Capítulo 50 - Una locura final.

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JACE


Labial rojo.

Uno de los cuantos elementos que más emblemático de ella. Verla entrar al sótano portando en su cuerpo ese vestido y labios rojos carmesí...El color rojo siempre fue el manifiesto de que algo malo iba a ocurrir. Un simple color lograba ponerme tembloroso al punto de que lo poco que tenía en mi pequeño estómago fuese vomitado, mezclándose con el olor de nauseabundo del anterior vómito. Levanté la cabeza al mínimo mientras escuchaba el sonido que hacían sus tacones al bajar por la escaleras, los latidos de mi corazón aumentaron al igual que mi respiración. De pronto, los ojos hinchados y rojizos se volvieron a inundar por las lágrimas del terror vivo. Ya sabía lo que venía. Odiaba lo que vendría. Mis uñas largas se adhieren al frío cemento queriendo dejar una marca, un pedido de ayuda. El nombre de mi padre sale de mi boca como una plegaria a pesar de ser un vano e inútil intento de buscar ayuda en alguien que ya ha muerto. Así es como aprendí el significado de odio, mediante golpes, melancolía, palabras hirientes y días de hambruna.

Mi mamá se acerca al flácido cuerpo en que me he convertido y se arrodilla a mi lado. No había dado cuenta, pero en su mano porta un plato de galletas y lo deja a unos centímetros de mi cara. El olor dulce despierta mi apetito y mi estómago rugue de hambre.

—Te ganaras tu comida, Jace. —dice ella, seguramente viendo la intención en mi ojos. No puedo evitarlo. Tengo mucha hambre y mano pica por tomar una galleta.

Mamá levanta su mano. Automáticamente, cierro mis ojos y aprieto los puños, esperando el golpe. Pasan segundo y el dolor no aparece sino que mi cuerpo es dado vuelta para acabar de espalda al suelo. Me encuentro con el sucio techo del sótano cuando abro mis ojos.

—Hoy hice muchas galletas para ti. ¿Tienes hambre? —pregunta. Mi cabeza asiente lento. Tengo miedo—. Si quieres que te de comer tendrás que hacer algo para mí. Serás bueno con mamá.—dice, pasando sus uñas rojas por mi cara. Un perfume jamás olido en ella me aturdió—. Nunca me dejarás. No lo permitiré. No te vuelvas como el débil de tu padre, Jace, tú debes ser mejor y eso significa amarme solo a mí...¿Lo entiendes, cariño? ¿Jace, tú amas a mamá? —pregunta ella y yo muevo mi cabeza—. Mamá también te ama. Eres mi adorado hijo.

"¿Entonces por qué me lastimas, mamá?", quise preguntar, pero mis labios resecos no lograron formular las palabras. Su toque me duele por mucho que este pretender ser amoroso.

—No hay necesidad de que tengas miedo...—ella se apartó de mi cuerpo y se puso nuevamente en pie. Mi madre era hermosa. Ella me recordaba a los pétalos de rosas frescas que cuidaba con devoción nuestra vecina.

Entonces, ella sonríe. Verla hace que mi corazón se alegre. ¿Ella ya no me odia? ¿Ella en verdad me quiere? La ilusión de salir del sótano e ir a tomar leche mientras Mamá acaricia mi cabello dulcemente me emociona mucho y me hace querer olvidar esas palabras duras de mi mente. "Mami, te juro que desde ahora seré bueno e incluso olvidaré que tú lastimaste a papá. Deseo mucho ser una familia".

Sonriendo, ella dice: —Sé exactamente que quiero de ti. Un sabor de mí, nadie se compara. Después de hoy seremos uno, hijo. Seré la marca que no podrás borrar.

Te Encontré [ 2°T de TLA]Where stories live. Discover now