Capítulo uno

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–¿Será esto lo correcto? –susurre esperando su respuesta, la cual no llegó–. ¡Te estoy hablando!

–Calla, nos van a descubrir por tu culpa –se levanto del suelo algo enojado y caminó hacia la salida con cautela.

Mire la hora, sintiendo mi pulsó bajar. 4 AM, aún no llegaba a casa, seguro mis padres me mataran cuando llegué, aunque es más probable que lo haga mi hermano antes.

–Por favor Joe, vámonos ya –pedí sintiéndome algo desesperada, el sólo asintió y me hizo una seña para que comenzara a caminar. Estábamos fuera de una privada, en una fiesta la cual no salió como teníamos planeado y al final terminaron todos corriendo de un lado hacia otro, mientras que otras personas fueron algo más salvajes y comenzaron a lanzar cosas, sillas, botellas, platos, todo lo que se les topara por enfrenté. Yo no solía salir mucho a fiestas más sin embargo el idiota de mi mejor amigo me pidió que lo acompañara a este desastre de fiesta sólo para ver a la chica que le gusta, que tontería más grande.

–Me dejarás en casa ¿cierto?

–No si ni porque preguntas eso, sabes que si, no te dejaría sola y menos a estas horas de la noche –solté un suspiro y subí a su auto. Estaba tan molesta, las actitudes de Joel sólo me hacían confundirme más, el chico si que necesitaba ir al psicólogo, horas atrás era el chico más lindo, mientras que ahora pareciera el mismísimo demonio, tenía bipolaridad extrema, si seguro es eso.

Al estar frente a mi casa, por fin. No pude evitar sentirme nerviosa y el miedo a entrar me invadió.

–Vamos, no seas gallina y entra ya –soltó de manera brusca.

–Sabes que, estoy harta de esto Joel, nunca más vuelvas a pedirme favores –cerré la puerta con todas mis fuerzas, pensando en que tal vez podría tirarla o algo así pero no pasó nada. Entré con cuidado, las luces estaban apagadas, no estaban ni los bolsos ni los maletines de mis padres, eso indicaba que no estaban aquí, genial.

–¿Angie? –escuche una voz a mis espaldas, cerré los ojos por un momento, pensando en que tal vez lograra pasar a desapercibida.

Sentí su mano tocar mi espalda en un pequeño toqué, no había escapatoria, me había visto.

–Yo... Lo puedo explicar –gire encontrándome frente a frente con mi hermano. El tenía una mirada de desaprobación que no hizo más que provocar que me sintiera mal.

–No tienes nada que explicar, sube ahora mismo, llamare a mis padres mañana por la mañana –no estaba enojado, de eso si me di cuenta. Pero aún así el hecho de que mis padres se enteraran no me agradaba para nada, solían ser muy severos en sus castigos.

–Chris, por favor. Te lo prometo que no lo volveré a hacer, no lo hagas –el se negó al principio, pero después del abrazo que le di, término por darme otra oportunidad.

–Sabes que no me agrada Joel, aún así sales con el después de todo lo que te he dicho –está vez si sonó molesto, su ronca voz me daba algo de miedo.

–Si, lo siento. Pero es mi mejor amigo, comprendeme –negó con la cabeza y se acercó a mi a pasó lento.

–Vamos a dormir, las pocas horas que nos quedan –pasó su brazo por mi hombro. Tenía razón, nos quedaban al menos tres horas para dormir, odiaba los lunes con toda mi alma.

[...]

–Angie, ¿tienes un minuto? –escuche una voz muy familiar.

–¿Para ti? –pregunté, el asintió mientras se acercaba más a mi.

–Si, sólo quería pedirte...

–No Joel, no tengo tiempo para ti. Y dudo mucho tenerlo en un largo tiempo –soltó un suspiro y se acercó a mi, no dijo ni una palabra, tan sólo me dio un abrazo.

–Lo siento. Me he pasado está vez –rodé lo ojos, siempre decía lo mismo, decía que cambiaría, pero la historia siempre se repetía.

–Me odiare por decir esto pero –solté un suspiro–. Sabes que no puedo estar enojada contigo Joe, sólo procura ser menos agresivo.

El asintió feliz y se acercó a mi de nuevo dándome un abrazo aún más fuerte que el anterior. Las personas miraban extrañas la escena más aún así no le si importancia y reaccione abrazándolo de la misma manera.

–Te quiero Angie –susurro a mi oído.

–Y yo a ti –de igual forma respondí. Nos soltamos del abrazo y caminamos hacia nuestro salón de clases, por suerte ahí Tyler no nos acompañaba y estaba agradecida con principalmente dios por no haberlo puesto en mi camino, no sabría que hacer si Joel en lugar de estar conmigo, estaría con Tyler haciendo quien sabe que cosas.

Tome asiento al lado de Joel, como todos los días. Frente a nosotros estaban Alison, Erick y Marian, quienes son parte de nuestro algo ya agrandado grupo. Mi hermano odiaba con toda su alma a mi grupo de amigos, no podía hacer nada al respecto con esa situación pero siento que no está siendo del todo sincero conmigo y hay algo más ahí. Por la forma en que la mira, en como habla de ella y como sus mejillas se tornan rojizas, puedo darme cuenta de que a mi hermano le gusta Alison, la verdad era algo muy obvio y se me hacia raro que aún ella no se diera cuenta de aquello.

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta en el momento en que la clase inició y el profesor entro dándonos los mismos sermones, ¿tendrá perdida de memoria? Porque todos los días es lo mismo, nunca dice algo diferente y la verdad eso me molesta mucho.

–Y son unos jóvenes irrespetuosos que no saben lo que quieren, sólo vienen a molestar –completé la oración del maestro, quien me lanzaba una mirada asesina, mientras que todo el grupo soltó la carcajada.

–¿Se cree muy chistosa? –preguntó el maestro.

–Pues si ¿Porque no? –ahora si lo veía más que enojado.

–Ah detención, ¡Ahora! –lo mire mal y tome mis cosas para después salir de ahí a toda prisa.

Insane |Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora