-Isa, ¿quieres ir a nadar con nosotros? Aquí los tiburones son muy amigables con las sirenas.
-¡Sí! Hay unos arecifes muy bonitos.- Le sigue Dani.
-¡También podemos mostrarte la isla! ¡Tiene una bonita cueva donde puedes ver la Luna cuando está llena!.
Sonrío ante el entusiasmo de mi padre y hermanas por nadar con ellos. La verdad tengo mucho tiempo sin nadar...
-Claro, vamos.
-¡Yey!.- Gritan antes de abrazarme.
Mi padre sonríe mientras nos ve.
La casa tiene acceso a un canal que conecta con el mar, y de la urbanización solo dos casas tienen acceso a este. La nuestra y los vecinos, los cuales supongo que están de viaje.
Salimos de la casa, pasamos la piscina y bajamos por el mini muelle. El aire salado inunda mis fosas nasales y me siento como en casa.
Mis hermanas se ponen a mis costados y me sostienen de las manos. Mi padre se posa al lado de mi hermana pequeña y le sostiene de la mano.
-A la cuenta de tres.- Le escucho decir.
-Uno.
-Dos.
-¡Tres!.- Grito antes de saltar.
Lo siguiente que siento es el agua a mi alrededor. Abro los ojos y puedo ver a mis hermanas junto con mi padre sonriéndome.
La aleta de mi padre es azul con unos pequeños toques verdes, la mía como la de mis hermana, un color entre naranja y coral opaco.
Ambas me toman de las manos y empezamos a nadar. Lo que empezó suave se convirtió en una carrera por ver quién era la más rápida.
Por supuesto, llegué primera.
Sonrío y salgo a la superficie.
-¡No es justo!.
-¡Quiero la revancha!.
-Niñas, su hermana ganó justamente.- Aboga mi padre por mi.
Yo les saco le lengua y ellas me imitan.
-Bueno, muestrénme la cueva.
-¡Pero primero veamos el arrecife!.- Grita Ari.
-Vamos entonces.-Digo antes de sumergirme.
Admito que el arrecife de esta isla tiene algo... mágico, sin pensarlo mucho empiezo a jugar con los tiburones.
Y no, no son los malos. También hay tiburones amigables.
Después de un rato, mis hermanas me hacen unas señas para que las siga y eso hago.
La cueva en sì no tiene nada de especial, es como un yacuzi grande y con agua muy cristalina. Pero como en el arrecife, me siento como si estuviera en casa.
Mi padre entra a la cueva, él no jugó con nosotras en el arrecife, solo se dedicó a vigilarnos y a rodear la isla.
Me mira seriamente.
-Hija... hay algo que debemos decirte.- Intecambia mirada con mis hermanas.
Frunzo el seño, ¿qué es tan malo como para que le pida apoyo a mis hermanas?.
-Hay.. -vacila un poco antes de seguir- un tritón más.
¿Ah?.
-¿De la familia?... o ...
-No es de la familia y tampoco pertenece a un legado de tritones.
-Entonces, ¿de dónde viene?.- Pregunto confundida.
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Sanando Heridas
General FictionHay cosas que no podemos evitar, unas son buenas y otras malas. Para mí ya terminaron las malas y ahora vienen las buenas.... O eso espero. Isabella es una chica que ha pasado la mayor parte de su vida con miedo y preocupación, pero todo cambia cuan...