Capítulo 39 -Criminal Silencioso.

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Dicen que la mente puede ser destrozada hasta sus cimientos de tal forma que jamás podrá repararse. Que incluso un inocente ángel puede llegar a convertirse en un horrible demonio si es corrompido.

En un pequeña sala con la oscuridad a su alrededor y la única fuente de luz en la habitación provenía del proyector que mostraba aquellas terribles imágenes que bien podría causar pesadillas a cualquiera. En medio de todo, se hallaba el detective Joseph Murray; hombre catalogado como frívolo a la hora de atacar y con una reputación de atrapar a los más grandes criminales de la cuidad. Ese era él. Sin embargo, el hombre que se hallaba sentado en la incómoda silla estaba lejos de ser el mejor detective. ¿Y quién era en este momento? Bueno, en este momento era un hombre cansado, frustrado, complicado, un hombre que no podía imaginar como una hermosa y sencilla rosa roja podría convertirse en un objeto de muerte.

Su dedo apretó un botón e inmediatamente el proyector pasó a la siguiente. Murray observó el rostro pálido de una de las víctimas cuyo nombre pertenecía a Trisha Greene. Una chica con una vida por delante. La crueldad tratada a la adolescente era indescriptible, incluso este caso fue peor que los otros donde el rencor y la venganza fueron más notorias.

Joseph no soportó por mucho ver en que se convirtió una hermosa chica y apartó la imagen para pasar a la siguiente y a la siguiente...

Hasta que se detuvo en una particular.

Se trataba de dos chicos jóvenes abrazados, mirando directo a la cámara. Dos rostros muy conocidos para Joseph: Jace y Laila. Ella tenía una sonrisa alegre en sus labios mientras abrazaba con afecto el que sería después el causante del fallecimiento de su padre. Y él, Jace White que con apenas dieciocho años ya su cara tenía esa expresión seria y sus ojos verdes no tenían ni vida. Un recordatorio del marginal al cual todos abusaban, un huérfano que todos preferían pisotear u olvidar su existencia.

Joseph Murray observó ambos chicos.

Entonces, una mancha oscura pasó por detrás suyo y lo desconcentró de sus problemas. Murray reconoció su presencia al instante sin necesidad de que hablara el sujeto.

—He dicho que quería estar solo.

—Y aún sigues mirando esas fotografías.

Las luces fueron encendidas y el proyector fue apagado llevándose las imágenes. Murray emitió una maldición hacia su compañero. Se levantó de la silla y se giró para reclamarle a Evans de su intromisión.

—Deberías descansar —le dijo Evans—. Llevas mucho tiempo encerrado aquí...—se fijó el alcohol que yacía en la mesa—...bebiendo. ¿No crees que estás tentando mucho a tu suerte? Te necesitamos al mando y no siendo relevado del caso por culpa de tu poco control sobre el alcohol.

—Soy el líder. —Le recordó Joseph mirándolo con seriedad.

Evans se cruzó de brazos.

—Pero no te da derecho de hacer lo que sea, Murray. Somos hombres de diplomacia y no monos americanos sin modales.

Él ya no sabía lo que era. ¿Patético?

—¿Qué te ocurre? Pareciera que te atormenta algo.

Además de tener pegada en la cabeza la imagen de Laila llorando...

—Nada lo hace —respondió en cambio—. ¿Tú no deberías estar trabajando en tu caso? La última vez que hablamos dijiste que no tenías mucho avance.

—Me estoy dando un tiempo de descanso.

—Pues deberías volver. Tiempo es limitado si se trata de atrapar personajes complicados. —juntó los informes que yacían esparcidos en el mesón de la sala y los puso bajo su brazo.

—Lo haré.

—Te recomiendo hacerlo en este momento. Lo digo porque si no tienes avances tu caso lo cerrarán y el tipo que buscas quedará libre.

Aquello molestó a Evans.

—Igual que tú. —Le tiró la puya en la cara.

Te Encontré [ 2°T de TLA]Where stories live. Discover now