Capítulo 43

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Capítulo cuarenta y tres
"Asesina"

La decisión de Armando Dippet de posponer la expulsión de Leah hasta el final de su quinto año en Hogwarts solo alimentó la tormenta de emociones que la joven enfrentaba. Con cada día que pasaba, la sensación de desesperación y aislamiento se intensificaba, y la oscuridad que la había consumido desde lo más profundo de su ser parecía crecer con cada latido de su corazón.

El eco de las miradas acusatorias y los murmullos cargados de condena resonaba en sus oídos, mientras la etiqueta de "Asesina" se convertía en una losa pesada que llevaba a cuestas a cada paso. A pesar de las burlas y la hostilidad de sus compañeros de Hogwarts, Leah encontró consuelo en la presencia de Tom Riddle, quien se convirtió en su ancla en medio de la tempestad que azotaba su alma atormentada.

Sin embargo, a pesar del apoyo que recibía de Tom, Leah se sentía devastada y desesperada por escapar de aquel lugar que ahora parecía más una prisión que una escuela. Su corazón estaba lleno de amargura y resentimiento hacia el mundo que la había condenado, y su mente estaba obsesionada con la idea de liberarse de las cadenas que la ataban a un destino oscuro y desesperanzador.

Convencida de que todo había salido mal desde el momento en que Tom Riddle la había manipulado y controlado, Leah llegó a la conclusión de que la única forma de encontrar la redención y la paz verdadera era eliminar al hombre que había sembrado la semilla del mal en su corazón. Planeaba acabar con Hogwarts y con Tom Riddle, liberándose así de las garras de la oscuridad que la había consumido por tanto tiempo.

A pesar de lo absurdo que podía sonar culpar a Tom Riddle por sus propias acciones y pensamientos, Leah estaba convencida de que él era en parte responsable de la espiral descendente en la que se encontraba. Con cada día que pasaba, su determinación de poner fin a todo aquel tormento crecía más y más, llevándola por un camino oscuro y peligroso del cual no había retorno.

El encarcelamiento de su padre, Jordan Linghood, en Azkaban, era como una sombra que se cernía sobre Leah, recordándole constantemente la oscuridad que había marcado su vida desde temprana edad. La idea de tener a su padre tras las rejas, acusado de un crimen que no había cometido, alimentaba la amargura y la desesperación que consumían su alma, convirtiéndola en una prisión de dolor y resentimiento.

Cada vez que Leah se detenía a pensar en su padre encarcelado, sentía que un abismo se abría bajo sus pies, arrastrándola hacia un abismo sin fondo de desesperación y desesperanza. La imagen de Jordan Linghood, un hombre noble y respetado, siendo acusado de un crimen que no había cometido, era una herida abierta en su corazón que nunca parecía sanar.

La percepción de sus compañeros de Hogwarts sobre su padre también contribuía a alimentar la oscuridad que la rodeaba. A medida que la noticia del arresto de Jordan se extendía por el castillo, muchos comenzaron a mirar a Leah con sospecha y desconfianza, convencidos de que la manzana no caía lejos del árbol y de que ella también era una culpable. La idea de que ella y su padre fueran vistos como asesinos les resultaba cada vez más difícil de soportar, aumentando su sensación de aislamiento y alienación del mundo que la rodeaba.

En medio de todo este caos y desesperación, Leah se aferraba a la única certeza que tenía en su vida: su determinación de liberarse de las cadenas que la ataban a un destino oscuro y desolador. Con cada día que pasaba, su sed de venganza se intensificaba, empujándola hacia adelante por un camino peligroso y desconocido del cual no había vuelta atrás.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now