Capítulo 66

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Capítulo sesenta y seis
"No quiero irme"

A medida que Leah y su madre recorrían los pasillos de la mansión, Leah observaba cada detalle de su entorno con una mezcla de fascinación y melancolía. La opulencia y el calor del hogar en esta realidad contrastaban profundamente con su presente verdadero, donde la sombra de la prisión de Azkaban oscurecía cada aspecto de su vida familiar. En su mundo real, su padre, Jordan, cumplía una condena en la temida prisión, acusado de crímenes que habían desgarrado a su familia.

Pero aquí, en esta realidad alternativa, su padre estaba libre y esperándola con ansias en la biblioteca, un espacio acogedor lleno de libros antiguos y el aroma a madera y cuero. Leah sentía como si hubiera cruzado no solo a otro mundo, sino a otra vida donde la tragedia familiar nunca había ocurrido.

Al llegar a la biblioteca, su padre se levantó de un sillón de cuero con una sonrisa cálida. Era un hombre de aspecto fuerte con el cabello ligeramente salpicado de canas, pero con ojos vivaces que expresaban una inteligencia y un cariño profundos. Leah corrió hacia él, y lo abrazó fuerte, llenando su corazón de una paz que hacía mucho no sentía.

-Mi pequeña Leah-dijo Jordan, su voz llena de emoción-, verte aquí, así, es todo lo que siempre he deseado.

Leah se aferró a su padre, las lágrimas brotando de nuevo mientras absorbía cada momento de este encuentro imposible. Finalmente, se apartaron y tomaron asiento. Fue entonces cuando su madre, con una sonrisa complaciente y ojos brillantes, comenzó a hablar de futuros planes.

-Estamos tan felices, Leah-comenzó su madre, Willa, mientras le tomaba la mano-. Tu padre y yo estamos encantados con tu compromiso con James Whitermore. Sabes, él ha sido como un hijo para nosotros desde hace mucho tiempo.

La mención de James trajo un nuevo torbellino de emociones. James Whitermore, en esta realidad, no solo era parte de su vida, sino que estaba íntimamente ligado a ella a través de un compromiso. Leah recordó las otras realidades en las que James también había sido un punto constante, una figura de amor y complicidad, pero este compromiso oficial le otorgaba un nuevo nivel de conexión que no había experimentado antes.

-James es un hombre maravilloso-continuó Willa, notando la sorpresa en el rostro de Leah-. Ha estado esperando este día tanto como nosotros. Planea una vida contigo, llena de amor y aventuras. Sé que podrán ser muy felices juntos.

Leah asintió, el corazón lleno de un amor confuso pero abrumador por un hombre que, en su realidad original, aún era un enigma por resolver. Aquí, en cambio, representaba la promesa de un futuro feliz y estable.

-Gracias, mamá-respondió Leah, su voz temblorosa por la emoción-. Me hace muy feliz escuchar eso. No puedo esperar a verlo.

Jordan y Willa intercambiaron miradas llenas de amor y orgullo. Leah se sentó allí, en la calidez de su hogar lleno de amor y esperanza, sintiéndose parte de un mundo donde las sombras de Azkaban no podían tocar a su familia, un refugio seguro en el cual, quizás, podría quedarse para siempre.

La conversación continuó en un tono animado, mientras Jordan y Willa compartían detalles sobre los preparativos para la boda de Leah y James. Leah escuchaba con atención, tratando de asimilar la idea de un compromiso que, aunque en esta realidad era una fuente de alegría, aún la dejaba con una sensación de desconcierto y anhelo.

Mientras hablaban, Leah se encontraba contemplando los retratos familiares que adornaban las paredes de la biblioteca. Fotografías de momentos felices, de sonrisas genuinas y abrazos cálidos, evocaban una sensación de nostalgia por una vida que parecía tan lejana y tan deseada a la vez.

Cuando la conversación llegó a su fin y Willa se levantó para atender otros asuntos, Leah se encontró a solas con su padre. Jordan la miró con ternura, sus ojos expresando un amor incondicional que la envolvía como un abrazo reconfortante.

-Leah, cariño -dijo Jordan, su voz llena de afecto-. Sé que todo esta pasando muy de repente, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, pase lo que pase.

Leah asintió con gratitud, sintiendo un nudo en la garganta al contemplar la profunda bondad de su padre. Aunque esta realidad parecía demasiado hermosa para ser verdad, el amor que compartía con su familia era real y tangible, una fuente de fortaleza que la llenaba de esperanza.

Después de un momento de silencio, Leah se puso de pie.
La sensación de agotamiento en el cuerpo se hacía cada vez más palpable, una señal ineludible de que había pasado demasiado tiempo sumergida en las realidades alternas del espejo. Cada momento en aquel mundo alternativo, aunque encantador y lleno de posibilidades donde su madre vivía, donde podía expresar abiertamente su amor y tristeza, y donde su padre estaba libre, no era más que una dulce ilusión. A pesar del profundo deseo de permanecer allí, donde sus padres estaban juntos y felices, sabía que debía regresar.

Con un suspiro de resignación y un palpable dolor en el pecho por dejar atrás lo que podría haber sido, Leah se retiró del espejo. La realidad alternativa se desvanecía lentamente, disolviéndose como el vapor en el aire frío, dejándola parada sola en la vasta oscuridad del salón de menesteres. Había vuelto a su realidad actual.

El contraste era abrumador. Aquí, en su verdadero presente, el salón estaba impregnado de una oscuridad espesa, casi tangible, que reflejaba el peso de su verdadera vida -una vida donde la alegría y el dolor coexistían de una manera más cruda y real. La luz del espejo se desvaneció completamente, y Leah se encontró envuelta en la penumbra del salón, un lugar que, aunque familiar, se sentía más solitario que nunca después de haber probado la dulzura de lo que pudo ser.

Tomando una profunda respiración, Leah permitió que la oscuridad la rodeara, sintiendo cómo la frialdad del suelo de piedra se filtraba a través de sus zapatos, anclándola de nuevo a su realidad. Su corazón, todavía resonando con los ecos de las risas y los abrazos de su madre, comenzó lentamente a aceptar que debía enfrentar su verdadero mundo, con todos sus desafíos y desencantos.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now