Capítulo 12

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Zabdiel De Jesús

Estábamos todos en la puerta del comedor esperando a Angie. Según Christopher iba al lavabo pero han pasado más de diez minutos.

–Oye –habló Joel–. Está bien que las chicas tarden lo suyo en ir al baño y todo eso pero... ¿Tanto? ¿Qué hacen allí adentro? –dijo refiriéndose a Jaz.

–Joel no te preocupes es grandecita sabe cuidarse sola –le dije intentando tranquilizar sus nervios.

–Bueno Joel, si te quedas más tranquilo iré a buscarla –comentó Jaz. Pasó por mi lado y le sonrió a Christopher quien la miraba como bobo, pero al parecer el no lo notaba.

Se fue a buscar a Angie pero unas fuertes carcajadas hicieron que se detuviera y todos préstamos atención a las plásticas.

Joel Pimentel

–Espero que se pudra allí encerrada

–Ojalá no salga nunca

–¿Quién se cree esa imbécil a llamarme zorra? Se lo tiene bien merecido

¿De quién hablaban? El director apareció y se les acercó.

–¿Chicas han ido al baño antes? –preguntó.

Sus caras cambiaron de felicidad ha ponerse completamente serias.

–S...si –tartamudeó una rubia, no recuerdo su nombre.

–Tranquilas chicas, no me las voy a comer. Sólo que la puerta está atrancada y huele mucho a gas, la he intentado abrir pero no puedo. Entonces vine a buscarlas porque pensé que estaban allí adentro como siempre son las últimas en salir...
Bueno me alegró de que estén bien, voy a buscar al profesor de gimnasia para que la habrá y ha llamar a un técnico por lo del gas... La cuestión cuando salieron... ¿No había nadie dentro del baño, no? –habló rápidamente.

Se pusieron pálidas, estaban tan blancas como la nieve.

–Había una chica dentro

Todos los chicos nos miramos asustados y junto el director corrimos hacia el baño. Las rubias también venían.

Intenté abrir la puerta pero estaba atrancada, esa puerta seguramente llevaba muchos años, la tenían que cambiar.

Me puse atrás tome vuelo y la abrí de una patada. Estaba allí tirada, desmayada. ¿O muerta? Entré a sacarla de allí y Christopher me ayudó.

–Llamen a la enfermera y a la ambulancia –grito el director. Poco a poco se iba llenando de profesores y alumnos.

Lo único que sabía en esos momentos era que su pulso era muy débil, tan débil hasta el punto de no sentirlo.

Insane |Joel PimentelWhere stories live. Discover now