Alex es un exitoso empresario, millonario y casado con la mujer perfecta o eso creía hasta que la encuentra en su departamento teniendo sexo con su mejor amigo. Sin saberlo una llamada caliente reforzará la relación con su secretaria Jenna a la cual...
-Papi, ¡más alto! -pidió, Frederick, sujetándose de las cuerdas del columpio y riendo con diversión mientras que su padre lo empujaba hacia adelante.
Jenna, Emma y Robert se encontraban sentados en la banca de madera, contagiándose de la felicidad del pequeño. Eran las cuatro y media de la tarde cuando el celular de Jenna comenzó a sonar, dentro de su bolso. Ella rebuscó de inmediato entre sus pertenencias y lo sacó. Tenía una llamada entrante de Zoey.
-Zoey -contestó, Jenna.
-¿Qué pasó de ti? Te he estado enviando mensajes en el WhatsApp -dijo, en tono preocupado.
-Como lo lamento -dijo cerrando suavemente los ojos, debía de haber llamado para preguntar cómo le fue su cita con Ryan. Se puso de pie y tomó distancia para poder hablar cómodamente -. Han sucedido muchas cosas, que ni te imaginas -suspiró.
-¿Cómo que cosas? -preguntó.
-Alex tiene un hijo.
-¡¿Me estás jodiendo?! -gritó, detrás del teléfono. Y Jenna tuvo que alejar el aparto de su oreja.
-No -contestó y miró de forma melancólica al pequeño.
-Dios mío, ¿Qué piensas hacer? ¿Seguirás con él?
-Así mismo.
-¿El hijo es de Angelina? ¿Cuántos años tiene? ¿Dónde está?
-Sí, es su hijo. Tiene cuatro añitos, apenas.
-Que chiquito -murmuró -. Y ¿Dónde estaba todo este tiempo?
-En el hospital, internado. Tiene Leucemia. Ahora estamos en el parque y luego lo llevaremos al departamento, con nosotros.
Zoey ahogó un quejido al oír sobre la enfermedad del pequeño.
-Tengo que colgar, Zoey, mañana hablamos mejor -observó cómo Alex y el pequeño se acercaban a ella, tomados de la mano.
-Te espero.
Jenna colgó la llamada y acortó la distancia.
-Hey, ¿ya se divirtieron todo? -Flexionó un poco las rodillas para dar un golpe suave en la nariz del pequeño, que lo hizo sonreír.
-Así es -Comentó Alex -. Ahora iremos al cine, Frederick nunca asistió a uno y quiero que vea la mejor película que haya -Sonrió, ilusionado al igual que Frederick.
Jenna asintió comprensiva.
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Frederick estaba entusiasmado con la película que había elegido para ver; Buscando a Nemo. Claro que él había visto la película desde el pequeño televisor de la sala del hospital, pero nunca en una pantalla tan grande como lo era el cine. Compraron tres tazones de palomitas de maíz; uno para Robert y Emma, otro para Alex y ella y uno para Frederick.
