Capítulo 25

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Capítulo veinticinco
"Navidad con los Linghood"

Una vez que el carruaje llegó a su destino, Leah y Tom descendieron y contemplaron la majestuosa mansión que se alzaba ante ellos. Las altas torres góticas se recortaban contra el cielo crepuscular, y las luces cálidas iluminaban las ventanas, proyectando destellos dorados en la nieve que cubría los jardines.

Leah tomó la iniciativa y abrió la imponente puerta principal de roble tallado, revelando el esplendor del vestíbulo iluminado por candelabros. Una oleada de calor los recibió mientras entraban en la opulenta residencia.

Su padre, Jordan Linghood, los recibió con los brazos abiertos, y Leah se sintió reconfortada por su cálido abrazo. Sin embargo, notó su preocupación al sentir su piel helada por el frío del exterior.

Tras el abrazo, Jordan se apartó para que Tom saludara al profesor Townsheed, quien se acercó para dar la bienvenida a su alumno preferido, Tom. La atmósfera estaba cargada de expectación mientras Jordan se presentaba al joven, y un destello de complicidad brilló en su mirada al recordar las conversaciones con Tim sobre aquel prometedor joven.

Jordan sonrió, pensando en las posibilidades que el futuro podría deparar, incluso contemplando la idea de que Tom pudiera convertirse en parte de la familia en algún momento.

Leah condujo a Tom por los intrincados pasillos de la mansión hasta llegar a su habitación asignada. La atmósfera estaba cargada de una tensión silenciosa, cada uno inmerso en sus propios pensamientos mientras recorrían los corredores.

Una vez en su habitación, Leah se despidió con una sonrisa, dejando a Tom a solas para que se cambiara. Mientras él abría su pequeño baúl, una mezcla de emociones lo invadió. Por un lado, se sentía agradecido por la hospitalidad de los Linghood, pero por otro, la sensación de no pertenecer allí se hacía cada vez más intensa.

Tom seleccionó cuidadosamente su atuendo, optando por prendas simples pero elegantes. La camisa a cuadros marrón contrastaba con el gris oscuro de los pantalones, y los zapatos lustrados añadían un toque de refinamiento a su aspecto. Mientras se ajustaba el cinturón, una punzada de incomodidad lo invadió, recordándole lo diferente que era su vida en comparación con la de Leah y su familia.

Mientras tanto, Leah elegía su vestido con esmero, buscando la combinación perfecta entre elegancia y comodidad. El color bordó resaltaba su tez pálida, y las mangas largas le proporcionaban una sensación de seguridad. A pesar de su aparente confianza, una sombra de inseguridad se cernía sobre ella, recordándole las expectativas que recaían sobre sus hombros como hija de una familia influyente.

Cuando ambos estuvieron listos, descendieron hacia la sala principal, donde Jordan y el profesor Townsheed los esperaban. La charla animada entre los dos hombres evocaba recuerdos de su época en Hogwarts, pero para Tom y Leah, era un recordatorio constante de la brecha que los separaba de aquellos tiempos de inocencia y camaradería.

Una vez sentados en la imponente mesa, Tom y Leah intercambiaron miradas cómplices antes de que ella se inclinara hacia él para susurrarle.

- Seguro que el profesor Townsheed habló bien de ti - murmuró Leah. Tom simplemente asintió antes de enderezarse nuevamente, observando cómo los elfos domésticos traían la cena.

Cuatro de ellos entraron por la gran puerta, cada uno portando bandejas plateadas. El primero se acercó a Jordan, sirviéndole una deliciosa sopa de mariscos bouillabaisse, originaria de Francia. Los demás elfos repartieron platos similares entre los comensales, incluyendo una variedad de manjares navideños como cornalles, budín de caldero, bollos de Bath y otros alimentos típicos.

Una vez servidos, mientras comenzaban a disfrutar de la cena, Jordan decidió iniciar una conversación.

- Así que he escuchado cosas sorprendentes sobre ti, Tom - comentó Jordan, enderezándose con su tono respetuoso y suave.

- Puedo decir lo mismo sobre usted, señor Linghood - respondió Tom cortésmente, inclinándose ligeramente en señal de respeto. Luego, dirigió su atención al profesor Tim, buscando involucrarlo en la conversación.

- Profesor, ¿no comerá? - preguntó Tom, notando que el hombre apenas había tocado su comida ni su vino de Liux.

- La verdad es que no tengo hambre... pero no se preocupen por mí - respondió el profesor Tim con una suave sonrisa. Luego, su atención se centró en Leah - Leah, estaba comentando con tu padre sobre lo avanzada que estás en mi clase.

La joven Linghood se acomodó en su asiento, llevando el sorbo final de su jugo de calabaza antes de hablar.

- Me alegra que esté pendiente de mi padre y de lo que hacemos en Hogwarts - dijo Leah con una sonrisa sincera, aunque su tono revelaba cierta incomodidad.

Jordan continuó, su voz resonando con nostalgia mientras rememoraba el pasado.

- También me dijo que ambos están en el club de las eminencias. Eso es sorprendente. Tim y yo logramos entrar cuando cumplimos los 17 años, por desgracia... ya en nuestro último año en Hogwarts - suspiró, dejando escapar un rastro de melancolía en sus palabras. Luego, desvió su mirada hacia Tom con curiosidad evidente- Veo que usted y mi hija tienen algo más que una amistad...

Leah abrió los ojos un poco más de lo normal, sintiendo una mezcla de sorpresa y nerviosismo al escuchar la pregunta de Jordan. Por su parte, Tom se removió incómodo en su asiento antes de responder.

- No, señor Linghood, Leah es solo una buena amiga... - dijo Tom, tratando de mantener su tono lo más neutro posible.

La expresión de Jordan cambió ligeramente, pero recuperó su compostura rápidamente.

- Oh... pensé que, como fueron juntos al baile de los tres magos, bueno, no importa - respondió, tratando de disimular su ligera sorpresa.

Leah sintió el impulso de aclarar las cosas, consciente de la confusión que podía haber generado.

- En realidad fuimos juntos porque el profesor Horace quiso que fuéramos como pareja. Él siempre trata de emparejarnos - explicó Leah, buscando despejar cualquier malentendido.

Tim, quien hasta ahora había estado en silencio, decidió compartir una anécdota propia, pero fue interrumpido por Jordan antes de que pudiera terminar.

- Artemise Willow - completó Jordan, recordando la situación con humor.

- La misma. Una vez nos encerró en un armario para que nos conociéramos... Pobre chica, ni siquiera era de Slytherin, era de Ravenclaw - continuó Tim, antes de concluir con una esperanza para Tom y Leah-. Ojalá no les haga eso, aunque ya se conocen lo suficiente.

Tom y Leah intercambiaron una mirada cómplice, una sonrisa de entendimiento se dibujó en los labios de Leah mientras asentía.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now