Capítulo 8

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Alex gruñó de sorpresa y dolor. Caliente... ¡estaba demasiado caliente! Se levantó de la silla y el resto del líquido de su pantalón cayó al suelo. Estaba humeando en la parte de su entrepierna. Miraba su zona, sin saber muy bien que hacer y escuchando las mil disculpas de su incompetente secretaria, mientras apretaba los puños de dolor. Cuando levantó la vista para gritarle, ella ya no se encontraba ahí. ¡Maldita! Se había escapado la muy cobarde.

Volvió a bajar la vista en su zona, llamaría a la recepcionista para que despidieran a esa mucha-cha y le trajeran el numero de alguna tienda de ropa para comprar otro pantalón. Dio un respingo al ver como unas manos y un montón de papel higiénico era colocado en su entrepierna.

—¡¿Pero qué haces?! —Preguntó incrédulo y furioso por su osadía.

—¡Yo lo siento muchísimo, en verdad! —Dijo Jenna con la voz quebrantada —No fue mi intención. Fue un accidente, señor. 

Alex abrió mucho los ojos cuando ella comenzó a frotar el papel con un poco de fuerza. ¿Acaso sabía lo que estaba haciendo? Retrocedió, intentando escapar de sus peligrosas manos y cayó sentado en su sillón de cuero, mientras, ella ahora se arrodillaba y seguía con su labor. Estaba sintiendo como su amigo comenzaba a reaccionar a la estipulación... ¡Joder!, sabía que tenía que detenerla pero no quería, porque aquella situación le estaba gustando mucho. Parecía una escena pornográfica en donde el jefe estaba con su secretaria... 

Estaba sudando y no era por el café. Estiró la cabeza hacia atrás, disfrutando por unos segundos, pero volvió la cabeza hacia ella nuevamente. ¿Qué pensaría ella si le descubriera disfrutando de lo que le estaba haciendo? Su mirada se desvió en la puerta. Estaba abierta. Debía cerrarla antes de que alguien entrara.

—Creo que ya está, señor —La voz de Jenna le hizo pisar tierra nuevamente.

—¿Ya está? —Preguntó decepcionado.

Jenna quitó el montón de papel manchado y jadeó sorprendida al descubrir un pequeño bulto que sobresalía de los pantalones de su jefe . Él rápidamente se colocó una carpeta para disimularlo inútilmente. Ella estaba sorprendida, avergonzada y con la cara más roja que un tomate. 

—Creo que tengo que irme ahora— Dijo rápidamente. 

—¡Todo esto es tu culpa! —La acusó. 

—Por favor, no me corra —Pidió aun de rodillas, mirándolo con los ojos bien abiertos. Necesitaba el empleo.

— ¡Debería hacerlo! —Gritó en voz baja para que nadie pudiera escucharlos —Ahora déjame solo.

Jenna al intentar ponerse de pie un mechón de pelo fue estirado violentamente hacia abajo de nuevo y ella pegó un grito de dolor.

— ¡Jenna! —Exclamó preocupado.

—Mi pelo —Explicó ella, quitando la carpeta que él aún estaba sujetando sobre su pantalón.

Un mechón de pelo se había trancado en la cremallera de su pantalón ¿pero cómo había sucedido aquello?

—Espera, intentaré abrir el cierre y tu estira tu pelo hacia atrás —Dijo Alex.

—Está bien.

Alex intentó abrir el cierre, pero esté no cedía, el pelo estaba muy enredado entre los dientes de la cremallera.

Voces y pasos se acercaban a la oficina y ambos se desesperaron.

— ¡Alguien viene! —Susurró, Jenna.

—Vamos, retrocede. ¡Tenemos que llegar hasta la puerta y cerrarla!

Alex se levantó de la silla y Jenna agachada comenzó a retroceder con cada paso que él daba hacia adelante. Al no poder seguir el ritmo de él, su entre pierna chocó con su rostro.

— ¡Au! —Se quejó Jenna mirándolo molesta.

—Lo siento —Susurró Alex, mientras retomaban el camino hacia la puerta.

—Señora, por favor, no puede pasar... —Explicaba Zoey hasta llegar a la puerta de su jefe. Se quedó petrificada con la magnífica vista.

Zoey no lo podía dar crédito a lo que estaba viendo. Su mejor amiga de espaldas y de rodillas frente a Alex Forbes quien tenía el rostro sudado y rojo.

— ¡¿Pero que significa esto?! —Gritó Angelina.

—¡No es...! —Comenzó a hablar Jenna pero la mano de Alex sobre su boca la calló de repente.

—Ah... —Comenzó a Gemir Alex.

Jenna abrió los ojos como platos, más aun cuando este comenzaba a menear su cadera hacia adelante y atrás. ¿Pero en que estaba pensando ese pervertido? ¿Qué mierda estaba haciendo? Jenna intentó hablar, pero no salía más que górgoros.

—Disculpa Angelina, espérame afuera —Pidió Alex fingiendo placer —Y Zoey, entra y cierra la puerta.

— ¡Cerdo! —Gritó Angelina, desapareciendo de su vista.

—¿Yo qué...? —Preguntó aterrada Zoey. ¿Acaso pensaba pedirle a ella que se uniera a su fiestita?

— ¡Entra y cierra la puerta! —Gruñó Alex, en voz baja.

Zoey hizo lo que le pidió.

—Ayúdanos, el pelo de esta incompetente se quedó trancado en la cremallera de mi pantalón. No estábamos haciendo nada —Puntualizó en la última frase.

—¿Jenna? —Preguntó Zoey.

—Es la vedad Zoey, derramé la taza de café sobre su pantalón e intenté secarlo pero terminamos así —Gimoteó como una niña pequeña — ¡¿Y usted por que hizo eso?! —Refiriéndose al pequeño teatro montado por su jefe.


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Como termine antes el capítulo lo publiqué ahora. Quiero agradecerles a todas por sus lindos comentarios!!!! En serio me hace muy feliz despertar y leerlas, díganme que tal les pareció el capitulo. Por favor no olviden de votar los capítulos *-*

¡¡LAS ADORO!!


LA ASISTENTE ©Where stories live. Discover now