Capítulo 33

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Capítulo treinta y tres
"Entrevista"

La atmósfera en la oficina de Armando Dippet estaba cargada de tensión y expectación mientras los tres campeones aguardaban la llegada de Artemise Woodroft, la entrevistadora del "Profeta". Eirik, Gemma y Leah ocupaban sus asientos con posturas que reflejaban la determinación y el nerviosismo que sentían ante la inminente entrevista.

Eirik, cuya posición como la "Fuerza" había sido ganada a través de su imponente desempeño en la primera prueba, mantenía una expresión seria y decidida. Su mirada reflejaba la confianza en sus habilidades físicas, pero también una chispa de ansiedad ante la perspectiva de enfrentarse a las preguntas incisivas de la periodista.

Gemma, designada como la "Agilidad" debido a su destreza en la primera prueba, mostraba un aire de serenidad y elegancia que contrastaba con la energía nerviosa que se palpaba en el ambiente. Aunque había tenido que enfrentarse a la Banshee en la primera prueba, su experiencia como Veela le otorgaba una ventaja única en el manejo de situaciones complicadas.

Leah, designada como la "Inteligencia" después de su impresionante actuación en la primera prueba, se sentía abrumada por la responsabilidad que recaía sobre sus hombros. Aunque había salido victoriosa en la primera prueba, sabía que el camino hacia la victoria final estaba lleno de desafíos y obstáculos. Su mente aguda y su habilidad para resolver problemas le serían de gran utilidad en la entrevista, pero aún así no podía evitar sentir una punzada de ansiedad ante lo desconocido.

A medida que el tiempo pasaba y la entrevistadora aún no llegaba, la tensión en la habitación se hacía palpable. Los tres campeones intercambiaban miradas nerviosas y suspiraban con impaciencia, preguntándose qué preguntas tendrían que enfrentar y cómo responderían a ellas. Con la incertidumbre flotando en el aire, el silencio se volvía cada vez más pesado, hasta que finalmente, el sonido de pasos resonó en el pasillo, anunciando la llegada de Artemise Woodroft y el inicio de la entrevista.

La tensión en la habitación aumentó cuando llegó el turno de Gemma Delacour para la entrevista. Artemise Woodroft, con su aire de inquietud y su reputación cuestionable, provocó un ambiente de ansiedad en la joven campeona. Gemma se preparó para enfrentar las preguntas con la misma elegancia y determinación que había demostrado en la primera prueba, pero no pudo evitar sentirse incómoda ante la presencia de la entrevistadora.

Las insinuaciones coquetas de Artemise hacia Eirik Magni, el primer entrevistado, ya habían dejado claro que la periodista no tenía reparos en usar su encanto para conseguir lo que quería. Sin embargo, su actitud hacia Gemma fue completamente diferente. La francesa se sintió frustrada y molesta por los comentarios condescendientes y poco profesionales que recibió de Woodroft durante la entrevista.

Las críticas despectivas de Artemise hacia Gemma, incluyendo la insinuación de que se comportaba como una niña malcriada por ser de la Academia Beauxbatons, fueron recibidas con indignación por parte de la joven campeona. A pesar de su esfuerzo por mantener la compostura, Gemma no pudo evitar sentirse herida y humillada por los comentarios de la entrevistadora.

La próxima entrevista, que sería con Leah Linghood, se anunciaba aún más desafiante después de escuchar las experiencias negativas de sus compañeros. Leah se sentía renuente a enfrentarse a Artemise Woodroft, sabiendo que la periodista no tendría reparos en distorsionar la verdad y exagerar los hechos para crear una narrativa sensacionalista. A pesar de su reticencia, la joven campeona se preparó para enfrentar la entrevista con determinación y valentía, decidida a no dejar que las palabras de Woodroft la afectaran.

Artemise Woodroft parecía prepararse meticulosamente antes de lanzar cada pregunta, colocando sus lentes con un aire de importancia y hojeando brevemente las páginas de su libreta antes de fijar su mirada en Leah. Cada gesto, desde el ajuste de sus gafas hasta la manera en la que posicionaba su pluma sobre el papel, parecía calculado para intimidar o al menos desequilibrar a su interlocutora.

- Y bien Leah... ¿Por qué quisiste entrar a un concurso tan peligroso como este? - Preguntó por fin la mujer poniéndose sus lentes y acomodándose para empezar a escribir.

- Le seré sincera, pensé que no iba a ganar... lo hice por simple curiosidad - respondió Leah, observando cómo Artemise escribía algo rápidamente en su libreta, su pluma rasgando el papel de manera casi teatral.

- ¿Qué se siente ser hija de uno de los hombres más adinerados en el mundo mágico? y apuesto debo decir - añadió Artemise, soltando una risita que más parecía una provocación.

- Se siente normal - replicó Leah, tratando de mantener la calma mientras fruncía el ceño, claramente molesta por la insinuación subyacente en la pregunta.

- ¿Entraste al concurso por simple curiosidad o por querer llamar la atención? - insistió Artemise, clavando su mirada en Leah como si tratara de perforar sus defensas.

- Ya se lo dije... curiosidad - Leah ya mostraba signos de irritación, su voz teñida con un tono de desafío.

- ¿No te bastó con ser la hija de Jordan Linghood? - inquirió Artemise, su tono insinuante sugería acusaciones veladas sobre las motivaciones de Leah.

- ¿A qué se refiere? - Leah comenzaba a sentirse acorralada, su paciencia claramente desgastándose.

- ¿Lo de tus ojos es natural o es otra forma de querer llamar la atención? - Artemise lanzó la pregunta con una ligereza que no disimulaba su verdadera intención de provocar.

- Natural - Leah contestó seca y cortante, su mirada era un reflejo de su creciente frustración.

- ¿Es verdad que rechazaste una cita con Eirik Magni? - Artemise no dio tregua, cambiando rápidamente el tema para mantener a Leah desequilibrada.

- ¿Qué tiene que ver eso...? - Leah empezó a responder, pero fue interrumpida.

- Supongo que ya está, gracias Leah por tu tiempo - Artemise se levantó abruptamente, cerró su libreta y se alejó con una sonrisa pícara, dejando a Leah con una mezcla de alivio y consternación.

Leah solo le sonrió de medio lado, observando cómo la figura de Artemise se alejaba. Miró hacia atrás y frunció el ceño mientras la periodista se iba. Se quedó sentada, su mente abrumada por la negatividad de la interacción, pensando en las distorsiones que probablemente adornarían su retrato en el artículo venidero. "Definitivamente no va a publicar cosas lindas," concluyó con resignación.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now