Capítulo 30. Padre e hijo

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Dumbledore estaba en serios problemas. No sólo estaba recibiendo cartas de enojo por parte de los padres exigiendo saber porqué los Mortífagos habían podido entrar en Hogwarts, sino que el Ministerio también lo presionaba.

Poco después de que James, Lily y Sirius dejaran su oficina la noche que Harry había escapado, el Ministro de Magia llegó vía Floo. Cornelius Fudge no intimidaba a muchos hombres, y ciertamente no intimidaba a Albus Dumbledore, sin embargo, Fudge sabía que las circunstancias forzarían a Dumbledore a hacer lo que el Ministro quisiera. Fudge le dijo a Dumbledore que, como había fallado en vigilar a Harry, ahora el Ministerio se haría cargo.

Sin importar lo que dijera Dumbledore o lo mucho que tratara de controlar la situación, Fudge insistía en que Dumbledore ya había tenido su oportunidad con Harry. El chico había estado al cuidado del Director por cuatro meses y después se las había arreglado para volver con Lord Voldemort. Ahora Harry sería cazado por el Ministerio.

James y Sirius habían sido advertido que serían vigilados muy de cerca, debido a su relación con Harry, no les confiarían la captura del chico. Las órdenes dadas a todos los Aurores eran claras, encontrar al Príncipe Oscuro y llevarlo a cumplir su condena del Beso del Dementor justo después de su captura. No habría juicio ni oportunidad de escapar. Fudge sabía que si capturaban y castigaban al Príncipe Oscuro, podría ganarse la confianza de la comunidad mágica de nuevo. Con los recientes ataques, a Fudge le costaba trabajo pretender que tenía el control.

James y Sirius se dieron cuenta de que no podían hacer nada sin estar bajo la vigilancia constante de los Aurores. Esto no sólo insultaba su estatus de Aurores de alto rango, pero los hacía sentir como criminales. A pesar de eso sabían que no había duda que, de ser uno de ellos el que capturara a Harry, nunca lo entregarían al Ministerio. James había regresado a su trabajo como Auror ya que no tenía razón para quedarse en Hogwarts.

Aún cuando Dumbledore les había intentado explicar a todos los de la Orden exactamente lo que le había pasado a Harry, muy pocos estuvieron de su lado. La mayoría de la Orden tenían hijos o algún otro pariente que asistía a Hogwarts. La idea de que alguno de ellos hubiese sido herido o asesinado durante el ataque de los Mortífagos era escalofriante. A excepción de la profesora McGonagall, el profesor Snape y los tres Merodeadores, nadie más quería tener nada que ver con la supuesta inocencia de Harry. Muchos no creían lo que decía Dumbledore sobre el hecho de que Harry era el Elegido. Por lo que ellos sabían, ya le habían dado una oportunidad y la rechazó al volver voluntariamente con Lord Voldemort. Ahora el Ministerio se ocuparía de él como quisiera.

Damien también sufría. Casi toda la escuela había visto el ataque de los Mortífagos y estaban sorprendidos por haber visto a Harry Potter tomar la mano de Bellatrix Lestrange y desaparecer por voluntad propia. Los rumores comenzaron a sonar diciendo que Harry era ni más ni menos que el Príncipe Oscuro, el hijo adoptivo de Lord Voldemort. Como resultado, Damien estaba siendo objeto de muchos chismorreos. Constantemente lo detenían para preguntarle si los rumores eran verdad y que como se sentía ante el hecho de que su hermano fuera un asesino. La mayoría de los Gryffindor estaban horrorizados por que un asesino hubiese pasado tanto tiempo con ellos, era un milagro que nadie saliera herido. Ron y Hermione habían tratado lo mejor que podían para proteger a Damien de los otros estudiantes, quienes estaban determinados a hacerlo pagar por todos los crímenes de Harry. Sólo había una persona que había reaccionado diferente ante la noticia de que Harry era el Príncipe Oscuro. Neville Longbottom había hecho su camino hacia la oficina de Dumbledore para demandar la verdad. En ese momento, Damien y Lily estaban a plena conversación con el Director.

—¿Señor Longbottom? ¿Qué puedo hacer por usted? preguntó Dumbledore lo más cortésmente que pudo.

—¿Es verdad? preguntó simplemente Neville, el profesor Dumbledore bajó la cabeza y dio un gran respiro.

Harry Potter y la Oscuridad DentroWhere stories live. Discover now