Capítulo 17. Bienvenido a Howarts

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Harry salió de la chimenea y se encontró a sí mismo en la oficina de Albus Dumbledore. Las flamas detrás de él se volvieron verdes de nuevo y James se le unió, el chico no se giró a verlo. Harry estaba enojado ya que no lo habían dejado llegar a Hogwarts en el tren, no que quisiera viajar en el Expreso de Hogwarts, no, pero esa era la última esperanza que Harry tenía para escapar. Apenas si le había dicho esa mañana que no iría a Hogwarts en el tren y que tendría que ir por medio de la red Floo directo a la oficina del Director.

Harry se sacudió las cenizas de la túnica y miró la oficina. Estaba tratando de no lucir interesado por nada que se encontrara ahí, sin embargo, era bastante difícil ya que nunca había visto algo como eso antes. Observó todos los muchos portarretratos de los Directores previos, la mayoría de ellos pretendían estar dormidos, incluso cuando eran apenas las siete de la noche. Harry examinó los instrumentos extraños que había en el escritorio del Director junto con una buena cantidad de dulces. "Debe tener como ciento cincuenta años y aún come dulces" pensó Harry.

-En realidad, Harry, sólo tengo ciento cuarenta y siete años.- dijo una voz detrás de Harry, quien se giró para mirar a Albus Dumbledore con una túnica azul oscuro. Harry estaba pasmado, "¡Como lo... debe ser capaz de hacer Legremancia!" al instante Harry subió sus escudos. No era muy bueno en la Oclumancia, pero hacia lo mejor que podía. El hecho de que Dumbledore fuera capaz de leer sus pensamientos lo molestaba demasiado.

Dumbledore le sonrió a Harry y caminó lentamente hacia el escritorio, se sentó en su silla y con un movimiento de su mano invitó a James y Harry que se sentaran también, el segundo se sentó aún dudoso y apartó su mirada del Director. Dumbledore se inclinó hacia adelante y tomó un plato con sorbetes de limón y se los ofreció a Harry, la mirada de asco que les dedicó el adolescente casi hace reír a Dumbledore pero se limitó a soltar una risita y sentarse de nuevo.

-Entonces Harry, espero que no te decepcione el hecho de no haber llegado en el Expreso de Hogwarts. Estoy seguro que el próximo año podrás hacer el viaje en tren, en verdad es una experiencia que todo mago debería tener.- Harry lo ignoró por completo y miró directo hacia la ventana. Podía ver los inmensos terrenos del castillo, el magnífico lago y la oscuridad del Bosque prohibido. Draco le había contado a Harry todo tipo de historias de ese bosque, incluida la vez en que había sido horriblemente atacado por un Hipogrifo.

Harry no pudo evitar sonreír, estaba realmente furioso por haber sido llevado a esa escuela en la que sería mantenido como prisionero. Sin embargo, una pequeña parte de él estaba realmente emocionado por asistir a Hogwarts. Después de escuchar todas las historias sobre la escuela, siempre se había imaginado como debía ser, después de todo, su propio padre, Lord Voldemort, había asistido a esa escuela. Harry se odiaba a sí mismo por sentirse así. No debería estar feliz o emocionado por estar ahí y se prometió que no dejaría que Hogwarts le afectara. Dumbledore miró la pequeña sonrisa en los labios de Harry y sintió el orgullo fluir dentro de él. Hogwarts realmente daba felicidad a todo aquel que la visitaba. Harry, sin embargo, se apresuró a ocultar sus sentimientos y se giró para mirar al Director con ojos entrecerrados.

-Estoy seguro de que entiendes las condiciones que tenemos, obedecerás y seguirás las reglas del colegio como lo hacen todos los demás, no deberás decirle a nadie sobre tu pasado y si causas algún problema con los profesores o estudiantes serás castigado al igual que los demás.- los ojos de Harry se dispararon hacia el Director ante la monición de castigos, se inclinó hacia adelante en su silla y se recargó en la mesa hasta que su rostro quedó a unos centímetros del Director.

-¿Castigos? ¡No lo creo! ¡Haré lo que yo quiera, trataré a todos como quiera, no hay mucho que me puedas hacer y lo sabes!- siseó Harry venenosamente a Dumbledore. Instantáneamente James se puso de pie y estaba a punto de tomar su varita en casi de que Harry atacara a Dumbledore. Pero el chico simplemente se sentó de nuevo sin dejar de mirar al Director con ojos entrecerrados. Dumbledore no parecía afectado por las palabras de Harry y siguió hablando como si no lo hubieran interrumpido.

Harry Potter y la Oscuridad DentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora