Capítulo 32

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Zoey le había comentado a Jenna como había salido su cita con Ryan, el sábado por la noche; por supuesto que omitió el asunto de Gladys en toda la conversación. Aún no estaba preparada para decírselo a su amiga de que era lesbiana. Era un asunto del que tendría que hablar con ella con calma, intentar explicárselo de la mejor manera.

Ordenó los documentos que Alex le había pedido y se los entregó a Jenna para que se los enviara.

-Anda, llévaselo a tu príncipe -bromeó, Zoey.

-¡Zoey! -le regañó a su amiga, por lo bajo, mirando a los alrededores, por si algún empleado la hubiera escuchado -no digas esas cosas aquí.

-¿Qué? -preguntó con fingida inocencia -aparte, Alex es dueño de la empresa, nadie puede despedirlo -se encogió de hombros.

-Pero sería muy injusto de su parte que él pueda tener una relación con una de sus empleadas y los demás no. Se enfadarían muchísimo.

-¿Qué tal vas con tu hijastro? ¿Te quiere?

Jenna rodó los ojos y miró una vez más a su alrededor para percatarse de que nadie hubiera escuchado nada.

-El pequeño Fede es un amor -dijo mordiéndose el labio con ternura recordando su carita-. Es el niño más bueno que conocí. En serio, si lo conocieras te robaría el corazón, ¡lo adorarías!

-Paaaso... -abrió los ojos con sorpresa con lo último que había dicho Jenna -, no quiero estar cerca de un niño enfermo. Me daría mucha lastima verlo. Además de que no me gustan las criaturas.

-¡Pero él es un amor!

-Sí, ya lo dijiste y realmente poco o nada me importa que sea un amor o no -dijo -. Ahora vete y entrégale los documentos a tu amor -sonrió.

Jenna negó con la cabeza, sonriendo, no entendía como le desagradaba tanto las criaturas, además estaba segura que si conocía a Fede, lo amaría, como ella. Tocó la puerta de la oficina de Alex y abrió la puerta al no escuchar una respuesta por parte de él. Se sorprendió un poco al verlo sentado como era de costumbre, pero con el mentón recostado sobre sus puños juntos, observando fijamente un punto del suelo. Estaba absorto de la realidad ahora mismo. Ella cerró la puerta y se acercó a él, colocando los documentos sobre la mesa y sacándolo de su trance abruptamente.

-Lo siento -se disculpó Jenna -, es que como no contestabas yo...

Alex negó con la cabeza suavemente y se frotó el rostro con las manos. Luego bajó las manos a su mesa y la observó con una sonrisa forzada.

-¿Estás bien? -le preguntó Jenna, preocupada.

-Angelina está en el departamento con Frederick.

El corazón de Jenna comenzó a latir un poco más rápido.

-¿Qué? -exclamó -No puedes dejarle solo con esa bruja.. -lo dijo tan rápido que no había medido sus palbras y Alex la miró de forma reprobatoria - ¡Perdón! -se exaltó por lo que había dicho de su esposa, tapando sus labios con sus manos -N-no creo que sea conveniente dejarlo solo con ella, Alex -dijo bastante preocupada por el pequeño, Angelina era una mujer malvada.

-Emma y Robert están con ellos. Además cuando la llamé para preguntar qué estaba haciendo en mi departamento... -calló un momento y miró sus manos que los había juntado ahora -parecía muy arrepentida y con ganas de ser una madre para Fede.

Jenna respiró profundamente y cerró los ojos suavemente, tenía que tranquilizar a su loco corazón que ahora estaba latiendo deprisa por la forma en la que Alex estaba hablando de ella, después de todo lo que ella había hecho, después de abandonar al pequeño, él aún seguía siendo considerado con esa mujer...porque, eso seguía siendo... su mujer... él ya no le insistía con pedirle el divorcio.

-Está bien -dijo Jenna -me retiro, cualquier cosa que necesites pídemelo -intentó sonreír, pero no pudo. Sin decirse más nada, ella salió de su oficina con el corazón hecho pedazos.

Exhaló profundamente quedándose a espaldas de la puerta, mirando el suelo y procesando todo lo que había pasado ahí dentro; los gestos de Alex, sus palabras hacia Angelina. Le dolía en el alma pero tenía que admitir aquello... ellos dos no estaban destinados a estar juntos, él regresaría a lado de su mujer.


Zoey rodó los ojos cuando deslizó hacia abajo la pantalla en donde notificaba que había recibido un mensaje de WhatsApp. Era Ryan.

Ryan.

¿Cómo amaneció la mujer más fría del planeta? :) 09:06 A.M. ✓✓

Suspiró antes de escribir.

Bien, gracias. 09:07 A.M ✓✓

Pero que cortante -.- 09:09 A.M ✓✓

Zoey rodó una vez más los ojos, fastidiada. Ya no le contestó y siguió trabajando desde la computadora cuando el celular vibró, una vez más. Abrió el mensaje sin leerlo y sin percatarse que en la foto de perfil no aparecía la foto de un hombre elegante con sonrisa pícara, sino la de una muchacha cuyos rizos rubios parecían rayos de sol.

Gladys.

Zoey, háblame...te extraño. 09:15 A.M ✓✓

Escríbele a tu novio, para eso está contigo. 09:15 A.M ✓✓

Inmediatamente Gladys comenzó a escribir...

Sabes que mi mayor deseo es estar contigo pero mis padres no lo aceptan como los tuyos, entiéndelo!!! 09:16 A.M ✓✓

Zoey simplemente cerró la conversación y siguió trabajando, pero un minuto más tarde su celular comenzó a vibrar de seguido. Tenía una llamada entrante desde WhatsApp, Gladys. Le cortó la llamada.

Estoy trabajando, ahora no puedo hablar. 09:18 A.M ✓✓

Maldita sea!! También estabas con un hombre!! 09:18 A.M ✓✓

Ocupada. 09:18 A.M ✓✓

Dejó el celular sobre la recepción y siguió trabajando, cuando inmediatamente Gladys comienza a llamarla de nuevo. Sin dudar cuelga la llamada y la bloquea. ¡Pero que caprichosa era! ¿Cómo no entendía que tenía que trabajar? Negó con la cabeza. Esa noche hablaría bien con ella.


Angelina tenía su mano derecha sobre la espalda de Frederick, quien no se soltaba de ella ni un solo segundo. Los dos estaban sentados en el sofá de tres puestos. El pequeño rodeaba su cintura con ambos brazos mientras su cabeza descansaba sobre su pecho. Estaba claro que el niño estaba encantadísimo con ella, pero Angelina se sentía muy incómoda con esa situación. Y no hacia otra cosa más que sonreír de forma forzada bajo las miradas de Robert y Emma que se encontraban sentados en los sillones solitarios.

-Mami ¿podemos ir a tomar un helado? -preguntó con timidez.

-Me gustaría, pero no confían en mi para dejarte ir conmigo -dijo mirando a ambos que no les quitaba los ojos de encima.

Frederick se separó de ella y se colocó frente a Emma juntando sus manitos en forma de plegaria.

-Por favor, por favor -le suplicó.

-Esperemos hasta mañana ¿sí? -le sonrió, Emma -así se lo pides esta noche a tu papi -claro que sabía ella que su padre no le daría permiso pero intentaba no desilusionarlo.

Frederick suspiró decepcionado y se giró a mirar a su madre y sonrió abiertamente cuando una idea se le cruzó por la mente.

-Mami, ¡quédate a cenar!

LA ASISTENTE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora