Capítulo 05

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Capítulo cinco
"El diario de Tom Riddle"

Tom se sumergió en su diario, sintiendo cómo las palabras fluían de su mente a la pluma con una facilidad casi inconsciente. La tinta se deslizaba sobre el papel con un ritmo constante, formando palabras que llevaban consigo el peso de sus pensamientos más profundos y oscuros.

"La profecía se está cumpliendo", escribió con una caligrafía firme pero cuidadosa, asegurándose de que cada palabra quedara grabada con precisión. Sus ojos se deslizaron por la página, repasando cada línea con una intensidad casi palpable.

La mención de Leah Linghood en su diario lo llenó de un sentido de urgencia. Si sus sospechas eran ciertas, si ella era realmente la persona que había estado buscando, entonces su papel en el cumplimiento de la profecía era innegable. Y Tom estaba decidido a asegurarse de que estuviera protegida, de que su potencial se desarrollara al máximo.

Con un suspiro, Tom dejó la pluma a un lado, sintiendo un ligero temblor en sus manos. Su diario era su tesoro más preciado, un refugio para sus pensamientos más íntimos y sus planes más ambiciosos. Si alguna vez cayera en manos equivocadas, no había límite para el daño que podría causar.

El joven Riddle se levantó con una determinación palpable en el aire. Sus ojos reflejaban una intensidad apenas contenida mientras se dirigía hacia su armario. La cena de las Eminencias era una oportunidad que no podía dejar pasar, una ocasión para brillar y mostrar su ingenio ante aquellos que compartían su sed de conocimiento y poder.

Con una precisión meticulosa, seleccionó cada prenda, asegurándose de que su atuendo transmitiera la imagen de sofisticación y elegancia que siempre había cultivado. Cada pliegue, cada detalle, era una expresión de su dominio sobre su propia imagen y sobre aquellos que lo rodeaban.

Se ajustó la corbata con un gesto firme y, por un instante, se detuvo frente al espejo, observando su reflejo con una mirada crítica. Había una chispa de satisfacción en sus ojos, pero también un destello de ambición desenfrenada, una sed insaciable de poder y reconocimiento.

Con paso seguro, salió de su habitación y descendió las escaleras hacia la sala común. El silencio de los pasillos vacíos lo rodeaba, pero él no sentía temor ni vacilación. Sabía que su destino estaba en sus propias manos, que cada paso que daba lo llevaba más cerca de la grandeza que tanto anhelaba.

El joven Riddle observó con atención mientras se acomodaba en su asiento, absorbido por la atmósfera de expectación que llenaba la habitación. Los rostros de los presentes se iluminaron con una mezcla de anticipación y admiración, y él mismo se sintió intrigado por la misteriosa figura que pronto aparecería.

Cuando la puerta se abrió, revelando a la invitada de honor, Tom contuvo el aliento por un instante. La belleza de Leah lo dejó sin palabras, su presencia irradiaba una elegancia serena y una confianza irresistible. Su vestido blanco resaltaba su figura esbelta, y los detalles en encaje negro añadían un toque de misterio y sofisticación a su atuendo. Cada movimiento era grácil, cada gesto estaba imbuido de una gracia natural que capturaba la atención de todos los presentes.

Horace sonrió con complicidad mientras los demás se levantaban en señal de respeto y admiración. Tom se mantuvo en su asiento, observando en silencio, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de fascinación y cautela.

Había algo en Leah que lo intrigaba, algo más allá de su apariencia deslumbrante y su aura de distinción. Y mientras ella ocupaba su lugar en la mesa, rodeada de admiradores, Tom sabía que esa noche prometía ser memorable en más de un sentido.

- Oh Leah, te estábamos esperando, es un gusto para mi y para todos que hayas venido- Le indicó una silla junto a los gemelos Clearware y se sentó, frente a ella estaba Tom.

- Y bien Leah, pronto traerán la comida...¿Puedes hablarnos de ti? - Agregó Slughorn para poder comenzar con una conversación cálida.

- Bueno, no hay mucho que contar -Contestó Leah pero fue interrumpida por Percibal Penniworth quién dijo:
- Creo que una chica tan bella y con un ojo gris...debe tener mucho que contar ¿O me equivoco? - Habló con el propósito de coquetear con Leah.

Tom rodó los ojos.

- ¿De qué trabajan tus padres? - Preguntó uno de los gemelos fingiendo no saber quién era Jordan Linghood.

- Mi padre esta trabajando en el ministerio de magia, es subdirector...

- Oh no me esperaba menos de Jordan - Dijo Horace y preguntó- ¿Y tu madre?- De inmediato Leah sintió un vacío en el corazón y habló mirando al suelo.

- Ella... trabajaba para el ministerio de magia en Francia...
- ¿Trabajaba?

- Falleció cuando tenía 10 años - Tom se sorprendió por la forma en que lo dijo, sus ojos ni siquiera se cristalizaron, pareciera cómo si no le doliera el hecho.

- Oh Leah...lo siento mucho de enserio, no tenía idea - Dijo Horace acomodándose en su asiento.
- ¡Genial, aquí viene la comida!- Cambió de tema cuando los elfos se acercaban con grandes platos.

El plato era sofisticado, pero para la desventaja de Leah, ella no comía mucho. A comparación de Gregory Gerlla que devoraba la comida.

- Deja un poco para el postre Gregory - Bromeó Slughorn y el mencionado ni siquiera se inmutó.
Cuando todos terminaron sus platos, decidieron empezar una charla.

Horace, entre risas y anécdotas, decidió llevar la conversación a un tono más serio.

-Bien chicos, dejando de lado las bromas, ¿qué planes tienen para después de Hogwarts? -preguntó con un destello de curiosidad en sus ojos.

La mayoría de los jóvenes no estaban seguros o simplemente planeaban seguir una carrera en el Ministerio de Magia, pero Leah tenía una respuesta distinta.

-Yo estoy interesada en un estudio sobre la inmortalidad -comentó, captando la atención de todos en la mesa-. Me gustaría escribir una tesis al respecto, explorando diferentes enfoques y teorías sobre el tema.

La mención de la inmortalidad provocó un murmullo de interés entre los presentes, pero fue la mirada de Tom la que llamó la atención de Leah.

Tom la miró con renovado interés, sus ojos centelleaban con una mezcla de curiosidad y admiración. Era evidente que la idea de Leah había despertado su atención de una manera que pocas cosas lograban.

-Esa es una elección fascinante, Leah -comentó Tom, inclinándose ligeramente hacia ella-. La inmortalidad es un tema sumamente complejo y misterioso. ¿Has considerado algún enfoque específico para tu investigación?

Leah notó la intensidad en la mirada de Tom y se sintió un poco nerviosa bajo su escrutinio. Sin embargo, también percibió un destello de complicidad en sus ojos, como si compartieran un interés común en el tema.

-Estoy considerando explorar diferentes métodos históricos y contemporáneos que se han propuesto para alcanzar la inmortalidad -respondió Leah, tratando de mantener la calma ante la mirada penetrante de Tom-. Creo que hay mucho por descubrir en este campo, y estoy emocionada por sumergirme en él.

La conversación continuó entre ellos, con Tom mostrando un genuino interés en las ideas de Leah y compartiendo algunas reflexiones propias sobre el tema. A medida que hablaban, Leah se dio cuenta de que esta cena podría ser el comienzo de una conexión más profunda entre ellos.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now