Capítulo 33 - En oscuridad anduve y en oscuridad me convertí.

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Todos tenemos una debilidad. 

Todos y sin ninguna excepción. 

Algunos los aceptan como parte de uno u otros intentan alejarlos a toda costa. 

Eso hacíamos Jace y yo.

Apoyo la cabeza contra la pared. Los escucho hablar entre ellos. No sé específicamente las palabras que usan, pero puedo asegurar que hablan de mí. Las paredes tiemblan por un segundo y una grosería se alzó en voz alta. Proviene de Jace. Quizás Rech ya le ató las muñecas a la cabecera de la cama como también sus tobillos o tal vez esté maldiciendo mi nombre. Es difícil saberlo. Estiré la mano y toqué con la punta de mis dedos el picaporte de la puerta. Estaba cerrada por dentro. Rech se aseguró de que no pudiera entrar a la habitación mientras hablaba con Jace.

La puerta se abrió y Rech apareció cerrando la puerta detrás de él. Mis ojos fueron más allá de su hombro queriendo ver a Jace.

—Te dije que te mantuvieras alejada. —Regañó de repente Rech en un suspiro, dándose la vuelta.

—¿Y por qué tendría que apartarme? Él esta bien. —Dije e intento pasar por su lado. Rech agarró de mi biceps y me tiró hacia atrás.

—No permitiré que entres de nuevo.

—No puedes prohibirlo. —Cuestiono.

—Lo haré. Él me ha dado su consentimiento y no dudes por un segundo que no soy capaz de encerrarte en el último piso de una torre.

—¿Es que no quieres salvarlo?

—Claro que quiero salvarle, es mi único amigo. Escúchame, Laila. Lo que más quiero es que seas tú quien ayude a Jace, confío en que lo harás, pero todo tiene ser baja supervición. Esperas a un hijo. ¿Qué ocurría sí entras sin acompañante, Jace se vuelve loco y te ataca? Yo no estaría ahí para ayudarte ni tampoco Andrew.

Rech puso sus ambas manos por sobre mis hombros.

—Jace comparte el mismo miedo. —Confiesa.

Elevé la mirada a sus ojos y observé la preocupación reflejada en él. Me sentí terriblemente mal.

Bajé la cabeza y le dije: —Perdóname, Rech. No debí actuar sin preveer el riesgo.

El sonido del móvil de Rech nos interrumpió. Él atendió el llamado.

—¿Qué quieres, Rox? Estoy un tanto ocupado para oír tus absu...¿Qué acabas de decir? —el silencio se hizo presente en la otra línea. Rech frunció el ceño—. Está demente si cree que lo permitiré. ¡Me importa un comino! El trato está terminado, no tiene que meterse más en mis asuntos y en los de Jace.

Comencé a preocuparme ante su imperioso actuar.

 —¿Rech, ocurre algo malo? 

Él sólo se me quedó observando fijamente mientras escuchaba atentamente al otra persona en su teléfono. Entonces, sin saber cómo, él soltó una grosería al mismo tiempo en que me extendía su móvil. ¿Para mí? Confundida y curiosa, tomé su móvil. Una voz femenina para nada cálida se escuchó al otro lado de la línea.

Laila Jenner. —Eso no sonó como pregunta, fue más bien una fría y demandante orden.

Vacilé un poco al responder.

—Si, soy yo.

Mi jefe desea tener una conversación contigo. Esta noche. En su club. Seguramente ya lo has escuchado en boca de Rech, su nombre es Stephan Hamilton.

Te Encontré [ 2°T de TLA]Onde histórias criam vida. Descubra agora