Capítulo 61

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Capítulo sesenta y uno
"Duelo"

El aula resonaba con un silencio cargado de tensiones mientras Leah Linghood y Tom Riddle aguardaban la llegada del profesor. Leah se mantenía distante, sus ojos evitando cualquier contacto con los de Tom, consciente de la peligrosa atracción que él ejercía sobre ella. Por otro lado, Tom apenas podía contener su impaciencia, su mente llena de pensamientos sobre la presencia de James Whitermore y las complicaciones que ello implicaba.

El tiempo parecía estirarse interminablemente, cada segundo aumentando la incomodidad entre ellos. Tom rompió el silencio con una pregunta aparentemente inocente, tratando de romper el hielo que se había formado entre ellos.

-¿No crees que tarda? -preguntó con una voz que intentaba ocultar su propia inquietud.

La respuesta de Leah fue tajante, su tono dejando claro que no estaba interesada en prolongar la conversación más de lo necesario. Sin embargo, Tom persistió, buscando cualquier excusa para interactuar con ella, aunque fuera brevemente.

-¿Quieres que empecemos sin él? -inquirió, inclinándose ligeramente hacia ella en un gesto de complicidad que fue rechazado de inmediato.

-No -respondió Leah con firmeza, su mirada clavada en algún punto fijo del aula.

Tom, aunque herido por el rechazo de Leah, decidió obedecer su deseo de silencio. Sin embargo, la necesidad de romper la tensión era demasiado fuerte, y pronto volvió a hablar, esta vez con una pregunta más personal.

-¿Cómo estás? -inquirió, tratando de ocultar su propia vulnerabilidad detrás de una máscara de indiferencia.

Leah se detuvo por un momento, recordando la noche anterior y la preocupación que había sentido al ver a Tom tan perturbado. Sabía que él estaba ocultando algo, pero no podía evitar sentirse intrigada por lo que podría ser.

-Bien... Tom, estoy bien -respondió, su voz suave pero firme. Pero su siguiente comentario reveló que había notado la incomodidad de Tom. -Eres tú quien no está bien evidentemente, anoche parecías haber visto un fantasma.

Tom se tensó ligeramente ante la observación de Leah, consciente de que ella había captado su desasosiego. Decidió ocultar la verdad, prefiriendo mantener sus propios demonios encerrados dentro de su mente, lejos de los ojos inquisitivos de Leah.

-No me estaba sintiendo muy bien... -mintió, su voz apenas un susurro que apenas pudo ocultar su propia confusión y angustia interna. Pero frente a Leah, la verdad parecía demasiado peligrosa para revelarse.

En el momento en que James Whitermore entró en la sala, su rostro estaba iluminado por una sonrisa alegre y contagiosa. Se acercó al grupo con un aire de expectación palpable.

-¿Listos? -preguntó con entusiasmo, sus ojos brillando con anticipación.

Los tres se reunieron en el centro del aula, creando un triángulo tenso y cargado de energía. Leah no pudo evitar sentir un nudo en el estómago mientras esperaba la respuesta de James a la pregunta inevitable de qué harían en esa clase.

-Un duelo, por supuesto -respondió James con una confianza que no dejaba lugar a dudas-. Tengo que saber cuál de los dos tiene más potencial.

La revelación provocó un intercambio de miradas entre Tom y Leah, cada uno evaluando al otro con una mezcla de desafío y determinación. Tom rompió la tensión con una sonrisa dirigida a Leah, un gesto que parecía intentar suavizar el ambiente tenso.

-Espero que ambos utilicen el hecho de que le temen a la muerte -comentó Tom con una ligera ironía, un intento de aliviar la tensión antes de que comenzara el duelo.

Con un gesto de la varita de James, el duelo estaba en marcha. Tom no dudó en lanzar el primer hechizo, un "Expulso" que envió a Leah volando por los aires, estrellándose contra un armario con un impacto sordo. Pero Leah se levantó rápidamente, su determinación en aumento mientras se apresuraba hacia Tom, deseando terminar con el duelo que no quería haber empezado.

Leah lanzó un contraataque, un hechizo que llenó el cuerpo de Tom de cortes profundos, haciéndolo caer al suelo, desangrándose. Sin embargo, la agonía fue breve, ya que Tom murmuró algunas palabras que resultaron en una rápida curación de sus heridas.

A pesar del intercambio de hechizos y contrahechizos, James no podía evitar notar cómo Leah evitaba deliberadamente cualquier contacto con Tom, como si temiera acercarse demasiado a él.

Con el fin de la clase, Tom tomó la muñeca de Leah, su voz llena de una urgencia que no podía ocultar.

-¿Podemos hablar un momento? -solicitó, su expresión esperanzada pero ansiosa.

Sin embargo, Leah se alejó ligeramente, su respuesta marcando una clara distancia entre ellos.

-No creo que sea la mejor idea... -respondió, su voz tranquila pero firme, indicando que había barreras emocionales que aún no estaban listas para superar.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now