Capítulo 11

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—Pero si es un vestido precioso, ni a las propias diosas de los cielos le quedaría tan bien como a Zoey —Ryan intentaba que Jenna cambiase de opinión mientras la seguía por detrás, observándola como miraba los vestidos colgados del perchero

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—Pero si es un vestido precioso, ni a las propias diosas de los cielos le quedaría tan bien como a Zoey —Ryan intentaba que Jenna cambiase de opinión mientras la seguía por detrás, observándola como miraba los vestidos colgados del perchero.

—Ryan —Jenna lo miró —, es un vestido precioso pero no va con Zoey, ella odia los vestidos ajustados que muestran mucha piel.

—Está bien, tu mandas —Se resignó levantando las manos en modo de derrota.

Ryan miró sobre su hombro, Alex venía siguiéndolo con una cara nada agradable. Estaba tenso, algo le molestaba. Detuvo su paso haciendo que Alex lo imitara y lo mirara confundido por tal acto siendo que Jenna se estaba alejando, observando las prendas.

— ¿Qué pasa, Alex?

—Nada, ¡si fuiste tú el que se detuvo!

—Me refiero a esa cara de perros que traes —Rodó los ojos y le colocó la mano sobre el hombro —. Dime la verdad, te gusta Jenna ¿no es así?

Alex abrió con exageración los ojos y observó en dirección a Jenna, por suerte estaba alejada y no pudo haber alcanzado a oír eso. Miró a Ryan con rabia. Era peligroso decir eso cuando ella estaba cerca.

— ¿Pero qué narices estás diciendo? —Preguntó alterado, en voz baja.

—Vaya, tranquilo hombre —Extendió las manos hacia él, intentándolo calmar —No imaginé que reaccionarias de esa forma —Dijo serio —. Al parecer te trae loco —Rió con entusiasmo.

Alex iba a soltarle algún que otro insulto pero cayó inmediatamente cuando miró a Jenna coger un vestido y observarlo fascinada, con una enorme sonrisa, que le hizo sentir un cosquilleo extraño en su interior; se veía tan hermosa sin importar que la ropa que llevaba puesta no era cara ni de marca ni extrovertida como la de las demás mujeres del lugar; unas simples sandalias, un jeans gastado y una camisilla rosa.

Tenía ganas de ver esa sonrisa cada día de su vida, cada hora, cada minuto, cada segundo. Pero tan pronto como ella revisó el precio su sonrisa se desvaneció y una expresión de horror se dibujó en su rostro. Sin poder evitarlo sonrió ante su acción. Ella colocó nuevamente el vestido en su lugar.

—Es... —Dijo apartando la mirada de Jenna —bonita.

—Ajá —Dijo irónico, Ryan — ¿bonita? Si hubieras visto tu cara hace unos segundos cuando la estabas mirando...

— ¡Miren! —Exclamó feliz, Jenna, llegando con un hermoso vestido rojo. —Es el ideal para ella. Le encantará.

Ryan observó el vestido un poco disgustado. Era un vestido coctel sencillo, con un corte V en el cuello, era hasta las rodillas de largo.

— ¡No es nada sexy!

—Es elegante —Contratacó, Jenna.

Ryan rodó los ojos. Si quería conquistar a Zoey, debía de aceptar llevar ese vestido nada sensual ni provocativo. Tomó de mala gana el vestido y caminó hasta la vendedora para que le cobrara la compra.

LA ASISTENTE ©Where stories live. Discover now