CAPÍTULO 54

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Jenna salió del ascensor con las mejillas mojadas de tanto llorar; ella amaba a Fede como si se tratara de su propio hijo y a Alex lo amaba tanto que había estado fantaseando con casarse ¿Cuántas veces más tendría que repetirse la misma cosa? "casarse" "casarse" "casarse" todo había acabado, ya no quedaba nada entre los dos, él había tomado esa decisión al estar haciendo eso con esa bruja.

—¿Cómo pudiste Alex? —le preguntó como si lo tuviera en frente, como si la escuchara — ¿Cómo pudiste hacer eso después de lo que te hizo ella? —dijo sin poder creer como pudo caer tan bajo.

En una mano llevaba su bolso y con la otra palpaba su vientre.

—Seremos nosotros dos, bebito, no necesitamos a ese ¿cierto? —miró su vientre mientras se iba acercando a la puerta de salida —. Serás el bebito más feliz del mundo con todo el amor que te daré, aunque no vayas a tener un padre como los demás niños... —comenzó a gimotear, dispuesta a llorar una vez más ¿Cuánto liquido ya perdió el día de hoy?

Levantó la cabeza cuando oyó un vehículo frenar con apuro frente a la puerta templada del edificio. Ella dio un paso atrás, nerviosa y asustada;

¿Y si era Alex?

¿Ya eran las seis de la tarde?

¿Y si era Alex?

—¿Señorita se encuentra bien? —preguntó el portero desde su casilla.

Vio de forma borrosa a través de la puerta como las luces del vehículo se apagaban y alguien salía apresurado del coche, dando un portazo; no se podía ver con claridad que clase de vehículo era y quien era la persona.

—S-si, solo que recordé que olvidé algo.

Vio la figura imponente de la persona acercarse a la puerta. Ella chilló de los nervios y se escondió detrás de una enorme maceta que contenía una planta sintética de enormes hojas verdes; se encogió lo más que podía cubriendo su rostro con una hoja.

Escuchó la puerta abrirse y los pasos de la persona acercándose al ascensor que estaba en una pared un poco más adelante en donde se encontraba ella; bajó un poco la hoja, dejando libre sus ojos y pudiendo ver quien era la persona; Alex.

Sintió sus intestinos revolverse.

Él se veía desesperado, sudado y despeinado. Revió su celular y maldijo por lo bajo a la vez que llamaba a algún número.

¿A quien estaría llamando?

Sintió su celular vibrar en su bolso.

Se mordió el labio inferior con fuerza, por suerte le había sacado el sonido o de lo contrario la iba a descubrir escondida ahí como una tonta.

—Jenna, por favor, escúchame, no estuve haciendo nada con Angelina, escúchame, todo es un maldito mal entendido —dijo enviando el audio del WhatsApp.

Alex apretó unas cuatro veces el botón del ascensor para que bajara —¡¡Maldita sea, baja ya!!

Ella volvió a tapar su rostro con la hoja ¿y si realmente era cierto lo que decía Alex? ¿si todo era un mal entendido? Se mordió el labio con suavidad ante la idea de su inocencia, pero... ¿Cómo podría explicar lo que había visto? Frunció en el entrecejo. Definitivamente no. No había ninguna explicación para aquello.

Sintió como algo caía sobre su cabeza.

Abrió la boca para gritar, pero no podía hacerlo o la escucharía; estaba demasiado frío. El agua que estaba cayendo sobre su cabeza y la estaba empapando por completo estaba muy frío.

LA ASISTENTE ©Where stories live. Discover now