capítulo 44

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Estaba riendo...

Angelina estaba riendo mientras que Fede la estiraba con fuerza de la mano entre toda esa gente del centro comercial. Habían hecho muchas cosas en el proceso del día; ir al parque por un helado de frutilla, columpiarse, mirar ropa (para ella) y ahora mismo estaban dirigiéndose al cine para ver el estreno de una película de Pixar.

— ¡Rápido, mami!

—Deja de estirarme —intentó calmar la risa, pero verlo estirarla de esa forma era bastante cómica —. Al cine no le saldrán piernas y se irá.

—Llegaremos tarde.

—La película empieza a las ocho, son las siete y media.

—Pero tenemos que comprar las palomitas, las gaseosas, las entradas —dijo mirándola sin dejar de estirarla.

—Está bien —sonrió, le dio el gusto y comenzó a caminar un poco más rápido.

Compraron los boletos, las palomitas y las gaseosas y se sentaron en una mesa para esperar la hora; aunque tendrían que comprar otro pote de palomitas ya que su hijo se los estaba acabando todo.

Todo era bastante nuevo para ella, nunca se había imaginado en el papel de madre siquiera llevar a un niño de la mano o cumplirle sus tontos caprichos. Sentía una sensación cálida en el pecho y que la llamasen madre la llenaba de orgullo... ¡Vamos! Era madre de un niño encantador, guapo e inteligente.

El plan de recuperar a Alex...

Lo había olvidado por completo, pasar tiempo con su hijo la estaba humanizando...eso era Federick, su hijo y no un tonto plan para recuperar a un hombre que...que... trataba de pensar coherentemente pero se le venía la imagen de esa mojigata de su secretaria estando con él, no podía aceptar el hecho de que la haya cambiado a ella por una cosa como esa.

Dinero ya no le faltaba, trabajaba como modelo gracias a su inigualable belleza y figura. Las marcas más famosas estaban encantadas con ella.

—Oye, mami.

Angelina le contestó con un «mmm» saliendo de sus pensamientos.

— ¿Cuando yo me muera me vas a extrañar?

Lo miró fijamente. Estaba sorprendida por la pregunta. ¿Qué clase de pregunta era esa?... Y por un momento todo había sido perfecto, había olvidado por un tiempo que la enfermedad de su hijo lo llevaría de su lado. Bastó unos pocos días para que él le robara el corazón y se arrepintió en ese momento... se arrepintió profundamente por haberlo abandonado tantos años los cuales había podido aprovecharlos al máximo con él.

—Sí... pero para que te mueras falta mucho tiempo...tanto que serás tú quien tire la rosa en mi ataúd —contestó fríamente, sin emociones en el rostro. No se mostraría débil ante él. Le daría esperanzas de vida.

Fede sonrió ligeramente y miró a los otros niños que estaban sentados en las mesas. Ellos estaban sanos, tenían el color de la vida plasmado en la piel. Él no tenía pelo, cejas ni color. Cada día se sentía un poquito más cansado y sin ganas que el día anterior, tenía miedo, mucho miedo de no levantarse más de la cama y seguir disfrutando con su mami...porque a él le encantaba estar al lado de ella por eso quería pasar el mayor tiempo posible con ella antes de que ya no tuviera fuerzas ni ganas de levantarse.

***

Un olor exquisito la invadió...

Su estómago reaccionó gruñendo de manera atroz. Muerta de la vergüenza observó a su alrededor esperando que Ryan no estuviera cerca...vaya sí que moría de hambre y no se había dado cuenta. Quizá esa noche acabaría con un beso o algo más...

LA ASISTENTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora