siento, no pude evitarlo. Pero hablando en serio, Laila. Te ves muy hermosa.

—Gracias —sonreí tímida—. ¿Nos vamos?

—Claro, cuando tú quieras. —contestó él.

Con el bolso en mano, cerré la puerta del departamento. Andrew ofreció su brazo que aceptando envolví con el mío. Avanzamos al ascensor y cuando bajamos al primer piso marchamos a su vehículo que nos esperaba afuera del edificio. Andrew me dejó sin aliento. No despegué los ojos del lujoso restaurante que tenia ante mí y prácticamente tropecé con los tacones cuando Andrew nos condujo a ambos adentro. Y tal como imaginé, adentro era más espléndido que afuera. Parecía una niña observando el lugar como una jugueteria.

Andrew mientras reía por mi expresión se detuvo ante recepción y cuando captó la atención del hombre, habló.

—Buenas noche. Tengo una reservación a nombre de Andrew Collins.

El hombre nos sonrió: —Por supuesto, señor, déjeme ver...Si, aquí está. Si gustan acompañarme para indicarle a usted y a su pareja su mesa.

Pasó por delante de nosotros indicando a que lo siguiéramos. Volví a mirar a Andrew y arqueé una ceja.

Te Encontré [ 2°T de TLA]Where stories live. Discover now