Capítulo cinco

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Las clases aquí eran más que aburridas, con tan sólo cuatro horas al día podría sentir que moriría. Al tocar el timbre salí como rayo de ahí, llevaba tan sólo una semana aquí y no me acostumbro.

Corrí hacia mi habitación, lo bueno de aquí era que la tenía para mi sólita. Este instituto es de lo más raro, aquí sólo había mujeres, los hombres se encontraban del otro lado del edificio por lo cual me era imposible ver algún chico por aquí. Cerré la puerta con llave y me dirigí a la cama, mi cuarto era un completo desastre, extrañaba el que mama lo recogiera por mi porque sabía que si no lo hacia nunca lo haría yo misma. Ahora mismo me encuentro odiando a Christopher, por su maldita culpa estoy aquí, es un celoso de mierda. Mi mama prometió llamar cada jueves así que no está tan mal, hay otras chicas que perdieron el contacto con sus padres, por lo menos se que se preocupan por mi aunque sea un poco.

[...]

Narra Joel

–¡Diablos! Como duerme el said –dijo Richard riéndose de mi por el nuevo apodo que le habían otorgado.

–¡Cállate maldito negro! –se quejó Zabdiel tapando se los oídos.

–¿Cómo has dicho? –soltó enojado y no pude evitar soltar una carcajada.

–Ya cállense los dos, no me dejan descansar, fue un día pesado –solté un suspiro.

–¡Claro! Lo dices porque seguro te has tirado a la tía que vino pidiendo "informes" –los fulmine con la mirada, era totalmente falso. Aunque desde que llegue aquí me tacharon de ser un completo imbécil, ¿lo soy? Claro que no.

Recosté mi cabeza sobre el respaldo de la cama pensando en como estará Angie, ¿sabrá que estoy aquí? Espero y si. Cerré los ojos intentando calmarme, estoy chicos seguían peleando y no lo soportaba más, no quería enojarme pero simplemente me sacaban de mis casillas.

–¿Joel? –oí la voz de Richard. Lo ignore y sólo seguí en lo mío.

–Bien. Entonces quédate aquí y piérdete toda la diversión, nosotros iremos a visitar a las chicas –al oír lo último me pare lo más rápido que pude y acomode mi cabello.

–¿Decían? –ellos sólo se rieron.

–Oh, si. Las chicas del otro instituto, tenemos un atajo, sabemos como ir ahí sin ser vistos y causar problemas –la verdad esa idea me tentaba y es que hace una semana que no veo a ninguna chica, una completa desgracia.

–¡Si! Yo voy –grite, ellos asintieron y abrieron la puerta de la puerta, salí después de ellos. No había nadie en el pasillo supongo que eso facilitaría las cosas, simplemente me dedique a seguirlos.

[...]

–¡No me la creo! Joder los amo –hablé mientras miraba el vestidor de las chicas, si, lo habíamos logrado. Me era algo difícil verlas pues salía puro vapor, mi mirada se centró en una chica, pelirroja con ojos ¿azules?, ¿verdes? No podría confirmarlo pues no la veía del todo bien, pero estaba más que buena.

–Creo que será mejor irnos –opinó Zabdiel.

–¿Estas de broma? Si esto es lo mejor del mundo, no seas aguafiestas y ven a mirar –gruñí enojado.

–No me refería a esto. Tu eres como Richard, sólo quería verlas, no entrometerme con su intimidad y verlas desnudas, depravados –rodee los ojos y me separe de la pequeña ventana. Me acerque a Zabdiel y le di una de mis más falsas sonrisas.

–Vamos dentro –opino Richard, sólo asentí y volví a seguirlos. Esperaba que no pasará nada malo pues si era así seguramente aquí y mi madre me darían un castigo de por vida, que no me importaba en absoluto pero lo que más odiaba era el que me dieran órdenes.

–¿Estas escuchando? –mire a Zabdiel y sin comprenderlo mucho sólo asentí. El siguió caminando y pude ver que estábamos a tan sólo unos metros de entrar por la puerta principal.

–Si nos descubren les juro que los mato par de imbéciles –escuche sus risas, no se lo tomaron enserio, los odio.

Una vez dentro del instituto el olor a chica inundo mis fosas nasales. Olía más que bien, me quedare aquí, ya he dicho.

Ellos miraron ambos lados antes de abrir una puerta de las tantas habitaciones que había aquí. Entraron sin hacer mucho ruido, los mire confundido, me hicieron una seña para que también entrara y lo hice. Las luces estaba apagadas, no lograba ver nada.

–¿Zabdi? –escuche un voz llamándolo, pronto el interruptor fue prendido y logre ver a dos chicas acostadas en camas diferentes.

–¡Mila! –se acercó a ella y la abrazo, espere a que la besara o algo así más sin embargo nunca pasó.

–Son hermanos –alguien susurro en mi oído. Me gire encontrándome con un Richard sonriente.

–¿Ah?

–Bueno, Richard tu ya las conoces. Joel ellas son Mila –señalo a la rubia–. Y ella es Emma.

Ahora señalo a la morena, me acerque como todo caballero y las salude con un beso en la mejilla. Richard se acercó a Emma y de un brinco término en su cama, ella se acercó a el y le planto un beso en sus labios, Richard la tomo de la cintura apegandola más a el.

–¡Basta! –reprocho Zabdiel, solté una risita y ambos se separaron.

La rubia quien al parecer era hermana de Zabdiel me regaló una sonrisa y sin que su hermano se diera cuenta me guiñó un ojo, valla creo que está es de las llevaditas.

Insane |Joel PimentelWhere stories live. Discover now