Capítulo 64

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Capítulo sesenta y cuatro
"Vida Alterna"

Esa mañana el colegio se vació casi por completo, ya que todos los alumnos y profesores partirían hacia Listonboix, excepto Linghood y Riddle, a quienes les faltaba la autorización firmada. Sólo un profesor eligió quedarse: James Whitermore.

Encontrándose solo en el gran edificio, James se apoyó en uno de los ventanales que daban al campo de Quidditch, sumido en sus pensamientos. No mucho después, sintió una presencia a su lado. Al girarse, sus ojos encontraron la familiar y reconfortante figura de Leah, con su hermosa cabellera flotando ligeramente al ritmo de la brisa que se colaba por la ventana entreabierta.

- Nunca me has dicho cómo conociste a Weily -preguntó James, curioso.

- No tenía muchos amigos de pequeña... me llamaban monstruo por el color de mis ojos -respondió Leah, una sombra de tristeza cruzando su mirada.

- Yo creo que tus ojos son hermosos -la interrumpió James, haciendo que ella se sonrojara levemente antes de continuar su relato.

- Una vez, cuando todos empezaron a arrojarme piedras, Weily fue la única que les gritó hasta que se fueron. Desde ese momento fuimos inseparables... hasta que me mudé a Londres.

- Un acto heroico -comentó James, admirando la fortaleza en la voz de Leah.

- Podría decirse -concedió ella, recordando de repente otra cuestión que había querido plantearle-. ¿Cómo supiste que Tom Riddle le teme a la muerte?

- Un boggart. Curioso, ¿no? -dijo James con un tono pensativo.

- ¿Curioso en qué? -inquirió, intrigada.

- Que el chico encapuchado que te apareció a ti fuera Tom, y que a él le haya aparecido una chica encapuchada con tu mismo color de ojos, únicos en el mundo.

- Creo saber por qué... ¿A qué le teme usted? -su pregunta fue suave, casi un susurro. Leah intentaba buscar en James un destello de maldad, algo que le diera razón a las palabras de Tom, sin embargo parecía ser una muy buena persona frente a ella.

- Dime James, por favor -Este sonrió, aliviado por la familiaridad, y confesó-: Le temo al futuro. Al hombre en el que voy a convertirme.

- ¿Y cómo es ese hombre? - miraba ahora directamente a los ojos de James, buscando entender su miedo.

- Sin amor -respondió él con una seriedad que contrastaba con la suave luz que entraba por la ventana.

- Debe haber alguna joven interesada... -dijo Leah, tratando de aligerar el momento.

- La hay... es la más hermosa que he visto en mi vida -James la miró directamente, y sonrió de medio lado, acercándose un poco más-. Pero es imposible que esté con ella.

- ¿No siente lo mismo? -preguntó ella, su voz cargada de inocencia.

- No lo sé... pero sé que hay un chico que daría todo por estar junto a esa chica y, aunque intente alejarlo de ella, sé que al final no voy a lograrlo.

- Tienes que intentar más... A veces hay que forzar un poco nuestro propio destino -Leah no sabía cuánto significaban esas palabras para James.

Ella apoyó la mano sobre la de él, mirándolo de medio lado.

- Tal vez lo empiece a hacer -murmuró James, un nuevo brillo de determinación en sus ojos.

FlashBack

Dentro del espejo, el tiempo y la realidad se entrelazaban en una delicada danza de posibilidades y caminos no tomados. James había sido arrastrado a una existencia paralela donde había pasado ya tres años; una vida aún por ocurrir en su línea temporal original. En este universo alternativo, se encontraba una vez más en Francia, disfrutando de una cena en la elegante residencia de Willa Warrington.

La atmósfera era cálida, iluminada suavemente por velas que centelleaban y reflejaban destellos dorados en el cabello rubio y radiante de Leah, quien se sentaba frente a él. En esta realidad, Leah nunca había regresado a Londres. Su madre seguía con vida, y ella irradiaba una felicidad pura y serena que a James le dolía reconocer, por lo distante que se sentía de su propio mundo.

Willa, siempre la anfitriona atenta, levantó su copa de vino con una sonrisa acogedora y miró a los dos jóvenes con ojos llenos de esperanza y afecto.

- Estoy tan feliz por el compromiso de ustedes dos -comenzó, su voz suave pero clara en el silencio que se había asentado sobre la mesa-. James, siempre supe que serías el complemento perfecto para mi Leah.

Leah, con un rubor suave en sus mejillas, sonrió y tomó la mano de James sobre la mesa.

- Mamá, no podría estar más agradecida por tener a alguien como James a mi lado -respondió ella, su mirada llena de un amor tranquilo y profundo.

James, aún abrumado por la realidad de este mundo alternativo, asintió con gratitud hacia Willa.

- Willa, no hay palabras para expresar cuánto significa para mí esta oportunidad. Leah es... ella es todo lo que podría haber esperado y más. -Sus palabras eran sinceras, un eco de su corazón que batallaba entre lo que era real allí y lo que dejaba atrás.

Willa sonrió, complacida, y continuó:

- Espero que puedan ser muy felices juntos. Aquí en Francia, Leah ha encontrado la paz, y me llena de alegría pensar que ustedes construirán una vida juntos.

Leah apretó suavemente la mano de James, su gesto lleno de promesas y futuros compartidos.

- Eso es todo lo que he deseado -murmuró ella.

James asintió, su corazón dividido entre la gratitud por esta paz que Leah había encontrado y la extraña sensación de desapego de una vida que no había vivido aún. La conversación fluía alrededor de la mesa mientras él reflexionaba en silencio, perdido en la complejidad de los mundos y los destinos entrelazados por el espejo mágico.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now