37. Desconocido y caricias.

26 8 2
                                    

Camino por los pasillos de la escuela, una profosora se enfermó y tenemos la hora libre; las chicas se quedaron en el salón hablando, yo quería recorrer la escuela y me salí del salón. Me siento malota. Llego al gimnasio y al asomarme veo a Ethan prácticando básquet. Me acerco.

-Holis - parece algo sobresaltado, se gira y me observa sorprendido.-, ¿todo bien? Te ves algo... exaltado.

-¿Qué dices? No, no, no, estoy bien - mueve la cabeza repetidas veces, vuelve a mirarme y me dedica una sonrisa nerviosa.-. ¿Y tú? Hoy te veo muy feliz.

Sonrío.

-Hoy cumplo aniversario con Josh.- no parece muy animado, su sonrisa es tensa.

-Ah, felicidades.

-No suena como si me estuvieras felicitando, ¿por qué te cae tan mal?.

-No es algo que te incumba.- su respuesta me sorprende momentáneamente.

-Te equivocas, él es mi novio y tú mi amigo, si me incumbe.- digo, se da la vuelta y lanza una canasta. Falla.

La pelota rebota, él me ignora y va a buscarla. Lo sigo y logro quitarle la pelota.

-Por favor respóndeme - pongo la pelota contra mi cadera izquierda y me muerdo el labio.-. Quiero saber el por qué de su rivalidad, o lo que sea.

Suspira, intenta quitarme el balón pero lo esquivo.

-¿Dónde aprendiste...?

-El básquet es el único deporte en el que me va bien, a menos que jugar tenis en el wii cuente.

-Te ofrezco un trato, tú me ganas y yo te digo, pero si yo te gano, dejas de preguntar.

Niego con la cabeza.

-No vayas por esos lares águila, tengo derecho a preguntar. Si tú no me dices, entonces le preguntaré a Salma, después de todo son mellizos - puede que él sea inteligente, pero yo tengo la perfecta combinación de la astucia y la inteligencia, más una pizca de ser buena manipulando. Por eso mismo, mi cara pasa a ser triste.-. Pero prefiero que me lo digas tu.

Entrecierra sus ojos, suspira y sacude su cabello.

-De acuerdo serpiente, te diré lo que quieres saber - suspira, abre la boca pero se ve interrumpido porque alguien entra al gimnasio.

Mejor dicho, entran.

Un grupo de chicos, todos con uniformes negros de deporte, me fijo en el logo de sus camisas.

Manchester High.

Mi ceño se frunce, ¿qué están haciendo aquí?.

-Vaya, vaya, miren quien vino a recibirnos - un chico pelirojo avanza hasta estar a un metro de Ethan, es alto pero no parece muy inteligente.- ¿qué haces aquí Prescott? No necesitamos a una niñera... o tal vez hayas venido para espiarnos y adquirir buenas técnicas. No me sorprendería, pero recuerda que no importa los trucos que uses, lo que importa es el jugador.

-Se nota que con sus técnicas han llegado lejos, si cada vez que jugamos les pateamos el trasero. Tienes razón, no importa los trucos que usen, ustedes siempre serán el segundo lugar.

Una risa escapa de mi boca, el pelirojo me mira y sonríe. Mantengo mi rostro inexpresivo.

-Ah pero si él tritón ha traido a una amiga - se acerca un poco a mi dirección, Ethan se interpone. El pelirojo vuelve a sonreir.-. Ah pero miren al tritón, defendiendo a su novia.

-No es mi novia.

-Ajá, ¿cómo te llamas preciosa?.- al parecer de verdad cree que le daré un respuesta, lo ignoro, le paso el balón a Ethan y empiezo a caminar hacia las puertas del gimnasio, nueve chicos me impiden el paso.

Sanando HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora