capítulo 8.

3.3K 150 9
                                    


Levanté la vista preocupada, ¿qué era eso?

La cara roja del señor Mayus, me hizo lanzar una corta carcajada; la cual pare rápido. Pasó de roja a lila, y después a amarilla. La ira es lo que hace.

-¿Porque dejaste sólo a Louis?-pregunto enfurecido.

-Yo no lo deje sólo, fue el quien rompió mi parte.-mantuve la calma. Ambos sabíamos que era lo mejor para mi.-Y decidimos hacer cada uno su parte.

-¿Tu parte?

Toda la superioridas que sentía en ese momento, desapareció: habíamos acordado que cada uno haría su parte; yo no hice la mía.

-Pues esto... no la hice.-escupí una corta carcajada para intentar suavizar el asunto.

-Pues que sepa señorira Hush: Usted no pasa de curso. Y al repetir este año otra vez, o se va, o se esfuerza para no repetir.-dicho esto, se fue.

<<Mierda, no quiero repetir... ¡no, no, no! Joder, ¡joder!>>

Saque el pequeño bote de pastillas, y tras coger un par, me las tragué.

Sonreí y eche ha córrer hacia la salida. Nos sin antes dirigirme a la taquilla.

***

Me sente en un banco de un parque, cerca del instituto. Deje mi mochila a mi lado, y la de los libros dentro.

Mi pie se movia pesado al compas de los gritos de la gente.

Escuchaba las risas y gritos de los demás. Todos con sus amigos, novios y novias. ¿y yo? Estaba completamente sola. Bueno, a mi no me importaba, era fuerte. No necesitaba a nadie a mi lado.

Una risa me saco de mis pensamientos; era la risa más preciosa del mundo.

-La hostia... me he enamorado...-murmure para mi misma.

Levante la cabeza para ver de quien provenía aquella risa. Al ver al chico con aquellos ojos claritos tan peculiares, y a la barbie esa, abrazandole por detrás, mi corazón me comenzó ha ir a cien: había dicho que me había enamorado. De Louis.

Una mueca de desagrado apareció en mi rostro, menudos pensamientos tenía a veces. Al parecer ellos me vieron.

La Barbie me señalo, mientras le susurraba algo a Louis. Se acercaron.

-¿Qué, ya no tienes ganas de pegarme?-me calento.

Puta, puta, puta. Eso es lo que era.

Aprete mi puño y me mordí la lengua, seguido de soltar:

-No, soy una chica madura.

La chica comenzó ha reir fuertemente, reía y reía y de vez en cuanto, salía de su nariz el sonido del cerdo. Se apoyaba en Louis, cómo si reir provocara que perdiera el equilibrio.

-¿Tú? Pero por favor, mírate.-me señalo.-Vistes cómo una prostituta barata, vas pegando a niños, y ni hablar de tu cuello: lleno de chupetones.

La yema de mis dedos rozo mi cuello, buscando alguna parte que estuviera irritada, y si, tenía chupetones. Mis ojos se aguaron y los cerré para evitar que las lágrimas se escapasen. Antes de que empezara ha llorar, la empuje y comence ha correr.

La verdad, no sé si en ese momento había quedado cómo una exagerada. Pero era la primera vez que tenía esas necesidades de llorar. Y no, no quería que nadie me viera. Por eso, tuve que irme; no quería que me vieran llorar. Y mucho menos ella, seguro que se reiría cómo si no hubiese mañana.

Saque el bote, seguído de un par de pastillas. Me las puse en la boca, y cuando estaba por tragarmelas:

-¿No te cansas de meterte cosas?

Me gire sobresaltada, por el susto, y por escuchar de quién era la voz.

-¿Qué insinuas? ¿Qué soy puta?-las tragué.

-No he dicho eso. Pero, hombre, a lo largo de la semana, te he visto cómo unas 15 veces drogarte.-se sento a mi lado, pero a una cierta distáncia.

-Mentira. Además es mi vida. ¿que más te da?-hice una mueca de asco. La misma que hice al ver que la risa era de Louis.

-No nada, nada. Simplemente... ¿sabías que a los veinte ni llegaras viva?

El corazón se me paro a la vez que se me encogió. Era la segunda persona que me había dicho que moriria pronto a lo largo del día. Además, a él, que ni siquiera lo conocía.

-Vale. ¿tu que sabes?-pregunte furiosa.

-¿A caso no es claro?-rodo los ojos desperado.- No hay ni un minuto que lleves los ojos raros. Ni siquiera se ve el color de tus ojos. Se te acabarán hundiendo.

-Bueno, no me importa tu opinión, ¿sabes?-me levanté para irme.-Me importa una mismisima mierda. Tu y tus pensamientos os podéis largar.

-Claro. Te largaras tu antes, porque yo no fumo.-sonrió malicioso.

Sonreí de la misma forma que el y le saque mi dedo corazón. <<Gilipollas>>

Seguído de eso, saque otras dos pastillas y me las tragué delante de el. A partir de eso, comencé ha reir cómo una tonta. Louis me miró triste, se acerco a mí y mientras me cogía de la muñeca y caminaba arrastrandome, susurro en mi oido:

-¿Ves a lo que me refiero?-otra carcajada.-Sólo venía ha pedir disculpas por lo que te dijo Miriam, pero no puedo irme cómo si nada, sabiendo que te puede pasar algo.

-Te odio. Déjame.-intenté soltarme.

-Yo también te odio, pero no cabe en duda, que no soy tan malo para dejar a una persona en este estado en la calle.

Mientras yo me reía por cada comentario que él hacía, Tomlinson se moría de la vergüenza.

-Lea, joder, ¿puedes pararte?-dijo apretandome fuertemente por la muñeca.

Déje de lado la risa, y comencé ha quejarme del dolor producido por su dedo, incando mi piel.

-Pe...perdón, yo no qui...quise.-aflojo el agarre.

Éra fácil poderse escapar de este, se veía que el escape de fuerza que había hecho hace poco, le había preocupado. Se veía inseguro en su agarre. Y la cuestión es: ¿Porque no me fui de su lado? Pues no lo sé. Nunca lo he sabido, y espero en algún futuro saberlo.

Entremos en una gran casa blanca. Me sonaba. Me sonaba mucho, pero ahora no era tiempo para pensar. Tenía yo la cabeza en otro sitio.

Puso las llaves en la cerradura y abrió la puerta.

-¿Dónde estámos?-pregunte incrédula.

-Lea, ya viniste antes a mi casa-abrí la boca y me la tape con la mano; infantilmente.-Madre mia, lo que te hacen esas pastillas. Ahora mismo me las estas dando.

Solté una carcajada curiosa. Y el se pego en la frente con la palma de mi mano.

Subí las escaleras dando pequeños saltitos.

-¡Más despacio fiera!-me cogió de la mano para que no corriera tanto.

Me condujo a una gran habitación: una cama estrecha pegada a la pared, un gran ventanal con el hueco para sentarse y un escritorio. No tenía nada de decoración.

-Ahora, ha dormir-me tumbo en la cama seguído te taparme con la manta.-A ver si se te pasa el efecto.

Y seguído de sus palabras caí en los brazos de morfeo.

---------------------

No tenia imaginación. Escribí el capítulo unas 173737474 veces. Y bueno, aqui paso algo con Tommo:) que sé que lo estábais pidiendo.

LEAN VOTEN Y COMENTEN.

Mrs.Hemmings x.

Angels to fly ❁ L.TWhere stories live. Discover now