Capítulo 9. Lo tenemos

5.4K 460 56
                                    


Harry estaba teniendo un mal día. Había despertado con un dolor de cabeza insoportable gracias a que algún Mortífago le había dado unas muy desafortunadas noticias a su padre. Entonces había pasado la mitad de la mañana buscado a Bella sólo para encontrarse con que ella había ido a una redada.

—Típico.— dijo en voz baja.

Se estaba poniendo más frío a medida que entraban en Agosto. Harry jaló de las mangas de su ropa para cubrir sus manos mientras se dirigía de la mansión hacia los terrenos. Su máscara plateada estaba en uno de los bolsillos interiores de su ropa. La mayoría de los Mortífagos habían ido a esa redada, la cual fue probablemente ordenada por su padre después de escuchar las noticias que habían despertado a Harry.

Harry caminó en silencio hacia el terreno de entrenamiento. Se sentía muy agresivo después de la agitada mañana que había tenido y quería deshacerse un poco de su enojo entrenando. Pero no había llegado a su campo de entrenamiento cuando un sonido lo puso alerta. Era un sonido como de deslizamiento. Las hojas en el suelo crujían levemente como si alguien, o mejor dijo algo se deslizaba sobre ellos. Harry supo por instinto lo que era. Se dio la vuelta despacio para mirar a una enorme serpiente deslizándose hacia él.

—Nagini.— siseó en Parsel.

—Joven Amo.— siseó de vuelta la serpiente. Harry caminó hacia la enorme serpiente y suavemente acarició su cabeza. Le tenía mucho cariño. Casi tanto como el mismo Lord Voldemort. Le había prometido a Harry que cuando cumpliera los 17 le podría regalar una similar. "Sólo un año más" pensó Harry sin dejar de acariciar a Nagini. Apenas había cumplido 16 años hacia 4 días pero, como siempre, no fue celebrado. El único cumpleaños que Harry celebraría sería cuando se volviera adulto y cumpliera 17. Harry miró de nuevo la gigante cabeza del reptil y preguntó de nuevo en Parsel.

—¿Qué haces aquí? Usualmente no vas a ningún lado hasta que cae la noche.

—Me aburrí mucho, así que iba a conseguirme un pequeño... ¡bocadillo!— siseó de vuelta.

Harry sonrió ligeramente, sabía que un pequeño bocadillo para Nagini era usualmente muy grande. Nagini era la responsable por la desaparición de la mayoría de los animales de granja como caballos, vacas y unas cuantas ovejas que se encontraban en los alrededores. Incluso había devorado unos cuantos humanos en algunas ocasiones, pero Harry no quería pensar en eso ahora.

Antes de poder decirle otra cosa a Nagini, Harry sintió una fuerte punzada en su cicatriz. Su mano se dirigió a su frente por instinto y Harry quedó ciego por unos instantes cuando el dolor nublaba su vista. Parpadeó un par de veces para borrar los puntos negros que veía y se giró para dirigirse a la mansión.

—Me pregunto, ¿qué pasó?— murmuró Harry para sí mismo. Se giró hacia Nagini y siseó una despedida y salió rumbo al castillo. El dolor se había ido tan rápido como había aparecido. Sólo quedaba esa punzada a la que Harry ya se había acostumbrado ya que Lord Voldemort rara vez estaba de un humor completamente feliz. No se detuvo ni una vez hasta que llegó a las puertas que lo llevaban a la habitación de su padre. Tocó una vez y entró en la habitación en silencio.

Lord Voldemort miró a la persona que había entrado a su cuarto privado. Vio a Harry y gesticuló para que se acercara. Voldemort se alejó de la ventana y se giró a mirar a su heredero.

—Harry, hubo una complicación, acabo de recibir una señal de auxilio. Parece que la redada de esta mañana no ha ido muy bien.— Harry asintió sin quitar sus ojos esmeralda de los rojo rubí de su padre.

—¿De quién era la señal, padre?— preguntó Harry.

—Bella.— Voldemort casi susurró la palabra. Harry sintió como si se le acabara el aire. No podía respirar. Miró a su padre esperando sus ordenes para ir a ayudarla, pero nunca dijo nada. Lord Voldemort sólo miró a Harry y se giró, obviamente peleando contra el enojo que brotaba dentro de él por el bien de Harry.

Harry Potter y la Oscuridad DentroOnde histórias criam vida. Descubra agora