Capítulo 10

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Se dirigió hasta el estudio, cogió el teléfono con esperanzas de que fuera él quien estuviese llamando, y de manera muy sensual contestó:

—¿Buenas noches?

—Hola, preciosa —Saludó, se dio cuenta de que  él estaba  sonriendo —Soy Adam. 

Jenna hizo una expresión de decepción al percatarse de que no era su príncipe gruñón. Apenas él la había saludado se dio cuenta de que no era Alex. Pero eso no le iba a impedir disfrutar de su trabajo ¿cierto? Además, Adam tenía una linda voz. 

—Caliente bebé —Le respondió — ¿sabes? Ahora estoy quitándome la blusa — Se mordió el labio inferior, mientras se desabrochaba la blusa y caminaba en dirección a la habitación.

—Ay, así bebe, sigue —Dijo Adam, con deseo.

—Me quitare la falda.  Lástima que no estás aquí para ayudarme —Esbozó una sonrisa pícara. Le encantaba tentarle a sus clientes. 

Se puso de pie sobre la cama, con los pies descalzos. Siempre se emocionaba cuando tenía que hacer una de sus llamadas. 

—Abriré el cierre de mi falda y la deslizaré muy lentamente hacia abajo — Jenna colocó el teléfono sobre su hombro y lo pegó por su oído mientras intentaba bajar el cierre, pero este se atascó. —Mierda... —Susurró.

— ¿Mierda? —Preguntó confundido, Adam.

—Me estoy meneando para ti —Dijo mientras se meneaba queriendo distraerlo de lo que acababa de decir.

El maldito cierre seguía sin querer bajar, se le estaba queriendo poner difícil el amiguito ¿eh? Con los intentos de querer bajar el cierre y la meneada que estaba haciendo comenzó a desequilibrarse, llegando en un momento hasta la orilla de la cama.

—Quítate la falda, cariño — Su voz sonó con una pizca de irritación y cansancio.

—Ya me lo estoy...

— ¡Jenna! —Exclamó alguien, entrando a la habitación, dándole un susto de muerte.

Jenna se tropezó con sus propios pies por la sorpresa, cayéndose al suelo boca para abajo.

— ¿Pero qué rayos hacías sobre la cama? —Preguntó, aguantándose las ganas de reír. — ¿Te has lastimado fuerte? —La ayudó a colocarse de pie.

—Auch... un poco —Se quejó Jenna, mientras cortaba la llamada y se sobaba la frente, sentía un pequeño ardor— ¿Pero qué haces aquí, Nicolas? — Frunció el ceño, observándolo.

—Es mi departamento —Dijo lo obvio mientras rodeaba la cintura de Jenna con sus brazos y la pegaba a él —. Además, si tengo viviendo conmigo a una mujer tan sexy como tú —Comenzó a besar su cuello con suavidad —, es muy difícil que no aparezca.

LA ASISTENTE ©Where stories live. Discover now