capítulo 48.

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Me paso todo la tarde jugando con los chicos. ¡Wow! De verdad extrañaba estar con ellos. ¿Cuánto tiempo hace que no pasaba rato así? Más de cuatro meses. Me olvide de ellos, como si fueran personas las cuales veo pasar, que no sé ni su nombre ni sus vidas, que no me importan. Pero ellos me importan de verdad. Salgo del lavabo, después de lavarme las manos. Bajo las escaleras corriendo y doy un salto cuando faltan por bajar los últimos escalones. Entro en el salón, cada uno esta con lo suyo: Liam juega a los videojuegos, como un total viciado; Zayn habla por teléfono y Harry y Niall, juegan a pulsos. Me siento al lado de los dos últimos y poniendo la mano encima de las suyas, vuelco las manos, haciendo que en vez de Harry-qué es el que iba ganando-gané Niall.

—¡Gilipollas!—Grita y se levanta indignado—¡Me había apostado cinco euros!

—Lo siento Harold, sé más fuerte la próxima vez.—sonrío burlonamente.

La risa de Niall inunda toda la casa. Me giro a observarlo: sus mejillas están rosas y se agarra la barriga como si se le fuese a abrir. Abre los ojos: los tiene brillantes, como si fuera a llorar por reírse. Y entonces todo me llega a la memória.

Esto fácil, soy un as en esto. Dame.

Agarro la raqueta de ping-pong y lanzo la pelota al aire para comenzar a dar toques.
Golpeo la bola con la parte circular de la raqueta.  Un toque. Dos. Tres. Así hasta llegar a cinco. Y cuando voy a dar el sexto, el cual me proclamaría vencedor ya que superaría a Lea, me paso de fuerza y la golpeo demasiado fuerte. La bola hace una curba en el aire, lo cual hace que me tenga que levantar y moverme y si quiero darle un toque. Algo es puesto delante de mis pies y me desplomo cayendome en el suelo. Con el mango de la raqueta golpeandome la cabeza y la pelota cayendo justo delante de mis ojos. 

Una risa inunda toda mi habitación. Me levanto poniendome de rodillas y observo a la chica: sus mejillas coloradas, sus ojos fuertemente cerrados y su boca abierta enseñando sus-extrañamente-blancos dientes. Me pongo de pie y camino hasta sentarme al lado suyo. Aún no para de reírse. Le miro seriamente, con los brazos cruzados en el pecho y mis ojos entrecerrado. Mi expresión es seria, pero no lo suficientemente como para no saber que es de broma.

—Podría haberme hecho daño.

Abre los ojos y me mira. Sus ojos marrónes están más brillantes que nunca. Tiene el rímel un poco corrido por haberse frotado los ojos, secandose las lágrimas que había soltado de la risa.

 —Pero no te has hecho, ¿no? —asiento—Bien, por cierto, eres muy malo, y gano yo.

 Una sonrisa de oreja a oreja cruza toda su cara.

 —¡Mentirosa! —me levanto señalando con el dedo índice—Has puesto ahí la mochila para que me cayese, sabías que no tenías oportunidad contra mí.

 Otra carcajada. Esta vez es más intensa. Se ríe desesperadamente, dandome a entender que tengo razón, que todo esto era un truco suyo.

 —Lo que digas, perdedor. —dice su nuevo mote hacía mi con un tono burloso.

 Me vuelvo a tumbar en la cama, esta vez dandole un empujón para que caiga encima mío, pecho contra pecho, y ella se mantiene quieta, sintiendo cada uno los latidos del otro.

 -Louis, Louis, eh tío, ¿estás ahí?

 Una mano se mueve en forma de saludo delante mis narices. La aparto de un manotazo y asiento duramente.

 —Tío, que borde. Encima que me preocupo por ti.

 —Lo que tu digas, ya es tarde, debo irme.—me levanto mirando la hora del móvil.

 No era precisamente tarde, y si lo era, no debería importarme, ya que había decidido pasar la noche aquí. Pero debería irme, me había recordado a Lea, algo que llevaba toda la tarde sin pensar. Y esto me ha hecho darme cuenta que necesito hablar con Lea, la necesito.

 —Louis, deja a Lea en paz. —dice Liam.

 —No puedo. No lo entendéis.

 —Hemos estado enamorado, pero no por eso hemos dejado a nuestros amigos de lado. —dice Harry, de una manera demasiado borde.

 —Estupendo. Pero yo lo estoy ahora, y no quiero perderla. Y lo siento si pensáis que os he dejado de lado, tal vez tengáis razón, y prometo pasar más tiempo con vosotros, pero no ahora.

 Salgo de la casa moviendo inquietamente las llaves. Camino hasta el coche y me subo en el. No enciendo la radio ni nada, viajo todo el trayecto en silencio, concentrado en la carretera.

 Aparco delante del edifició donde vive Lea, mi pequeña. Salgo apresuradamente y abro el portal-el cual estaba abierto-y subo hasta su casa. 

Un par de personas tiradas por el suelo pidiendome dinero. Con los ojos inyectados en sangre y la botella del alcohol en la mano. Dios mío, ¿como una persona tan inocente puede vivir así?

Porque, aunque Lea no sea nada inocente, y sepa de todo y lo haya probado todo, estoy seguro que antes era una persona demasiado inocente, un ángel inquieto y hablador. Es demasiado adorable, para haber sufrido tanto.

Me paro delante de la puerta de su casa y llamo al timbre. Los segundos pasan, se me hacen eternos me inclino para volver a llamar, pero la puerta es abierta.

-¿Qué?

Su padre abre la puerta. El aliento apesta a alcohol y una mezcla de marihuana. Me quedo quieto cruzado de brazos, no quiero hacer un movimiento que parezca que soy debil.

-¿Está Lea?

-¿Eres uno de sus follaamigos?-le miro distante.-No se donde esta, ni me importa.

Me cierra la puerta en toda la cara. ¡Será gilipollas! Menudo maleducado. Pero algo me dice que dice la verdad, y que Lea no esta. Me doy media vuelta para irme. Maldita sea, ¿dónde debe de estar Lea? Estoy preocupado, ¿y si le pasa algo?

heeeeey tardo mucho en subir ik. No me gusta estudiar. Por cierto, vuelvo hacer lo de los 5 comentarios y subo, bc noto que ya no comentáis y bueno me quedo asi:( 

Ahora vendran los capítulos más intensos, yeah nigga. Para mi al menos lolololo.

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Mrs.Hemmings x.

Angels to fly ❁ L.TWhere stories live. Discover now