Capítulo 20

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Angelina permaneció con la espalda pegada a la pared, su pecho subía y bajaba de forma apresurada; ese empujón no lo había visto venir

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Angelina permaneció con la espalda pegada a la pared, su pecho subía y bajaba de forma apresurada; ese empujón no lo había visto venir. Él iría a vivir con esa estúpida, no podía permitirlo. Él no se olvidaría de ella tan rápido. No se lo iba a permitir.

—Alex, ¡detente! —Gritó, esperando a que diera vuelta y la mirara, pero no ocurrió —. No me abandones por esa empleaducha, al menos ¡cámbiame por una mejor!

Alex dio vuelta lentamente, cuando escucho decir lo último. La miraba entre sorprendido y divertido.

—¿Alguien mejor haz dicho? —Preguntó, sin esperar respuesta —. Ella no me ha traicionado. Ella no me hace problemas —Lo último se refirió a los problemas con el divorcio que le ha estado causando su esposa —, ella no es quien me pide volver y unas horas después está follando nuevamente con el que me traicionó. Así que será la última vez que te diga esto y presta mucha atención porque la próxima vas a perder incluso mi amistad.

Angelina abrió la boca con sorpresa; él nunca le había hablado de esa forma; enseguida escondió toda sorpresa y lo miró desafiante.

—La vas a respetar de ahora en más, porque estará conmigo y si vuelves a burlarte de ella, olvídate de mí.

Jenna sintió a su corazón saltar de felicidad con lo que acababa de escuchar. No pudo evitar sonreír como tonta, aún con la mirada venenosa de Angelina puesta sobre ella.

Angelina caminó hasta el baño y se encerró ahí. No quería saber nada de nadie. Estaba molesta por el hecho de que la haya cambiado ¡a ella! Una Diosa a lado de esa Vagabunda.

—Angelina... —Murmuró Nicolas, golpeando suavemente la puerta. Estaba preocupado por ella pero no podía escandalizarse con Alex en frente —, por favor, tranquilízate.

—La odio —Gruñó, detrás de la puerta.

—No puedes aguantar el hecho de que te cambien ¿eh? —Se mofó, sonriendo —. Si sigues con esa actitud de niña caprichosa, incluso me iré yo.

Angelina frunció el ceño, y al oír lo último rió con gracia.

—¿Piensas que a una mujer como yo no le sobran hombres? — Preguntó desafiante y Nicolas puso los ojos en blanco y rió.

***

Jenna ayudaba a empacar sus propias cosas, con ayuda de Alex. Todo estaba ocurriendo tan rápido, pero no podía negarlo, estaba feliz y muy convencida de que podría enamorarlo.

—Siento mucho lo ocurrido. —Dijo Jenna, empacando el último vestido. Toda su ropa cabía en una bolsa de mano.

—No te preocupes. No es un secreto para mí que se estén revolcando.

Jenna sonrió con tristeza. Podía ver todo el dolor que transmitía a través de esos bellos ojos; si tan sólo pudiera hacer desaparecer ese dolor ahora mismo.

—No tienes mucha ropa. —Dijo Alex saliendo con ella al pasillo, con la bolsa en su mano. Ella se avergonzó de inmediato y sonrió con pena.

—No... —Contestó, apenas, mirando el suelo —. Es que no me alcanza el dinero.

—No te preocupes —Sonrió, Alex —. El sábado nos vamos de compras.

—¡¿En serio?! —Gritó, emocionada.

La puerta del baño se abrió de golpe y Nicolas retrocedió. Angelina observaba a la parejita, con una ceja levantada y los brazos cruzados.

<<¿Con qué de compras?>>

Ella miró a su esposo con una mirada y una sonrisa desafiante. Alex entendió de inmediato lo que se le estaba cruzando por la mente, si ella hablaba de ese asunto, su relación con Jenna se iría a la mierda.


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LA ASISTENTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora