Capítulo 23 - Todos encuentran sus castigos.

33.5K 3.5K 467
                                    


Lo primero que percibí fue el inconfundible olor a hospital, medicamentos y a cuartos excesivamente limpios, entre otras cosas que daban paso a ese olor que me ponían nerviosa. Luego fue el sonido de un pitido resonando a cada segundo a mi lado derecho. Eso me hizo preguntarme. ¿Qué hacía en un cuarto de hospital? Quise levantarme de en donde estaba, pero mi cuerpo apenas se movió completamente.

—No intentes moverte, sigues estando delicada —una mano acarició mi cabello—. Eso es...Tranquila.

Esa voz masculina. ¿Papá? El pensamiento hizo que me embargara una emoción de felicidad y añoranza. El imaginar que tocaba mi cabello mientras permanecía a su lado era sentir que de pronto era nuevamente pequeña. Pero cuando abrí mis ojos toda imaginación se esfumó. No fue la voz de mi padre al que oí y ni tampoco el rostro que deseé ver. No era mi padre. Sino Joseph. La tristeza y el dolor volvieron como siempre lo hacían cada vez que recordaba a mi papá. 

Parpadeé varias vez si con eso ayudaba a no sucumbir al llanto. Miré a todos lados, observé cada detalle antes de enfocar la vista en Joseph. Él hizo una mueca, podría haber sido un sonrisa pero fue más como una mueca.

—Temí que no abrieras tus ojos. —dijo él. Estaba sentado a mi lado en la cama en que yacía postrada con miles de cosas en mi cuerpo.

Tal como la primera vez, no logré mover mi cuerpo, tan sólo el brazo un poco, pero más allá de eso no pude. Entonces, de repente, lo sucesos de anoche regresaron. El ataque de Daniel. Jace matándolo frente a mí. Los policías. La persecución. El accidente. Mi bebé. Jace...

Inhalo profundamente y aunque duela a horrores, intentó hablar. 

—¿Dón-de...dónd-e...?

—Shhhh. No hables por ahora. Seguramente estas confusa. Has tenido suerte de poder seguir con vida, Laila el accidente fue horrible y llegaste en malas condiciones al hospital. Todos temíamos que no sobrevivieras en las próximas horas...

Inconsciente, los dedos de mano se desplazó lentamente hacia mi vientre. Mi hijo. ¿Él estaba bien? Joseph se percató del movimiento.

—Está bien —respondió a mi pregunta no formulada. Su tono y también su rostro se transformaron. Tenso y serio, dijo—. La doctora me ha dicho que fue un milagro de Dios el que ese bebé siguiera vivo, pero eso no quiere decir que esté fuera de riego. Es crucial tu recuperación si quieres que ambos estén bien.

Suspiré de alivio. Estaba bien. No lo perdí. Eso fortaleció la mitad de mi corazón.

—Me sorprendiste —murmuró Joseph—. Bueno, en realidad me abrumó por completo la noticia de tu embarazo. Nunca lo imaginé, ni siquiera pasó mi cabeza que llegarías a embarazarte de White.

Se puso de pie mientras se pasaba la mano por el pelo.

—Te merecías a alguien mejor que Jace. Lo esperaba para ti.

Dolió. Distinguí la decepción en su voz y dolió, sentí ese malestar en el pecho porque fue como ver a mi propio decir aquellas palabras justo en este mismo instante. Lo miro implorando perdón. Perdón por haberme enamorado de alguien del cual no debía, de querer tener una vida junto a ese personaje que ha matado, pero no pude evitarlo. Por más que quise, no pude. Jace mató a su familia, a mis amigos y a otras personas, pero le amo, Joseph. Esa es la verdad.

—Jo-seph..

Él sacudió su cabeza.

—No fuerces tu voz. Hablaremos luego cuando estes mejor —dijo él y señaló la puerta—. Andrew está afuera. Está preocupado por ti, mucho diría yo, no se ha movido ni siquiera para ir al baño.

¿En serio? Andrew. ¡Como lo extraño!

—Al parecer la noticia te hace sonreír. Eso es bueno. El pobre chico ha estado mortificado durante horas y se volvió loco cuando le di la noticia del accidente. ¿Quieres verlo?

—Ssssiii...

Mierda. Odiaba estar así.

Joseph asintió: —Iré a buscarlo.

Se dio la vuelta y se dirigió a la puerta. Sintiendo la necesidad enorme en el pecho, como pude intenté decir su nombre:

—Ja...ce...—forcé mi voz al punto de sentir un dolor en la parte trasera de la nuca—. Él...¿Dón-de...essstaá..?

Joseph me observó por encima de su hombro, con su rostro imperturbable.

—Lejos. Está lejos, Laila, de ti y de todos. Ya no volverá nunca más.

¿Qué? ¡¿Qué quieres decir con eso?! ¡Joseph! ¡Joseph! Pero Joseph se marchó de la habitación, dejándome en un mar de dudas y con un nudo en la garganta que amenaza con atragantarme.¡Joseph! ¡¿Dónde está Jace?! Debía saber. Tenía que saber donde está Jace. Mi cuerpo empezó a temblar cuando intenté ergirme en la cama. Lo estaba logrando por fin cuando de pronto un perturbador sonido resonó por todo el cuarto. Alarmandome y alarmando a otros. La puerta de la habitación se abrió de golpe y dos enfermeras entraron y me empujaron devuelta a la cama. 

Una de ellas manipuló la via intravenosa de mi brazo mientras la otra seguía manteniéndome contra la cama.

—No puede levantarse, señorita Jenner. Debe mantenerse en reposo por el bien suyo y del bebé.

No pude luchar contra ella y mi voz no salía cuando quería preguntar por Jace. No sirvió de nada. Dejé de mirarlas y enfoqué mis ojos en la mancha oscura que observaba desde la puerta.

Andrew.

Nuestras miradas se encontraron. Su rostro es pura tristeza y sus ojos traían la culpabilidad. Bajó la mirada cuando me vio con estas cosas sobre mi cuerpo y se dio la vuelta para alejarse.

Me dejó sola.

No...

























Te Encontré [ 2°T de TLA]Where stories live. Discover now