8. Mal y Ben y prueba de conducir.

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Hace un rato salí de la casa de Norman al patio, donde habían parejas o amigos borrachos. Para ser más específica, estoy en el muelle con una Coca-cola y mi móvil.

Esto me recuerda a muchas discuciones con mi mamá.

"¡¿Por qué no puedes ser cómo los demás!?."

"¡Siempre tienes qué arruinarlo todo!."

"¡¿Acaso tienes baja autoestima?!."

"¡Me preocupa qué no tengas amigos y te la pases todo el día con el teléfono!".

"¡¿Por qué no eres una adolescente normal?!."

Y muchas más, nunca fuí una chica a la qué le gusten las fiestas... o una adolescente normal.

No soy normal, y va más allá de qué sea una sirena. No me gusta el trapp, ni el regeton, ni el alcohol, ni las fiestas, ni hablar mal de los demás.

Muchos me describen cómo rara, yo le digo ser diferente.

-Hola.

La voz de Ethan me saca de mis pensamientos.

-Holis.

Él sonrie y se sienta a mi lado.

-No estás borracho.

-Tengo una gran tolerancia al alcohol, ¿Tú por qué no lo estás?.

-No bebo alcohol, nunca lo he hecho y nunca lo voy a hacer.

-Admito que no me sorprende, no te ves de esas chicas.

-¿Cuáles chicas?.- inquiero mirándolo.

-Las que beben y van a fiestas. Eres diferente, y eso me agrada.

-También me agradas Ethan.

-Por cierto, ¿Quién eres?.

Rio.-Soy Mal, hija de Maléfica, y tú eres Ben, hijo de la Bella y la Bestia.

Se rasca la nuca.-Bueno, Salma me dijo qué me vistiera así, aunque aún no sé porque.

Rio, la situación me parece súper graciosa. Y él me acompaña.

-Tal vez sí sabes pero no quieres decirlo en voz alta.

-Tal vez- me mira a mi y luego al mar.-.¿Quieres nadar un rato?.

-La verdad no me gusta nadar de noche.

-¿Le tienes miedo a la oscuridad?.- pregunta, más su voz no tiene ni una pizca de burla, sino, curiosidad.

-Sí.- digo en susurro.

-Tranquila, yo te cuido.- se levanta y me tiende una mano.

Esto me recuerda a cuando Ben le dice a Mal para nadar con él. Otra vez rio por la bizarra situación.

-Ok.

Acepto su mano y otra vez una corriente me recorre de pies a cabeza. Nos sercioramos de que no hay nadie alrededor y saltamos al agua.

-Déjate llevar.- dice antes de undirnos y me abrume la oscuridad.

Siento su mano jalarme y empiezo a nadar. Pasamos un arrecife y entramos a una cueva.

Al fin, puedo abrir los ojos.

-¿Ves? No fue tan malo.

-La verdad, si no hubieses sostenido mi mano no habría podido nadar.

-Entonces, eso significa que soy tu héroe.

-Claro, mi principe azul.- digo en broma, en referencia a su disfraz.

Sanando HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora