Capítulo 14

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Capítulo catorce
"Torneo"

La atmósfera en el Gran Salón estaba cargada de expectación y emoción mientras los estudiantes de Hogwarts se reunían para la presentación del Torneo de los Tres Magos. Algunos, como el padre de Leah, expresaban su preocupación por la seguridad de los participantes, mientras que otros estaban ansiosos por la oportunidad de competir.

En una mesa reservada cerca del estrado, Beurnabent Kean, el director del Ministerio de Magia, se sentaba junto a Jordan Linghood, el futuro director y padre de Leah. Beurnabent, a pesar de sus 79 años, aún irradiaba autoridad y presencia, aunque sufría de una misteriosa enfermedad que lo debilitaba cada día más. Rumores sobre su salud y la disputa por su sucesión se rumoreaban entre los presentes, especialmente respecto a su hijo Cornelius Kean.

El director Dippet se puso de pie, recorriendo con la mirada a todos los estudiantes reunidos en el salón, esperando hasta que todos estuvieran en silencio antes de comenzar su discurso.

-Este año, queridos alumnos, como ya había anticipado- anunció con voz solemne, - el Ministerio de Magia y varios colegios han decidido revivir el Torneo de los Tres Magos

Los aplausos resonaron en el salón, mezclados con murmullos de emoción y expectativa. - Aunque hace siglos el basilisco acechaba a los campeones, esta vez las pruebas serán diferentes. Y como la última vez se llevó a cabo en Durmstrang, este año Hogwarts tendrá el honor de ser la sede

Leah aplaudió con entusiasmo y le lanzó una sonrisa cómplice a su amigo Newt.

"¡Bienvenidos, Academia Beauxbatons!" exclamó el director Dippet, y el salón estalló en aplausos una vez más.

Un grupo de estudiantes de Beauxbatons entró en el salón, su elegancia y gracia dejando a los alumnos de Hogwarts admirados. Clous Coursell, siempre escéptica, se preguntaba si era solo un encantamiento que las hacía tan encantadoras, pero sabía que era más que eso. Lydia, por otro lado, se mostraba molesta por la presencia de las chicas, pero Leah notó su propia belleza única en comparación con las demás.

Entre las estudiantes de Beauxbatons, destacaba Gemma Delacour, con su herencia veela evidente. Aunque Leah también tenía sangre veela, la mezcla en su linaje la hacía diferente. Mientras las Beauxbatons se sentaban entre los Ravenclaw, el suelo temblaba ligeramente bajo sus pies, anunciando el inicio de un evento que cambiaría el destino de muchos.

La expectación creció en el Gran Salón cuando el director Dippet elevó su voz y proclamó con resonancia: "¡Bienvenidos, instituto Durmstrang!" Las puertas se abrieron con estrépito, y un grupo de jóvenes, vestidos con uniformes de un marrón desgastado que reflejaba la austeridad de su academia, avanzaron por el pasillo central. Sus bastones golpeaban el suelo de piedra con una cadencia firme y retumbante, casi como el eco de un antiguo ritual.

Un murmullo corrió entre los estudiantes de Hogwarts, especialmente entre algunas chicas que suspiraban al ver al grupo imponente. Eirik Magni, con su porte robusto y mirada penetrante, caminaba al frente. Su nombre y apellido, desconocidos para muchos en Hogwarts, eran en realidad bastante comunes en su Noruega natal.

Hijo de un respetado auror que murió en acción cuando Eirik tenía apenas doce años, su vida no había sido fácil. Flaco y desnutrido debido a las rigurosas dietas impuestas por su madre, Eirik había dedicado los últimos cuatro años a transformar su cuerpo y su resistencia a través de un arduo entrenamiento. Ahora, a los 16 años, poseía un físico envidiable, marcado por la disciplina y la determinación.

A su lado, Gemma observaba con interés. A sus 17 años, ella había visto competidores de muchos lugares, pero pocos con la intensidad de Eirik.

El murmullo se apagó gradualmente hasta que el salón quedó en silencio, un silencio de expectativa y solemnidad. Director Dippet entonces señaló discretamente a Beurnabent Kean y a Jordan Linghood. Ambos se pusieron de pie y se acercaron al lugar donde el director Armando Dippet los esperaba.

Con un gesto teatral pero preciso, el director Dippet levantó su varita y la punta brilló con un resplandor cálido. Apuntó hacia la copa de los Tres Magos, cubierta aún por una fina capa de oro. Con un suave movimiento, el oro comenzó a derretirse, revelando poco a poco la deslumbrante y venerada copa, un símbolo de triunfo y tragedia en igual medida. Los estudiantes observaron, cautivados por el destello del trofeo a la luz de las antorchas, que ahora brillaba con todo su esplendor, listo para ser disputado una vez más.

Tom Riddle, normalmente impasible y calculador, no pudo evitar sentir una chispa de emoción ante el espectáculo desplegado en el Gran Salón. Se hallaba entre sus compañeros de Slytherin, su expresión usualmente seria suavizada por un brillo tenue en sus ojos oscuros. Aunque no tenía intención de participar en el Torneo de los Tres Magos, el ambiente cargado de expectativa y la posibilidad de observar y analizar a potenciales rivales lo intrigaban profundamente.

El torneo no solo era un desafío de habilidades mágicas y físicas, sino también un intrincado juego de estrategia y política, elementos que Tom valoraba por encima de todo. Observaba cómo los diferentes estudiantes reaccionaban a la presentación, quién mostraba entusiasmo, quién nerviosismo, y quién, como él, un interés calculador.

A medida que el oro se derretía de la copa, revelando su esplendor y simbolismo, Tom sentía cómo su mente trabajaba, tejiendo posibles escenarios, buscando ventajas en cada detalle. Esta oportunidad de estudiar a sus pares de otros colegios le proporcionaba una ventaja, un conocimiento que podría explotar en futuras ambiciones.

Su corazón, aunque más reservado y frío que el de sus compañeros, no dejaba de reconocer el prestigio y el poder que el torneo representaba. En su fuero interno, Tom Riddle admitía que este evento lo emocionaba tanto como a cualquier otro en el salón, aunque por razones muy diferentes y quizás, mucho más oscuros.

The secret of Tom Riddle.Onde histórias criam vida. Descubra agora