11. Primeros días en Orlando.

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¡Estos días han sido increíbles! Y la verdad es que no puedo creerlo. Tantas veces deseé estar aquí, ¡y ahora lo estoy!.

El primer día fuimos al parque temático de Harry Potter. Y yo no podía dejar de gritar, sonreír, saltar y tomar fotos. Creo que soy la más expresiva del grupo en lo que respecta a fandom's. Hice muchas cosas ese día, visité Hogwarts 2 veces y estrené la tarjeta de crédito apenas ví algo de Slytherin, fuimos a Hogsmade y probé la cerveza de mantequilla, ¡es deliciosaaaa! Compré muchos dulces y muchas ranas de chocolates, literalmente compre una cosa de todo. Al siguiente día, regresé con Salma y Erika, con nuestras túnicas de Slytherin fuimos al Callejón Diagon y se repitió todo el proceso pero es que, ¡no podía creerlo! Todo, pero TODO, era exactamente igual que en las pelis y libros. Y lo mejor era que estaba lleno de fans que al igual que nosotras, traían túnicas o sombreros. Volví comprar de todo, tanto que con lo que voy a comprar en Disney, creo que me van a faltar maletas.

Por suerte en estos parques hay carritos para llevar tus compras. ¡Voy a tener mucho con que decorar mis paredes vacías!.

Salma se reía de mí pero también me acompañaba en mis momentos extremos y públicos de locura, Erika fingía no conocernos pero sabía que se estaba divirtiendo.

Hoy toca ir a Animal Kingdom, y la verdad estoy súper nerviosionada. Emocionada porque es la primera vez que voy y nerviosa porque sé que Erika y Salma van a quererse subir a montañas rusas y no van a quererlo hacer solas.

No es que me de miedo, es más, nunca he gritado en una atracción de ningún parque, nunca he sentido la necesidad de gritar. Prefiero cerrar los ojos, cantar y esperar que termine la tortura.

Termino de peinarme y reviso mi móvil, aquí el wifi no es el mejor pero cómo el punto es divertirse en los parques tiene sentido.

-¡Apúrense niñas!.

-¡Ya vamos!.- gritan en respuesta. Dios, si que tardan maquillándose, yo sólo tardé 3:57 minutos.

No es que lo cuente, eso dura la canción.

Pasan unos segundos y por fin salen del baño.

-¡Al fin!.

-Tú cállate.- dice Erika. Siempre está de mal humor en la mañana, pero se le pasa en cuanto toma un starbucks.

Su amor al café es enfermizo.

Agarro mi móvil y lo meto en mi mochila.

-Vamos.- digo y salimos de la habitación, bajamos por el ascensor y al llegar abajo están esperándonos mi familia.

Que lindo es poder pensar eso es paz.

Entramos en la camioneta, escucho a mis hermanas emocionadas por lo que van a ver, pero yo sólo tengo lugar para algo en mi mente ahora mismo.

Comida, necesito comida.

Cómo en estos días nos levantamos con el suficiente tiempo para arreglarnos, más no para comer, desayunamos en los Starbucks de los parques. Y créanme, hay uno en cada esquina. Salma y Erika siempre piden unos sándwiches y cafés, pero yo siempre pido 10 Cakepop's y una Coca-cola. Soy una deshonra por no pedir café, pero no soy amante del café, aunque tengo que reconocer que son muy buenos.

Con las pulseras puestas bajamos de la camioneta y nos dirigimos a la entrada. Hacemos la fila y estamos dentro, saco mi cámara y empiezo a tomar fotos a todo lo que veo, luego tocan las fotos familiares y justo unos puestos después de la entrada veo un Starbucks. Ven, les dije.

Todos nos dirigimos allí y una vez con nuestras órdenes en mano, caminamos. Después de un rato puedo ver un árbol gigante, tomamos fotos y seguimos andando. Pasamos por un mini zoológico y llegamos cómo a una plaza, pero ambientada en África.

Sanando HeridasWhere stories live. Discover now