34. Buena amiga sobria.

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Tengo ganas de llorar, y un nudo en la garganta me avisa que eso sucederá pronto.

Joder, no debí tomar esas cervezas.

Nunca imaginé mi primera borrachera, jamás entendí ni entenderé por qué las personas de mi edad están tan desesperados en tomar alchool. Así como ahora tampoco entiendo por qué carajos seguí tomando cuando a mí ni siquiera me gusta.

No me gusta estar borracha, lo acabo de descubrir y lo detesto. Me pongo nostálgica, melancólica y llorona. Lo destesto. Estar bajo los efectos del alchool me hace recordar que Mari murió, que fue por culpa del ser a que llamé "madre" y todos los años que sufrí con ella. Siento ira, impotencia, odio, tristeza... Tantos sentimientos malos en mi me hacen querer llorar todo lo que no pude en ocho años.

Sin soportarlo más empiezo a llorar silenciosamente, como tenía que hacerlo cuando no quería ser descubierta, de vez en cuando se me escapa un hipo. Las risas de Kika y Salma se detienen inmediatamente. Barbie al verme llorar se une a mí, pero ella es menos silenciosa.

-¿Qué tienes?.- escucho preguntar, pero estoy lo suficientemente ocupada en llorar como para responderle.

Me abrazo a mi misma, quiero un abrazo, quiero que alguien me diga que todo está bien, que ya pasará y estará para mí.

Necesito a Josh.

Con ese pensamiento busco mi Iphone en la mesita de noche, es difícil ya que mis manos tiemblan. Lo desbloqueo y busco su contacto. Repica.

Contesta.

-¿Qué pasa? - al escuchar su voz mis ojos se humedecen más, intento controlar mi llanto.-. ¿Qué sucede Kitty? ¿por qué lloras?.- se angustía un poco al escucharme.

-Te necesito.- un hipo se me escapa.

-¿Dónde estás?.

-En casa de Kika.

-Escúchame Kitty, calmate. Ya voy en camino.

-Apúrate.- gimo dolorosamente. Cuelgo, intento controlarme, pero mi cuerpo no me responde como quisiera.

Definitivamente, odio el alchool.

Sigo llorando desconsoladamente, no sé cuánto pasa, pero el timbre suena. Sin dejar de llorar y con rápidez salgo del cuarto, torpemente bajo las escaleras y abro la puerta.

Josh.

Me lanzo sobre él a llorar desconsoladamente, me abraza y pone su barbilla en mi cabeza.

-Ya estoy aquí kitty, todo va a estar bien.

-Mari ya no está Josh... ya no está por culpa de ella... la odio tanto... extraño tanto a mi hermana...- mi voz se quiebra y sigo llorando. Percibo caricias bajo mi camisa, eso me calma un poco, pero no evita que siga llorando.

No sé cómo, pero llegamos al sofá. Respiro fuertemente, intentando calmarme. Mis ojos deben estar rojos e hinchados, mi nariz roja como la de Rodolfo y toda mocosa.

En pocas palabras: un desastre.

-Mi hermana se suicidó por culpa de mi madre, la llevo a ese extremo...

-No creo que sea apropiado llamarla "madre" si su hija se suicidó por ella. No lo merece - levanto mi cabeza y lo observo-, no merece que la llames madre. Una madre te cuida, no te afisxia. ¿Te sientes mejor?.

-Me desahogué, me estaba afisxiando. Creo que sí, me siento un poco mejor.

-Hueles a cerveza, ¿estabas tomando?.

-Sí, y no entiedo por qué. Sabe horrible. Nunca más lo hago.

-Me alegra.

-Voy al baño.- con torpeza me levanto.

Sanando HeridasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora