Capítulo 42

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Capítulo cuarenta y dos
"Tercer prueba"

- ¡Eirik Magni no se mueve!

-¡Por Merlín! no respira...

- Eirik está muerto...

La escena se desenvolvía en un caos ensordecedor, con las voces de los presentes resonando en la mente de Leah como un eco incesante que amenazaba con volverla loca. Cada palabra era un golpe, una acusación que la sacudía hasta lo más profundo de su ser, y ella luchaba desesperadamente por negar la verdad que se cernía sobre ella.

El campo donde se había llevado a cabo la tercera prueba se había convertido en un escenario de horror y confusión. Gemma Delacour, al borde de las lágrimas, apenas podía contener su angustia mientras observaba la escena con incredulidad. El director Dippet, congelado en su lugar, no podía apartar la mirada del cuerpo inerte del estudiante de Durmstrang.

En medio de la conmoción, Leah se encontraba de pie, su cabeza negando frenéticamente mientras trataba desesperadamente de contener el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse. Finalmente, cediendo ante la abrumadora marea de sentimientos, se derrumbó en el suelo, su cuerpo sacudido por sollozos incontrolables.

Fue entonces cuando Tom Riddle, con los ojos llenos de lágrimas que no eran suyas, reconoció la angustia desgarradora en el rostro de Leah. Sin vacilar, corrió hacia ella y la tomó en sus brazos, tratando desesperadamente de consolarla y al mismo tiempo de silenciar sus propias emociones tumultuosas.

El gesto de Tom desconcertó a los presentes, quienes observaban con una mezcla de miedo y confusión mientras él intentaba contener a Leah en un abrazo protector. Algunos se preguntaban qué había llevado a la fría y calculadora Linghood a cometer tal acto, mientras que otros simplemente quedaban anonadados por la intensidad de la escena frente a ellos.

Porque, en efecto, Leah Linghood había asesinado a alguien frente a los ojos de todos, dejando a los presentes preguntándose cómo una chica aparentemente normal podía ser capaz de cometer un acto tan atroz.

(...)

La tercera prueba del Torneo de los Tres Magos se desencadenó en un caos vertiginoso, donde el destino de los participantes se tornó ominoso en cuestión de segundos. La batalla aérea inicialmente prometía ser un desafío emocionante y lleno de adrenalina, pero pronto se convirtió en un escenario de terror y desesperación.

Cuando la escoba de Eirik Magni se partió en dos, enviándolo en picada hacia el suelo, Leah Linghood sufrió el mismo destino, viéndose obligada a continuar la lucha en tierra firme. Lo que comenzó como un enfrentamiento de hechizos relativamente benignos pronto se transformó en un duelo mortal cuando Magni, en un giro inesperado, desató una furia desenfrenada contra la joven Linghood.

Los hechizos que lanzaba Magni eran potentes y mortales, como si estuviera poseído por una fuerza maligna que controlaba sus acciones. Leah se encontró acorralada contra la pared, enfrentándose a la elección entre la vida y la revelación de su verdadera naturaleza oscura y prohibida.

En un instante de desesperación y desesperación, Leah se entregó a la oscuridad que la acechaba desde lo más profundo de su ser. Recordando el primer duelo fallido en su primer año en Hogwarts, cuando su oscuridad interior había sido expuesta ante todos, la joven Linghood lanzó el maleficio Crucio con una determinación fría y letal.

Los conjuros que siguieron no conocieron piedad ni misericordia, golpeando a Magni con una ferocidad devastadora hasta dejarlo inconsciente en el suelo, si no muerto. En medio del caos y la destrucción que había desatado, Leah se encontró a sí misma atrapada en un torbellino de emociones encontradas, enfrentándose a las consecuencias de sus acciones y a la realidad implacable de su propia oscuridad.

The secret of Tom Riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora