Capítulo 8

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Frustrado... frustrado era como Harry se sentía. El agonizante ruido del televisor le comenzaba a fastidiar. Se acomodó una vez más y trató de cambiar de canal, pero todos contenían la misma basura. La madrugada era silenciosa, fría, aunque serena. Y él se encontraba solo. En una enorme casa, donde grandes cantidades de escondites permanecían, dándole el chance de lograr su objetivo: descubrir. Aunque viéndolo bien, no se sentía de ánimos para hacerlo. Volteó su rostro hacia el ventanal, donde la luna y las estrellas se veían desde lo más alto de la plataforma negra. Tenía tanto tiempo de estar solo.

Richard no había vuelto, ni tampoco el menor de los Tomlinson. Se sentía tan solo que creía volverse loco. Había pensado en ir a buscarlos, pero aunque para él mismo sonara estúpido, aún tenía dignidad, y la quería guardar.

Se levantó del sillón y apagó el televisor. Tenía intenciones de querer dormir, pero su cabeza no le dejaba. Pensó en sus hermanas, no las había vuelto a buscar desde su encuentro con los empleados de Frank. La cabeza le explotaba y el miedo lo inundó al pensar cosas terribles. No quería que nada malo les sucediera, y sabía que se estaba volviendo loco, porque tuvo la ingenua idea de pedirle ayuda a Richard. Bufando, se dirigió a su habitación. Pero al reconocer el motor de una motocicleta se detuvo.

Tensó los huesos, sabiendo que ahora tenía que enfrentar la realidad. Volteó suavemente y se acercó a la ventana, la cual quedaba dos pisos arriba. Observó al menor de los Tomlinson que bajaba de su moto, con expresión neutral. Tomlinson no usaba camisa, solo un vaquero y unos converse negros. Tragó saliva y trató de no alterarse, había estado deseando que se apareciera, pero también había estado temiendo al pensar cuán lejos sería capaz de llegar con él, por tan sólo unas respuestas y ayuda.

Había decidido que, costara lo que costara, chantajearía al moreno para sacarle provecho a Richard, pero por muy dentro sabía, que la idea era demasiado estúpida. Dándole una mirada a su cuerpo, chequeó que solo usaba su pantalón de pijama, y aparte de ello, nada. Apretando los labios se dijo que no sabía qué esperar de esta noche, su plan era una cosa, pero cumplirlo era otra. Con un ladeo de cabeza que indicaba resignación, regresó a su dormitorio.

Louis entró a la silenciosa casa y cerró la puerta, caminando directamente hacia el equipo de música. Puso una canción y le subió todo el volumen, soltando una risa cuando escuchó a Harry gritarle desde la habitación "¡APAGA ESA MALDITA COSA!".

Por lo tanto, a Harry se le hizo más difícil dormir al sentir la música reventarle los tímpanos. Tapó sus oídos y gruñó. ¡No era posible! ¡El muy bastardo sabía que él estaba despierto! Esperó unos minutos más, pero la música no paraba, ya molesto, se levantó de la cama y se dirigió escaleras abajo.

Louis jugaba en su teléfono, pero elevó la mirada al escuchar pisadas bajar las escaleras, dejó el teléfono en la mesita de vidrio, y sonrió maliciosamente una vez más. Harry, quien trató de ver en tanta oscuridad, decidió, sin saber por qué, dejarlo así y acostumbrarse a las penumbras de la noche. Cuando vio la radio, se dirigió a ella y furioso la apagó bruscamente para luego volver hacia las escaleras.

—¿Por qué lo apagaste? —Preguntó una voz a sus espaldas. Harry tensó el cuerpo y quedó inmóvil ante las escaleras y esa voz. —Estaba disfrutando de la música sabes, es de muy mala educación lo que hiciste, niño malo —La burla en su voz hizo a Harry morder sus labios y se giró, enfrentando a su dueño.

—Y también es de mala educación no dejarme dormir —Respondió entre dientes.

—Bien, supongo que estamos a mano —Tomlinson se levantó del sofá y lo vio de pies a cabeza, estremeciéndolo levemente, su mirada divertida —Pero, dejando tu sueño atrás, yo quiero escuchar la música. Así que como supones, sí, me importa muy poco.

CRIMINALWhere stories live. Discover now