Capítulo 27

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Capítulo veintisiete
"Capa de invisibilidad"

La mañana siguiente en la casa de Leah, el ambiente estaba impregnado de la magia de la Navidad. Las luces parpadeantes del árbol de Navidad iluminaban la sala, mientras el aroma a pan de jengibre y chocolate caliente llenaba el aire. Los adornos navideños colgaban de las paredes, y un suave tintineo de campanas resonaba en el fondo, creando una atmósfera de calidez y alegría.

Todos estaban reunidos en la sala, rodeando el árbol decorado con brillantes adornos y envueltos regalos. Leah estaba radiante, con una sonrisa que iluminaba su rostro mientras repartía los regalos entre los presentes. Había una excitación palpable en el aire, y los corazones latían con anticipación mientras cada uno tomaba un regalo y lo abría con entusiasmo.

Entre la multitud, Tom se encontraba en silencio, observando con curiosidad y una pizca de nostalgia. Esta sería su primera Navidad en mucho tiempo rodeado de tanto afecto y celebración. Aunque nunca había sido una festividad importante para él, no podía evitar sentirse conmovido por la alegría y la camaradería que lo rodeaban.

Mientras veía a los demás desenvolver sus regalos con entusiasmo, Tom se encontró reflexionando sobre su propia situación. Sabía que esta Navidad sería memorable, quizás la única verdaderamente significativa que había experimentado en mucho tiempo. A pesar de su pasado oscuro y solitario, se sentía agradecido por estar aquí, compartiendo este momento especial con Leah y su familia.
Leah tomó el primer regalo con cuidado, desatando con delicadeza el lazo que lo envolvía. Sus ojos se iluminaron al descubrir el contenido: un hermoso collar con un reloj de arena en el centro, bañado en plata. Levantó la mirada hacia su padre con una mezcla de sorpresa y admiración.

- ¿Qué es esto? -preguntó, examinando el exquisito diseño con curiosidad.

Antes de que Jordan pudiera responder, Tom se adelantó con una sonrisa, emocionado por compartir su conocimiento.

- Es un giratiempo -explicó Tom-. Te permite viajar en el tiempo, un artefacto verdaderamente único y valioso.

La sorpresa se reflejó en el rostro de Leah mientras asimilaba la información. Jordan intervino con una expresión de orgullo en su rostro.

- Es único en el Ministerio -admitió-. Y creo que es perfecto para ti, Leah.

Mientras continuaban abriendo los regalos, Leah no pudo evitar recordar el día en clase de Transformaciones cuando Tom la había ayudado por primera vez. En aquel entonces, había notado un ligero destello en su mirada, una chispa de conocimiento que ahora comprendía.
Tom poseía un giratiempo también.

Entre los regalos más simples, como zapatos y vestidos, la sorpresa de Jordan no tenía límites. Podría haberle regalado a su hija la luna si fuera posible. Sin embargo, Leah estaba más interesada en los regalos entre ella y Tom, anticipando el momento en que podrían intercambiarlos al final.

Leah desató el lazo que envolvía el regalo del profesor Townsheed con expectación. Cuando abrió la caja, se encontró con una capa exquisitamente bordada en tono borgoña. Cada hilo relucía a la luz, creando un patrón intrincado que parecía cobrar vida bajo sus dedos.

El profesor Townsheed, con una sonrisa cálida, explicó que esta capa era especial entre todas las demás. Pertenece a su familia desde hace generaciones, transmitida de padres a hijos como un tesoro preciado. Para Leah, era más que una simple capa; era un símbolo de la historia y el legado de su profesor, un recordatorio tangible de la profundidad de su conexión con la magia.

Tom se sentía incómodo aceptando los regalos de Jordan y Tim. Aunque apreciaba el gesto, el joven Riddle no estaba acostumbrado a recibir tanto afecto y generosidad. Cada regalo que abría, ya fueran libros o trajes finamente confeccionados, le recordaba lo poco que había tenido en su vida. A medida que la montaña de regalos crecía frente a él, también lo hacía su sensación de inquietud. Se preguntaba si realmente merecía todo aquello y si alguna vez podría corresponder adecuadamente a la generosidad de quienes lo rodeaban.

Leah se vio invadida por una oleada de emociones desenfrenadas en su pecho, una sensación que no podía explicar del todo. No entendía por qué se sentía así, pero pronto lo comprendió. Recordó la conversación con Tom de la noche anterior, y de repente todo cobró sentido. Lo que estaba sintiendo era la emoción de Tom. Era como si su corazón latiera al unísono con el suyo, como si pudiera experimentar cada una de las alegrías y preocupaciones que pasaban por la mente de Tom.

Aquella conexión tan profunda entre ellos parecía un verdadero milagro. Por primera vez, Leah se dio cuenta de que ahora podía llorar, podía amar, podía sentir como una persona normal. Sin embargo, había un pequeño inconveniente: solo podía hacerlo si Tom también lo sentía. Observando a Tom riendo con Townsheed, agradecido y radiante en la luz de la mañana, Leah se preguntó si él sería capaz de abrirse lo suficiente como para amar a alguien, si permitiría que sus propias emociones lo abrumaran de la misma manera que lo hacían con ella.

A pesar de que Tom poseía todas esas cosas que Leah anhelaba, parecía ser una persona distante y reservada, ajena a las emociones profundas. Sin embargo, ambos tenían algo del otro que deseaban ardentemente. Leah ansiaba la oportunidad de sentir más allá de una simple atracción o cariño, mientras que Tom anhelaba el poder sin restricciones que Leah tenía. Era una danza compleja de deseos y anhelos, una conexión que los unía de una manera que ninguno de los dos había experimentado antes.

(...)

Al día siguiente, Leah y Tom se encontraban en la estación 9¾, listos para regresar a Hogwarts. La joven abrazaba a su padre con fuerza, despidiéndose con un nudo en la garganta. Jordan Linghood le mencionó a Leah la importancia de la capa que le había regalado Tim.
- Esta capa es uno de los tres objetos más importantes para mí y mi amigo Tim. Pasamos noches enteras leyendo y buscando información sobre ellos. -

Leah asintió, sintiéndose honrada por el regalo y consciente de la carga de significado que llevaba consigo. Se despidió una vez más de su padre, sabiendo que volvería a casa al final del curso escolar.

The secret of Tom Riddle.Where stories live. Discover now