Capítulo 19

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Volví a meter el papel en aquel sobré. Las lágrimas caían silenciosamente y sentía mis piernas perder el control. Con las pocas fuerzas que tenía me encamine de nuevo a la habitación.

Había un asesinó, eso estaba más que claro, ¿porqué seguíamos aquí?

Abrí la puerta con tal cuidado, deje el sobré bajo la cama, no creo que nadie buscara ahí. Me acosté intentando mantener la calma, seguía sin poder creerlo, el había sufrido hasta su último aliento y nadie había hecho nada por el.

[...]
–¿Está bien si no entro a la primer clase? –pregunto Joel cerca de mi oído.

–¿Qué? No, tú vas a entrar conmigo –reí y lo jale del brazo adentrándolo al salón. El se quejaba pero aún así caminaba, lo guíe hacia los últimos asientos y me senté al lado del ventanal.

–Buenos días jóvenes –hablo el maestro con un tono de felicidad. No comprendía como este trabajó lo hacia feliz, después de todo era el quien aguantaba los berrinches.

–¡BUENOS DÍAS! –hablaron fuerte, más bien cantaron a coro.
El profesor río y acomodó sus cosas en su mueble. Joel estaba más que aburrido, tenía su cabeza descansando en el pequeño escritorio, cantando en susurros y chasqueando los dedos.

–Señor Pimentel está clase no es la de música, se llama historia universal y si no le interesa se puede retirar –habló con cierto enojó, Joel sólo río cosa que enfado más al profesor.

–¡Genial! Usted me alegró el día –se acercó al maestro y besó su calva nuca.

Lanzó los papeles que tenía en sus manos y soltó un gritó.

–¡PIMENTEL! –el sólo lo ignoro y corrió fuera del salón danzando.

Rodé los ojos y seguí prestando atención a clase.

Al finalizar todas solté un suspiro de alivio, creo que no estaba hecha para estudiar. Salí con prisa y me dirigí al comedor, ahí estaban todos metidos en sus asuntos.

–¡Gi! –chillo Jaz emocionada, me acerque a ella riendo. Me senté a su lado pasando una de mis piernas, ella me tomo de los hombros y comenzó a moverme de un lado a otro.

–¿Qué pasa? –dije confundida.

–Tú hermano –susurró para que el no nos escuchara, se encontraba frente a nosotras comiendo y riendo junto a Richard–. Me ha invitado a salir

La mire con los ojos bien abiertos, la verdad nunca nunca me los imagine juntos, si, sentía que algo iba a pasar entre ellos pero no quería.

–¡Wow! Eso es... ¿Fabuloso? –intente sonar feliz–. Pero como que te ha invitado a salir, les recuerdo que estamos en un internado y no hay forma de salir de aquí.

–Oh, claro. Sólo será una cena aquí mismo, cuando todos estén dormidos –volvió a susurrar.

–Pero eso es peligroso –ella sólo se encogió de hombros. Pareciera que le diera igual–. Olvídalo...

Ya eran grandes, ellos sabían lo que hacían.

–¡Hey! Tú, ven acá –hablé en dirección a Joel quien reía tranquilamente. Posó su vista en mi y dejó de lado la plática con Zabdiel.

–¿Qué pasa? –lo miré mal.

–¿Qué pasa? Qué acaso piensas dejar todas las materias, al poco tiempo que tenemos aquí y ya las estas dejando –me quejé–. No quiero que te comportes más así.

–Oye tranquila mama –río y provoco la risa en los presentes de nuestra mesa–. Yo se lo que hago.

–Si, me di cuenta. Pero me preocupo por ti –me crucé de brazos, el se levantó y camino hacia mi.

–Eres un amor de persona –me abrazo por detrás y beso mi mejilla–. Por eso te quiero.

–¡Epa! Mucho amor por aquí, suéltala Pimentel –habló mi hermano, metiéndose en conversaciones ajenas como siempre.

–Arruina momentos –río Richard, mi hermano le dio una mala mirada y siguió comiendo tranquilo.

Joel tomó mi mano y me hizo levantarme del lugar.

–¿Qué haces? –dije confundida. El sólo guardo silencio y comenzó a caminar tomándome de la mano guiándome entre los pasillos. Abrió la puerta de uno de los salones y entro junto conmigo, rápidamente cerró con llave.

–Te tengo que decir algo –dijo caminando hacia mi.

–Si claro.

–Verás tenemos mucho tiempo de conocernos, eres una de las personas que más me conoce, bueno que va, la única. Y tú sabes que siempre serás la chica de mi corazón, pues me he puesto a pensar en todo últimamente y aunque todavía es algo confuso para mi –trago saliva–. Ay ni se que estoy diciendo, bueno el punto aquí es que...

–Si –lo alenté a continuar.

–Creo que me estoy enamorando.

Insane |Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora