Capítulo 45 - Debiste Decir Las Palabras Correctas En El Momento Correcto

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LAILA

Él estaba aquí.

Yo estaba junto a él.

Poco a poco su mano tomó la mía y apretó con delicadeza. Levanté la mirada y cuando mis ojos se encontraron con los suyos, olvidé cómo respirar. Todo se dijo. Todo se señaló. Me sentí como Ícaro, fascinado con la idea de volar y aunque conoces el peligro de elevarse demasiado alto, igual manera lo desafías e incluso lo llegas amar. ¿Es así con Jace? Definitivamente. Permanecimos así, mirándonos fijamente, con nuestras respiración de pronto agitadas. Cada segundo pareció una eternidad y aunque ambos deseamos con locura lanzarnos encima del otro para cortar la poca lejanía, ninguno de los dos realizó un movimiento para remediarlo.

Nos aproximamos rápidamente a entrar al túnel que hay en la carretera.

—Ven. —la voz ronca de Jace provocó que temblara de pies a cabeza. De pronto, un calor inundó la zona baja de mi cuerpo sorprendiendome de la intensidad que manifiesta su voz en mí. Me acerqué a él tanto como me permitió el pequeño espacio en la parte de trasera del vehículo, bajo la mirada fugaz del conductor—. Súbete a mis piernas, Laila.

Tragué saliva. No puedo evitar el estremecimiento cuando sus manos tomaron sin contemplación mi cintura y me alzaron para sentarme en su regazo, donde la evidente excitación fue palpable. Mis piernas rodean su cintura y mi rostro sonrojado se oculta en la curva de su cuello. Mi nombre es susurrado. Alcé la vista muy despacio para verlo a los ojos. Jace me miraba fijamente, y sus ojos parecían muy oscuros y la tentación se veía demasiado anhelante. Las manos cobraron vida propia a medida que estas se desplazan por su pecho cubierto por un suéter blanco pasando de su cuello hasta llegar a su mandíbula bien marcada. Su expresión quitó el aliento.

—Jace. —murmuré por él. Lo necesitaba. Había pasado tanto tiempo desde que estuvimos tan íntimos, desde ese cuarto de motel en donde le entregué mi virginidad.

Entonces, la oscuridad, al adentrarnos por el largo túnel, nos envolvió a los dos.

—Mi bella noche. —contestó él y se apoderó de mi boca ferozmente.

Dejé que su lengua jugará con la mía, mientras le devolvía el beso con fiero estusiasmo, sin medir consecuencias, sin importar las miradas curiosa del hombre de adelante, sin vergüenza. El sentido común se fue a la basura en el preciso instante que sus labios tocaron los míos y en como una de sus manos se alejó de mi cintura para posicionarse en medio de nuestros cuerpos. Temblé al sentir el contacto de su fría mano en mi piel desnuda cuando alzó un poco mi ropa. Jace apartó sus labios y se inclinó a besarme justo por debajo de mi oreja. Su lengua acarició mi piel sensible, y de repente me embargó una emoción intensa que recorrió por todo mi cuerpo, en especial la parte entre mis muslos. Apreté mis muslos alrededor de su cintura, restregándome a mi misma con su dureza. Jace gimió y yo atrapé ese dulce sonido con mi boca.

Y mientras tocaba el cielo y el infierno en ese momento, sus dedos trabajaron con los botones y cierre de mi pantalón donde luego estos se hicieron camino dentro de la delgada tela de mis bragas buscando finalmente el punto de mi calor. Un jadeo brotó de mis labios cuando sus dedos estimularon y se introdujeron dentro de mí. Un gruñido fue emitido por Jace al momento en que me removí en sus piernas y mi trasero tocó su erección. Me sobresalté cuando Jace quitó abruptamente su mano en mi entrepierna y rugió enojado justo en mi oreja.

—¿Qué miras? ¡Sigue manejando! —sentí dolor ante su fuerte agarre en mi cintura cuando le gritó al hombre.

El deseo no desapareció de mi sistema, pero la consciencia que olvidé momentos atrás hizo reaparición y un calor se apoderó de mis mejillas al darme cuenta del tremendo espectáculo que le hemos dado al conductor. ¡Y yo no bajé la voz! ¡Madre mía!

Te Encontré [ 2°T de TLA]Kde žijí příběhy. Začni objevovat