Capítulo 35 »Último«

1.9K 196 17
                                    


–Tráela a mi, Joel –susurró esa voz.

Sentí como me tomaba del brazo y me levantaba de la cama con agilidad.

–¡Suéltala! –gritó mi hermano, Joel me pegó a su pecho y colocó sus manos en mi cuello evitando que pudiera moverme.

–¡Quiten todo eso o la mato ahora mismo! –gritó, su voz se había tornado distinta, no dejaba de temblar del miedo. Ellos se quedaron en la misma posición sin hacer nada, pero en cuanto lo vieron apretar más de mi cuello, corrieron y quitaron el mueble de la puerta.

–Será mejor que se queden aquí, por sus vidas –advirtió.

Christopher me miraba con tristeza, sus ojos estaban apunto de expulsar las lágrimas. Lo mire por últimas vez antes de que Joel me sacará de la habitación. El pasillo estaba desolado y la persona que hace minutos, había tocado la puerta, no estaba.

Lo vi sacar del interior de su pantalón, una pistola. ¿Qué hacia? La presionó contra mi nuca y advirtió que no diera un pasó en falso o dispararía.

Abrió la puerta de una de las habitación y me empujo ahí, el entro detrás de mi.

Trague saliva y me atreví a acercarme a el.

–Está bien, soy yo, soy Angie –acaricie su rostro. El me tomo por los hombros y me empujo contra la pared, su mano se posó en mi cuello apretando el agarre, intente quitarlo con mis manos pero era imposible, por mucho tenía más fuerza que yo. Le di un rodillazo y el se tambaleo soltando su agarre, aproveche y comencé a correr pero pronto sentí como me tomo de nuevo del brazo y jalo de mi, tirándome al suelo. Como pude me levanté, el se acercaba a mi con rapidez, le di la vuelta y me posé detrás de el, lo abrace de la cintura, apretándolo.

–¡Joel! ¡Soy yo! –grité sintiendo las lágrimas caer. Tenía la ligera esperanza a que reaccionara.

Pasó su mano por detrás y jalo mi cabello tirándome al suelo. Me dio un golpe en el rostro con una fuerza brutal, mi corazón quería salirse de mi pecho. La pistola cayó al suelo, aproveche y la tome entre mis manos, apunte en su dirección.

–¡Joel, para! –el se posicionó aún más cerca de mi–. Para, por favor –susurré, veía que no tenía la intención de dejarme ir.

Posé el arma en mi frente y el rápidamente se subió encima mío y puso su mano sobre la mía, en el arma.

–Soy yo –dije con la respiración agitada–. Soy yo... Está bien, te amo Joel.

Desvió la mirada de mi rostro sin soltar el arma. Lo tome de la mejilla y lo obligue a mirarme.

–Mírame, por favor –pedí, sus ojos conectaron con los míos–. Soy yo –repetía una y otra vez.

Lo oí dar un suspiro y por un momento juré ver sus ojos volver a la normalidad. Su respiración estaba alterada y comenzó a temblar mientras más me miraba, había confusión en su rostro.

–Mátala –volvió a hablar esa voz.

El soltó un grito y alejó el arma de mi para disparar hacia donde había venido la voz, no había nadie ahí.

El se alejó rápidamente y tomo su cabeza entre sus manos.

–¡PARA! ¡YA! –gritó como un loco.
Me aleje de el sintiendo nuevamente el miedo.

Parecía tan distraído, que sólo corrí hacia donde estaban los chicos. Ellos me miraron asombrados y me lance en los brazos de mi hermano. Las sirenas de la policía se comenzaron a escuchar, también podía oír las de la ambulancia.

Y ahí solté un suspiro de alivio, ya todo había acabado.

Insane |Joel PimentelWo Geschichten leben. Entdecke jetzt